FUENTE: Diario La Nación - Sebastián A. Ríos
jueves, 29 de abril de 2010
Diabetes: elevada y en aumento
FUENTE: Diario La Nación - Sebastián A. Ríos
jueves, 22 de abril de 2010
ALGUNAS VERDADES YA NO SIGNIFICAN
cuando a fuerza de rechazos se está cansado de los ideales y hasta de las sospechas,
se nos hace imprescindible volver siempre a nuestras prácticas, llenándolas de sentidos renovados.
Pareciera entonces que, por ahora, no está permitido nombrar ni pensar en una Educación Corporal, pese a los vacíos terminológicos en que se mueve la Educación Física desde sus inicios, ya no tan recientes.
Analizaremos algunas en seguida; pero, antes de ello, anotemos primero, que tal cambio será sólo de nombre, si nuestras prácticas no mejoran y se resignifican.
¿Qué es un mundo significante?
De acuerdo con J.L. Nancy, “sentido” está muy lejos de ser idéntico a “significación”. La significación es el sentido identificado, mientras que el sentido, no reside más que en la llegada de una significación posible.
Ayudar a producir significaciones renovadas e identificadas, podría, entonces, tener toda clase de funciones prácticas, técnicas, morales, sociales, políticas y también filosóficas. Veamos sólo un ejemplo:
Punto clave: Es porque imaginamos este tipo de intervenciones del maestro del cuerpo, que suponemos que ayudar a producir significaciones renovadas, tiene toda clase de funciones prácticas, técnicas, morales, sociales, políticas y también filosóficas.
Claro que no resulta fácil asombrarnos- sin angustiarnos- ante el hecho de que el mundo de significaciones que hemos construido en torno a la Educación Física, ha tenido una historia, que esa historia ha cumplido su ciclo, que este cumplimiento es todo un acontecimiento y que nosotros, nos guste o no, estamos a la búsqueda de nuevos sentidos. Que podrían ser acompañados por nuevas maneras de nombrar lo que hacemos. Es la exposición al sentido que permite ser identificado lo que hace a nuestro-ser-en-común, y no la comunicación al enseñar de aquellas significaciones valiosas para nosotros, pero incomprensibles para nuestros alumnos.
Punto clave: Nuestra historia como disciplina se ha construido a expensas de sentidos que abandonamos y que permiten la llegada de otros nuevos. Ese abandono es nuestra historia.
Otros argumentos que pueden ser de utilidad:
Si nos decidimos a hablar de Educación Corporal y sugerimos que tal nombre representa mejor nuestras prácticas y saberes, debemos ser capaces de expresar un discurso que anuncia, que imparte lección, que da consejo. Incluso- y me parece definitivo- tal discurso incita a seguirlo gracias al ejemplo de la manera en que el maestro “trata” y se relaciona con su propio cuerpo.
Tal traslación no será sencilla. Es sorprendente, a veces desconcertante, observar como incansablemente se propone el retorno a las mismas enseñanzas que caracterizaron la etapa fundacional de la Educación Física. Lo que tiene una cierta lógica: cada una de ellas tuvo, en su momento, su razón de ser y su función.
Aprovechemos esa enseñanza y admitamos la contingencia y limitación de las herramientas conceptuales con las cuales nos hemos acercado -y nos seguimos hoy acercando al mundo- y dispongámonos a la renovación, los cambios y la originalidad. Las herramientas, los nombres y los procedimientos que hemos utilizado no son eternos.
En el registro de la cultura corporal a que hago referencia, supongo que se justifica un cambio de denominación. Pero para que se justifique, aún a riesgo de la maledicencia, digo que el contenido de las lecciones importa. Pero no tanto como el desarrollo en nuestros alumnos de la capacidad de escuchar, o mejor, de volver a escuchar una lección, de que se comprometan corporalmente, de que los padres vuelvan a mandar sin fin a sus hijos a la escuela, con la esperanza y la exigencia de que en ella, como en la casa, cada niño, cada joven habrá de empaparse de anuncios de significación posibles, para todo lo que aprende. O sea: de sentidos identificados.
