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lunes, 29 de agosto de 2011

Las argentinas no creen que pueden correr riesgo cardíaco

Las mujeres corren más riesgo de morir por un cáncer que por un infarto; los problemas cardíacos son más frecuentes en los hombres. ¿Verdadero o falso?

No lo dude: ambas afirmaciones son erróneas. Pero a juzgar por los resultados de una encuesta que acaban de responder 538 mujeres de 26 localidades de todo el país, entre las argentinas reina un peligroso malentendido: que los infartos de miocardio y los accidentes cerebrales son un problema exclusivamente masculino.

El 60% de las consultadas en el estudio realizado por TNS-Gallup para la campaña "Cuida tu corazón", que patrocina la Fundación Favaloro, contestó que no cree estar en peligro de sufrir enfermedades cardiovasculares, aunque datos de la Organización Mundial de la Salud muestran que en el mundo una de cada tres mujeres muere por estas patologías.

"Las cardiopatías son la primera causa de muerte y de morbilidad [enfermedad], tanto en el hombre como en la mujer, en especial después de la menopausia" -dice la doctora Laura Brandani, jefa de prevención y rehabilitación cardiovascular de la Fundación Favaloro-. Por eso en 2009 se sancionó la ley 25.501, de atención prioritaria de las enfermedades cardiovasculares."

Es más, según agrega el doctor Roberto Favaloro, presidente de la fundación, "después de los setenta años, la mayoría de las cirugías cardíacas se hacen en mujeres".

El trabajo, que se desarrolló durante el mes de julio, reveló que el desconocimiento sobre esta vulnerabilidad del organismo femenino está muy difundido. Sólo 6 de cada 100 encuestadas respondieron que las patologías cardiovasculares son la primera causa de muerte, mientras que 6 de cada 10 citó el cáncer como la causa más frecuente.

Las estadísticas, sin embargo, muestran algo diferente: el número de muertes por enfermedades cardiovasculares duplica las que provoca el cáncer.

"En la Argentina, de cada 100.000 habitantes, por año 250 fallecen por una enfermedad cardiovascular y el 40% son mujeres", dice Brandani.

SABER, EL MEJOR REMEDIO

Estudios realizados en los Estados Unidos prueban que gracias a las campañas de concientización comenzó a registrarse un descenso de las cardiopatías entre los hombres. "Como habitualmente se focalizaba en ellos, hasta ahora no pudo lograrse lo mismo con las mujeres -agrega-. No tienen conciencia de prevención y la incidencia de problemas cardiovasculares se mantiene estable. Necesitamos campañas más agresivas."

Pero aunque el desconocimiento y la falta de información son los principales factores que predisponen a padecer estas enfermedades, más de la mitad de las participantes en la encuesta dijeron estar desinformadas sobre los riesgos que plantean, tanto más cuanto más bajos eran su nivel educativo y su edad. Y también la mitad refirió que el médico nunca le había hablado sobre enfermedades cardíacas cuando consultó sobre otros problemas de salud.

"Como [la Fundación] es un centro de derivación, la mayoría de las mujeres llega por indicación de un médico -explica Favaloro-, y muchas veces, cuando no tienen síntomas, se sorprenden. Los hombres están mucho más al tanto de su riesgo cardíaco, y por eso se cuidan y se anticipan más, aunque conocen menos del enfisema y del cáncer de pulmón. Las mujeres, para hacerse los exámenes de control, recurren más al ginecólogo, porque le temen al cáncer. Y muchas veces éste no les toma la presión, aunque una de las causas más importantes de enfermedad cardíaca es la hipertensión, que entonces no se diagnostica."

Para los médicos, si las mujeres toman conciencia de la existencia de este enemigo silencioso y comienzan a modificar ciertos factores de riesgo, como el sobrepeso, el sedentarismo y el tabaquismo, el riesgo de desarrollar una enfermedad coronaria descenderá sensiblemente.

En ese sentido, también son sugestivas las razones que esgrimieron como obstáculo para adoptar conductas saludables: el 49% manifestó que no quería cambiar su estilo de vida; el 43%, que tenía "obligaciones y otra gente que cuidar"; el 34%, que no tenía "el dinero o la cobertura médica para hacer las cosas que deben hacerse"; el 29%, que no creía que cambiando su conducta reduciría su riesgo cardiovascular; el 27%, que no tenía tiempo para cuidar de sí misma; el 34%, que su médico no pensaba que debía preocuparse por enfermedades cardíacas, y el 21%, que estaba demasiado estresada para hacer las cosas que deben hacerse, entre otras.

