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sábado, 12 de noviembre de 2011

Es lo que hay

Es una frase que, intuitivamente, nunca me gustó. Hoy mismo volví a escucharla en una mesa de café. Hablábamos de las vandálicas pintadas en las paredes del museo Casa de Yrrurtia, una hermosa casa colonial, de las pocas que quedan en el barrio de Belgrano, tan bien cuidada como visitada, pero dañada cotidianamente como muchos otros monumentos de la ciudad.

-¡Es lo que hay!, exclamó entonces uno de los amigos, con una mezcla de resignación y hastío.

Alguna lectura de Walter Benjamín me permitió ir un poco más allá de lo intuitivo.En primera instancia, si le hacemos caso a la frase, parecería que no hay más remedio que acostumbrarse a la violencia y la destrucción en el contexto de nuestra percepción cotidiana como ciudadanos.

Lo malo es que en cuanto se acepta el acostumbramiento, se eleva al rango de norma tanto un hecho de vandalismo como un giro negativo de la historia. Se aleja uno de un estupor saludable ante lo todavía posible. Roba pero hace, slogan utilizado por un político brasilero para su campaña, demuestra la misma lógica.

Contra ella hay que afirmar la noción de lo catastrófico de ciertas normas que se aceptan porque es lo que hay. Precisamente, que la cosa siga así, ésa es la catástrofe.

miércoles, 26 de octubre de 2011

Lo propio y lo ajeno

Cuando Freud recordó que la anatomía es el destino, quiso significar que el cuerpo era el límite de todo anhelo de trasformación subjetiva. La medicina de nuestro tiempo ha demostrado que el cuerpo propio bien puede ser un cuerpo ajeno, con corazón ajeno, pulmón ajeno, o prótesis de toda índole, que vienen a evidenciar que cada uno de nosotros puede estar constituido por lo impropio antes que por lo propio.

A todo esto se ha ido sumando el auge de la metamorfosis genital y ella se ha consumado con el pasaje a lo que podríamos considerar, objetivamente al menos, como el logro del tránsito a la alteridad absoluta. Digo "objetivamente al menos" por que ese pasaje, subjetivamente suele llegar a ser mucho más incierto.

La identidad es una cuestión que la ciencia no terminará nunca de resolver. Estas reflexiones apuntan a situar el proyecto de ley de cambio de sexo dentro de un marco psicológico y ético que no puede ser disociado del derecho. Es imprescindible evaluar esa viabilidad como posibilidad y como derecho caso por caso, sin incurrir en el riesgo de generalizaciones que pueden desconocer las circunstancias personales que impulsan a alguien a tomar la decisión de pasar a ser otro u otra. En suma, es imprescindible prestar minuciosa atención a las motivaciones y al equilibrio o desequilibrio subjetivos que en este tipo de cuestiones siempre están en juego.

El autor es filósofo y ensayista por Santiago Kovadloff para el diario La Nación

lunes, 24 de octubre de 2011

¿Y si jugamos a aprender de los promotores?

Note el lector que el título apela a una de las clásicas fórmulas para empezar cualquier juego en el que está claro que se juega “al como sí…”

Jugando al como si fuésemos promotores de prácticas corporales en búsqueda de sentido, tendríamos que renunciar al control. En cambio, como pedagogos pretendemos controlar los efectos de aquello que enseñamos.

Un promotor no les pide a los asistentes a cualquier práctica que se apasionen con ella. Le alcanza con exponer esa pasión que, casi seguro, lo domina a él. Hay algo allí muy sugestivo. El motor es la pasión; no es la educación ni la cultura. Que tienen otro espacio y otra lógica. Por que lo que es fundamental es la relación que se consigue armar entre la actividad que promociona y los practicantes.

¡Ah! quizás un poco descolgado, se me cruza ahora una expresión feliz de los que juegan al polo competitivo, de cualquier handicap…

Cuando se entrenan para jugar, no dicen “vamos a entrenar”. Dicen "Vamos a jugar una práctica". ¿De dónde les vendrá la expresión? ¿Al competir, seguirán más cerca del juego que del caballazo para obtener ventaja?

lunes, 29 de agosto de 2011

Las argentinas no creen que pueden correr riesgo cardíaco

Las mujeres corren más riesgo de morir por un cáncer que por un infarto; los problemas cardíacos son más frecuentes en los hombres. ¿Verdadero o falso?

