El deporte, entendido como un sistema, se convierte en esta sociedad en un fenómeno muy complejo en el que se advierte una multiplicación de subsistemas. Así, hoy podemos hablar de deporte competitivo, expresivo, instrumental y espectáculo. Esta categorización, con algunos elementos novedosos, permite recoger la diversidad de nuevas práctica físico deportivas, las transformaciones cuantitativas y cualitativas en los grupo sociales de practicantes, así como las modificaciones en las características asociativas y organizativas en las que se desarrollan las actividades deportivas o recreativas, que requieren, además, modelos de gestión diversos.
La dinámica deportiva está mostrando las siguientes tendencias:
1. Individualización y personalización de las prácticas.
2. Deslocalización de las prácticas clásicas.
3. Ecologización de las actividades.
4. Combinación e hibridación de diferentes prácticas deportivas.
5. Tecnologización como símbolo de modernidad e innovación.
6. Puesta en escena de la aventura y el riesgo.
7. Feminización creciente, tanto por lo que hace referencia al número de mujeres prácticantes como a los valores “blandos” que acompañan las nuevas modalidades.
8. Difusión de prácticas que significan la incorporación de personas con necesidades especiales.
Parece claro que el sistema deportivo, incluido dentro de las prácticas corporales, se complejiza al unísono que su entorno, el sistema social. No debe sorprendernos que, ante una sociedad cada vez más reflexiva, donde la percepción de las contingencias sociales, políticas, religiosas, ecológicas y económicas aumenta tanto como la incertidumbre futura, el sistema deportivo origine un ámbito nuevo, con una nueva cultura deportiva que genere situaciones análogas y produzca percepciones comparables a las que se dan en el sistema socio cultural. Por ejemplo:
1. Junto a la sociedad de riesgo, el deporte de riesgo.
2. Junto a la sociedad tecnificada, las propuestas corporales tecnificadas.
3. Frente a la velocidad de los cambios, lo inasible de la información, y tecnologías que nace obsoletas y para ser descartadas rápidamente, actividades corporales que mutan día a día.
Si la sociedad contemporánea está marcada por el hiperindividualismo competitivo, el narcisismo, la crisis de sentido, el consumo, la pluralidad de códigos y de signos, la complejidad, la contingencia, la incertidumbre y, en definitiva, el riesgo...¿qué podemos esperar de las búsquedas y apetencias corporales de los sujetos sino un espacio en el cual experimentar de forma voluntaria con el riesgo para después hacerle frente al riesgo social, en mejores condiciones?
En fin, el debate sobre el sistema de valores y significados asociados al deporte y las actividades corporales en las sociedad actuales, sigue tan abierto como ellas mismas.
Mariano Giraldes
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