Buscar este blog

jueves, 8 de abril de 2010

Lo normal y lo desviado


¿Qué pensás de Mozart? La respuesta suele ser: ¡Es un genio!
¿Qué pasa con el asesinato? La respuesta suele ser: está mal.
Mozart y el asesinato se desvían de la normalidad. Ya sea por lo genial o lo punible, se desvían de la normalidad. Pero la aceptación de este enunciado supone aceptar ciertas etiquetas sociales impuestas que deciden qué es normal y qué desviado.
Mozart, por ejemplo, sólo es un genio al que le apasiona el cromatismo y si le gusta el período clásico de la música occidental. Y el asesinato se paga con prisión si atropellas con el auto a una viejita por la calle, porque no te gustó el sombrero que llevaba puesto. Pero si asesinás a muchas personas en una guerra, probablemente ganes medallas, te feliciten los políticos y las chicas quieran irse a la cama con vos; es decir serás un héroe.
Maradona al desviarse de las normas y pese a admirarlo como futbolista, es considerado un tramposo en Inglaterra y un héroe en la Argentina

¿Por qué tales contradicciones?

Porque los grupos sociales establecen reglas que esperan ponerlas en práctica, que definen lo correcto y lo incorrecto, lo permitido y lo prohibido, lo normal y lo desviado, que etiquetan a los actores sociales según el cumplimiento o incumplimiento de estas reglas.
Hasta hace medio siglo, la desviación se estudiaba como problema a resolver. Un criminal era aquel que las instituciones encargadas de determinar qué era un criminal habían etiquetado como tal.
No se estilaba preguntar ¿Qué es un desviado? La pregunta, más bien era ¿qué hacemos con un desviado?
Lo mismo sucedía con la torpeza motriz o, por el contrario, con la habilidad. Los tests servían para determinar una u otra y venía la etiqueta “dentro de la norma” o “fuera de ella”.
Que la torpeza motriz fuera una estrategia para no ser molestado por un sistema que miraba solo a los más aptos o consecuencia de una historia con el propio cuerpo desfavorable, no era- y sigue sin serlo- importante. Vale la pena repetirlo: las lagunas madurativas que se reflejan en lo motor, las verdaderas “deficiencias” motrices son escasas. Lo que abunda es la falta de propuestas razonables y de buenos maestros.

1 comentario:

Nestor Trepode dijo...

Muy cierto , si vemos a un niño ¨torpe motrizmente¨ y no hacemos nada para corregirlo, ¿qué estamos haciendo como maestros del cuerpo?