No lo dude: ambas afirmaciones son erróneas. Pero a juzgar por los resultados de una encuesta que acaban de responder 538 mujeres de 26 localidades de todo el país, entre las argentinas reina un peligroso malentendido: que los infartos de miocardio y los accidentes cerebrales son un problema exclusivamente masculino.

El 60% de las consultadas en el estudio realizado por TNS-Gallup para la campaña "Cuida tu corazón", que patrocina la Fundación Favaloro, contestó que no cree estar en peligro de sufrir enfermedades cardiovasculares, aunque datos de la Organización Mundial de la Salud muestran que en el mundo una de cada tres mujeres muere por estas patologías.

"Las cardiopatías son la primera causa de muerte y de morbilidad [enfermedad], tanto en el hombre como en la mujer, en especial después de la menopausia" -dice la doctora Laura Brandani, jefa de prevención y rehabilitación cardiovascular de la Fundación Favaloro-. Por eso en 2009 se sancionó la ley 25.501, de atención prioritaria de las enfermedades cardiovasculares."

Es más, según agrega el doctor Roberto Favaloro, presidente de la fundación, "después de los setenta años, la mayoría de las cirugías cardíacas se hacen en mujeres".

El trabajo, que se desarrolló durante el mes de julio, reveló que el desconocimiento sobre esta vulnerabilidad del organismo femenino está muy difundido. Sólo 6 de cada 100 encuestadas respondieron que las patologías cardiovasculares son la primera causa de muerte, mientras que 6 de cada 10 citó el cáncer como la causa más frecuente.

Las estadísticas, sin embargo, muestran algo diferente: el número de muertes por enfermedades cardiovasculares duplica las que provoca el cáncer.

"En la Argentina, de cada 100.000 habitantes, por año 250 fallecen por una enfermedad cardiovascular y el 40% son mujeres", dice Brandani.

SABER, EL MEJOR REMEDIO

Estudios realizados en los Estados Unidos prueban que gracias a las campañas de concientización comenzó a registrarse un descenso de las cardiopatías entre los hombres. "Como habitualmente se focalizaba en ellos, hasta ahora no pudo lograrse lo mismo con las mujeres -agrega-. No tienen conciencia de prevención y la incidencia de problemas cardiovasculares se mantiene estable. Necesitamos campañas más agresivas."

Pero aunque el desconocimiento y la falta de información son los principales factores que predisponen a padecer estas enfermedades, más de la mitad de las participantes en la encuesta dijeron estar desinformadas sobre los riesgos que plantean, tanto más cuanto más bajos eran su nivel educativo y su edad. Y también la mitad refirió que el médico nunca le había hablado sobre enfermedades cardíacas cuando consultó sobre otros problemas de salud.

"Como [la Fundación] es un centro de derivación, la mayoría de las mujeres llega por indicación de un médico -explica Favaloro-, y muchas veces, cuando no tienen síntomas, se sorprenden. Los hombres están mucho más al tanto de su riesgo cardíaco, y por eso se cuidan y se anticipan más, aunque conocen menos del enfisema y del cáncer de pulmón. Las mujeres, para hacerse los exámenes de control, recurren más al ginecólogo, porque le temen al cáncer. Y muchas veces éste no les toma la presión, aunque una de las causas más importantes de enfermedad cardíaca es la hipertensión, que entonces no se diagnostica."

Para los médicos, si las mujeres toman conciencia de la existencia de este enemigo silencioso y comienzan a modificar ciertos factores de riesgo, como el sobrepeso, el sedentarismo y el tabaquismo, el riesgo de desarrollar una enfermedad coronaria descenderá sensiblemente.