Precisamente, para tratar de motorizar un cambio de actitud, en 2002 se creó en los Estados Unidos la campaña "The heart truth" ("La verdad del corazón"), que promueven el Instituto Nacional del Corazón, los Pulmones y la Sangre, y el grupo Ogilvy. Allí, en 10 años se duplicó el conocimiento que las mujeres tenían acerca de la problemática.

La Argentina es el primer país latinoamericano que adoptó esta iniciativa con el nombre de "Cuidá tu corazón". Esta es la segunda vez que la encuesta sobre conocimiento del riesgo de las enfermedades cardiovasculares en las mujeres se realiza en el país, pero la comparación entre ambos estudios todavía no arroja diferencias significativas.

CAMBIAR LAS CONDUCTAS

Ricardo Hermelo, de TNS Gallup, opinó que "intentar cambiar las conductas de las personas para lograr una vida mejor es uno de los grandes desafíos de las políticas públicas. Este estudio muestra que si las mujeres son informadas adecuadamente, estarían predispuestas a implementar acciones para reducir este tipo de enfermedades".

También como parte de la campaña, el próximo lunes, a las 17.30, se realizará en el hotel Sheraton (de Retiro) el desfile del Vestido Rojo, que es un símbolo de la campaña y del que participarán figuras de la moda y el espectáculo.

Y enseguida concluye: "Las medidas de prevención de las enfermedades cardiovasculares son muy simples: hay que dejar de fumar, hacer actividad física media hora o 40 minutos por día y comer sano (con una dieta variada que incluya varias porciones diarias de frutas, verduras, carnes magras, cereales, pocos fiambres, grasas y embutidos). Si esto se mantiene en el tiempo, hace una diferencia. Más allá de la problemática individual, hay que tener en cuenta que, contrariamente a lo que suele creerse, con los mismos factores de riesgo, a nosotras nos va peor".

SÍNTESIS

"Más allá de la problemática individual, contrariamente a lo que suele creerse, ante los mismos factores de riesgo, a nosotras nos va peor".
Laura Brandani
JEFA DE PREVENCION DE LA F. FAVALORO


"Las mujeres, para hacerse los exámenes de control, van al ginecólogo, porque le temen más al cáncer. Y a veces ni se toman la presión".
Roberto Favaloro
PRESIDENTE DE LA FUNDACION

TRES REGLAS DE ORO



  • Evitar el tabaquismo. Tiene consecuencias peores aún en el organismo de la mujer que en el del hombre.


  • Adoptar una dieta saludable. Debe ser variada, incluir varias porciones de frutas y verduras, incorporar semillas y cereales, y evitar las grasas, la sal y los embutidos.


  • Hacer actividad física. Un programa moderado, de 30 minutos diarios, si se mantiene en el tiempo tiene efectos beneficiosos.

FUENTE: Diario La Nación. Por Nora Bär.

miércoles, 17 de agosto de 2011

Lanzan el plan "Nutrición 10. Hambre 0"

En la Argentina, gracias a los programas alimentarios, se redujo mucho la desnutrición aguda. Esa es la buena noticia. La mala es que el 8% de los chicos menores de 6 años y el 10% de los que están en edad escolar sufren desnutrición crónica, que el 30% de los menores de dos años presenta anemia, que algo más de tres millones tienen sobrepeso u obesidad...



Estas falencias nutricionales, entre otras, inciden dramáticamente en su desarrollo físico y cognitivo, y, contra lo que podría pensarse, no afectan sólo a los chicos de familias pobres, sino que recorren todo el espectro social. Para superarlas, una histórica iniciativa que se lanzará hoy, en el Congreso Argentino de Nutrición, que agrupa a más de 1000 organizaciones de la sociedad civil de todo el país, intentará lograr un cambio de paradigma. Con el lema de "Nutrición 10. Hambre 0", reúne a investigadores, productores, bancos de alimentos y agrupaciones que trabajan "en la trinchera", como la Red Solidaria, el Centro de Estudios sobre Nutrición Infantil (Cesni), el Programa de Agronegocios de la Universidad de Buenos Aires, la Cooperadora para la Nutrición Infantil (Conin) y Solidagro, entre muchos otros.



"Durante años pensamos que dar comida paliaba el hambre y aseguraba la nutrición -explica el doctor Esteban Carmuega, director de Cesni-, cuando en realidad superar el hambre es una condición necesaria, pero no suficiente para resolver la nutrición. Esta iniciativa es un esfuerzo para que nuestros niños expresen todo su potencial. Hoy, el 10% no lo logra."