Bien alejados por cierto, de aquellos sentidos que propone el mercado.
Hablar de Educación Corporal en vez de hablar de Educación Física, se justificará plenamente apenas seamos capaces de proyectar, muy lejos o muy alto, el sentido de su enseñanza. Pensar dejando que el sentido aparezca es todo un hacer. Pensar cualquier tontería es sencillo. El asunto es que pensar valga la pena.
Pensar significa pesar. Y es, antes que nada, dejar que pese lo que pesa. Dejar que pese nuestra cultura de Occidente con toda la carga de su agotamiento, inclusive. Y de su aventura de búsqueda de nuevos sentidos.
Desde luego que no es fácil asomarse a la posibilidad de tener que exponerse al límite del "hombre", de Occidente, de la historia, de la filosofía...
Hay que animarse a suponer, por ejemplo, que la verdad nunca es nueva. Es siempre de nuevo la misma. Lo que sucede es que las verdades de antiguo cuño desbordan y tropiezan con la significación. Ya no significan más. Para comprobarlo basta enfrentarlas con los nuevos sentidos.
Inclusive, el asombro ante lo que vivimos en la modernidad tardía, podemos entenderlo como la señal de que la posibilidad de significación que tiene el hombre, toca sus límites: sencillamente no podemos significar más tanto cambio. Es entonces cuando el sentido es puesto al desnudo.
MG
jueves, 8 de abril de 2010
Pildoritas
Lo normal y lo desviado
¿Qué pensás de Mozart? La respuesta suele ser: ¡Es un genio!
¿Qué pasa con el asesinato? La respuesta suele ser: está mal.
Mozart y el asesinato se desvían de la normalidad. Ya sea por lo genial o lo punible, se desvían de la normalidad. Pero la aceptación de este enunciado supone aceptar ciertas etiquetas sociales impuestas que deciden qué es normal y qué desviado.
Mozart, por ejemplo, sólo es un genio al que le apasiona el cromatismo y si le gusta el período clásico de la música occidental. Y el asesinato se paga con prisión si atropellas con el auto a una viejita por la calle, porque no te gustó el sombrero que llevaba puesto. Pero si asesinás a muchas personas en una guerra, probablemente ganes medallas, te feliciten los políticos y las chicas quieran irse a la cama con vos; es decir serás un héroe.
Maradona al desviarse de las normas y pese a admirarlo como futbolista, es considerado un tramposo en Inglaterra y un héroe en la Argentina
¿Por qué tales contradicciones?
Porque los grupos sociales establecen reglas que esperan ponerlas en práctica, que definen lo correcto y lo incorrecto, lo permitido y lo prohibido, lo normal y lo desviado, que etiquetan a los actores sociales según el cumplimiento o incumplimiento de estas reglas.
Hasta hace medio siglo, la desviación se estudiaba como problema a resolver. Un criminal era aquel que las instituciones encargadas de determinar qué era un criminal habían etiquetado como tal.
No se estilaba preguntar ¿Qué es un desviado? La pregunta, más bien era ¿qué hacemos con un desviado?
Lo mismo sucedía con la torpeza motriz o, por el contrario, con la habilidad. Los tests servían para determinar una u otra y venía la etiqueta “dentro de la norma” o “fuera de ella”.
Que la torpeza motriz fuera una estrategia para no ser molestado por un sistema que miraba solo a los más aptos o consecuencia de una historia con el propio cuerpo desfavorable, no era- y sigue sin serlo- importante. Vale la pena repetirlo: las lagunas madurativas que se reflejan en lo motor, las verdaderas “deficiencias” motrices son escasas. Lo que abunda es la falta de propuestas razonables y de buenos maestros.