En ese sentido, también son sugestivas las razones que esgrimieron como obstáculo para adoptar conductas saludables: el 49% manifestó que no quería cambiar su estilo de vida; el 43%, que tenía "obligaciones y otra gente que cuidar"; el 34%, que no tenía "el dinero o la cobertura médica para hacer las cosas que deben hacerse"; el 29%, que no creía que cambiando su conducta reduciría su riesgo cardiovascular; el 27%, que no tenía tiempo para cuidar de sí misma; el 34%, que su médico no pensaba que debía preocuparse por enfermedades cardíacas, y el 21%, que estaba demasiado estresada para hacer las cosas que deben hacerse, entre otras.

Precisamente, para tratar de motorizar un cambio de actitud, en 2002 se creó en los Estados Unidos la campaña "The heart truth" ("La verdad del corazón"), que promueven el Instituto Nacional del Corazón, los Pulmones y la Sangre, y el grupo Ogilvy. Allí, en 10 años se duplicó el conocimiento que las mujeres tenían acerca de la problemática.

La Argentina es el primer país latinoamericano que adoptó esta iniciativa con el nombre de "Cuidá tu corazón". Esta es la segunda vez que la encuesta sobre conocimiento del riesgo de las enfermedades cardiovasculares en las mujeres se realiza en el país, pero la comparación entre ambos estudios todavía no arroja diferencias significativas.

CAMBIAR LAS CONDUCTAS

Ricardo Hermelo, de TNS Gallup, opinó que "intentar cambiar las conductas de las personas para lograr una vida mejor es uno de los grandes desafíos de las políticas públicas. Este estudio muestra que si las mujeres son informadas adecuadamente, estarían predispuestas a implementar acciones para reducir este tipo de enfermedades".

También como parte de la campaña, el próximo lunes, a las 17.30, se realizará en el hotel Sheraton (de Retiro) el desfile del Vestido Rojo, que es un símbolo de la campaña y del que participarán figuras de la moda y el espectáculo.

Y enseguida concluye: "Las medidas de prevención de las enfermedades cardiovasculares son muy simples: hay que dejar de fumar, hacer actividad física media hora o 40 minutos por día y comer sano (con una dieta variada que incluya varias porciones diarias de frutas, verduras, carnes magras, cereales, pocos fiambres, grasas y embutidos). Si esto se mantiene en el tiempo, hace una diferencia. Más allá de la problemática individual, hay que tener en cuenta que, contrariamente a lo que suele creerse, con los mismos factores de riesgo, a nosotras nos va peor".

SÍNTESIS

"Más allá de la problemática individual, contrariamente a lo que suele creerse, ante los mismos factores de riesgo, a nosotras nos va peor".
Laura Brandani
JEFA DE PREVENCION DE LA F. FAVALORO


"Las mujeres, para hacerse los exámenes de control, van al ginecólogo, porque le temen más al cáncer. Y a veces ni se toman la presión".
Roberto Favaloro
PRESIDENTE DE LA FUNDACION

TRES REGLAS DE ORO



  • Evitar el tabaquismo. Tiene consecuencias peores aún en el organismo de la mujer que en el del hombre.


  • Adoptar una dieta saludable. Debe ser variada, incluir varias porciones de frutas y verduras, incorporar semillas y cereales, y evitar las grasas, la sal y los embutidos.


  • Hacer actividad física. Un programa moderado, de 30 minutos diarios, si se mantiene en el tiempo tiene efectos beneficiosos.

FUENTE: Diario La Nación. Por Nora Bär.

miércoles, 17 de agosto de 2011

Lanzan el plan "Nutrición 10. Hambre 0"

En la Argentina, gracias a los programas alimentarios, se redujo mucho la desnutrición aguda. Esa es la buena noticia. La mala es que el 8% de los chicos menores de 6 años y el 10% de los que están en edad escolar sufren desnutrición crónica, que el 30% de los menores de dos años presenta anemia, que algo más de tres millones tienen sobrepeso u obesidad...