Como suele suceder, la idea de plantearse metas más ambiciosas surgió casi por casualidad durante un seminario en el que participaba Juan José Llach, ex ministro de Educación. Allí, planteó que la Argentina, a diferencia de Brasil y de lo que se viene haciendo, en lugar de conformarse con sólo paliar el hambre, tendría que apostar a mejorar la nutrición de su gente. "En lugar de hambre cero, nutrición 10", subraya el doctor Sergio Britos, director del Programa de Agronegocios de la UBA.



Ricardo Hara, empresario agropecuario y presidente de Solidagro, recogió el guante y al día siguiente envió un mail a un grupo de amigos y conocidos. "Rápidamente, más y más gente se fue sumando a la iniciativa", recuerda Britos. Bastaron menos de tres meses para que la suma de voluntades se cristalizara en el acuerdo que hoy a las 15 se presenta en el Salón San Telmo del Hotel Sheraton Retiro.



"Depusimos todo tipo de diferencias y protagonismos en pos de la construcción de una red que cubre el país de punta a punta, y que se plantea erradicar el hambre y la desnutrición en cinco años", agrega Carmuega.



Según los especialistas, cuando el parámetro de la nutrición es el peso, los chicos engordan con baja talla. "Es lo que vemos hoy -explica-. Terminan su crecimiento con unos tres centímetros menos de altura que si hubieran estado bien nutridos. En el plazo inmediato, se enferman más. En el largo plazo, el retraso de talla implica pérdida de capacidad cognitiva, que se traduce en fracaso escolar. Por cada punto de altura que se pierde, también se pierde un año de escolaridad y aumenta un 20% el riesgo de repitencia."



Un estudio que se inició en Guatemala hace treinta años demostró en números muy contundentes la trascendencia que puede tener una buena nutrición. "A los chicos de dos ciudades se les suplementó adecuadamente la alimentación y a los de otras dos, no -cuenta Carmuega-. Tres décadas más tarde, las personas mejor nutridas ganan un 46% más, y las mujeres tienen mayor talla, algo que se transmite de generación en generación, porque luego tienen chicos con mayor peso al nacer."



Contra lo que podría suponerse, mejorar la nutrición es mucho más que entregar alimentos. Implica promover la salud y el cuidado de la mujer en edad fértil, lograr que no fume ni tome alcohol, o que trabaje excesivamente durante el embarazo; que evite las infecciones y tenga una buena progresión de peso. También es indispensable instalar la lactancia exclusiva durante los primeros seis meses del bebe, algo que hoy no se cumple en dos de cada tres chicos. "No hay intervención más costo-efectiva que la lactancia materna -dice Carmuega-. Permite alcanzar mayor talla y más capacidad cognitiva, además de disminuir el riesgo de enfermedades crónicas y obesidad."



Según los especialistas, un programa que persiga estos objetivos no exigiría mayores recursos. Por el contrario, es no invertir en nutrición lo que resulta muy caro. Juan Llach, creador de la idea, sugiere que entre las medidas posibles a evaluar figura la de "universalizar la asignación por hijo y pagar no menos de las dos terceras partes con una tarjeta de compra de alimentos que tenga descuentos importantes en los más nutritivos y más faltantes en las dietas habituales (tales como lácteos, frutas o verduras)". Agrega que "si se combinan los incentivos económicos (tarjeta) con la tarea educativa desde la más tierna infancia, y también un cambio en los kioscos escolares", las chances de llegar a buen puerto son altas. "Esto insumiría alrededor del 1% del PBI, sólo la cuarta parte de lo hoy que se invierte en subsidios, en muchos casos destinados a sectores pudientes", subraya.



"Hoy, muchas de las intervenciones están pensadas desde el paradigma de la pobreza -dice Britos-. Y si hacemos políticas alimentarias para pobres... hacemos pobres políticas alimentarias."



Juan Carr, impulsor de la Red Solidaria y por fortuna optimista incurable, se siente confiado: "Entré en la Facultad de Veterinaria para mejorar la nutrición y llegar al hambre 0 -dice-. Es mi obsesión personal y hoy, a los 49 años, creo que es posible. Con cuatro días de la cosecha de maíz y arroz del año pasado más algo de huevo tenemos comida para todos los hambrientos de la Argentina, alrededor de 2 millones de personas. El gobierno, las municipalidades, la Iglesia, todos trabajan muy bien... Lo que hace falta ahora es un gran acuerdo.".






FUENTE: Diario La Nación. Por Nora Bär