Estas falencias nutricionales, entre otras, inciden dramáticamente en su desarrollo físico y cognitivo, y, contra lo que podría pensarse, no afectan sólo a los chicos de familias pobres, sino que recorren todo el espectro social. Para superarlas, una histórica iniciativa que se lanzará hoy, en el Congreso Argentino de Nutrición, que agrupa a más de 1000 organizaciones de la sociedad civil de todo el país, intentará lograr un cambio de paradigma. Con el lema de "Nutrición 10. Hambre 0", reúne a investigadores, productores, bancos de alimentos y agrupaciones que trabajan "en la trinchera", como la Red Solidaria, el Centro de Estudios sobre Nutrición Infantil (Cesni), el Programa de Agronegocios de la Universidad de Buenos Aires, la Cooperadora para la Nutrición Infantil (Conin) y Solidagro, entre muchos otros.



"Durante años pensamos que dar comida paliaba el hambre y aseguraba la nutrición -explica el doctor Esteban Carmuega, director de Cesni-, cuando en realidad superar el hambre es una condición necesaria, pero no suficiente para resolver la nutrición. Esta iniciativa es un esfuerzo para que nuestros niños expresen todo su potencial. Hoy, el 10% no lo logra."



Como suele suceder, la idea de plantearse metas más ambiciosas surgió casi por casualidad durante un seminario en el que participaba Juan José Llach, ex ministro de Educación. Allí, planteó que la Argentina, a diferencia de Brasil y de lo que se viene haciendo, en lugar de conformarse con sólo paliar el hambre, tendría que apostar a mejorar la nutrición de su gente. "En lugar de hambre cero, nutrición 10", subraya el doctor Sergio Britos, director del Programa de Agronegocios de la UBA.



Ricardo Hara, empresario agropecuario y presidente de Solidagro, recogió el guante y al día siguiente envió un mail a un grupo de amigos y conocidos. "Rápidamente, más y más gente se fue sumando a la iniciativa", recuerda Britos. Bastaron menos de tres meses para que la suma de voluntades se cristalizara en el acuerdo que hoy a las 15 se presenta en el Salón San Telmo del Hotel Sheraton Retiro.



"Depusimos todo tipo de diferencias y protagonismos en pos de la construcción de una red que cubre el país de punta a punta, y que se plantea erradicar el hambre y la desnutrición en cinco años", agrega Carmuega.



Según los especialistas, cuando el parámetro de la nutrición es el peso, los chicos engordan con baja talla. "Es lo que vemos hoy -explica-. Terminan su crecimiento con unos tres centímetros menos de altura que si hubieran estado bien nutridos. En el plazo inmediato, se enferman más. En el largo plazo, el retraso de talla implica pérdida de capacidad cognitiva, que se traduce en fracaso escolar. Por cada punto de altura que se pierde, también se pierde un año de escolaridad y aumenta un 20% el riesgo de repitencia."



Un estudio que se inició en Guatemala hace treinta años demostró en números muy contundentes la trascendencia que puede tener una buena nutrición. "A los chicos de dos ciudades se les suplementó adecuadamente la alimentación y a los de otras dos, no -cuenta Carmuega-. Tres décadas más tarde, las personas mejor nutridas ganan un 46% más, y las mujeres tienen mayor talla, algo que se transmite de generación en generación, porque luego tienen chicos con mayor peso al nacer."



Contra lo que podría suponerse, mejorar la nutrición es mucho más que entregar alimentos. Implica promover la salud y el cuidado de la mujer en edad fértil, lograr que no fume ni tome alcohol, o que trabaje excesivamente durante el embarazo; que evite las infecciones y tenga una buena progresión de peso. También es indispensable instalar la lactancia exclusiva durante los primeros seis meses del bebe, algo que hoy no se cumple en dos de cada tres chicos. "No hay intervención más costo-efectiva que la lactancia materna -dice Carmuega-. Permite alcanzar mayor talla y más capacidad cognitiva, además de disminuir el riesgo de enfermedades crónicas y obesidad."



Según los especialistas, un programa que persiga estos objetivos no exigiría mayores recursos. Por el contrario, es no invertir en nutrición lo que resulta muy caro. Juan Llach, creador de la idea, sugiere que entre las medidas posibles a evaluar figura la de "universalizar la asignación por hijo y pagar no menos de las dos terceras partes con una tarjeta de compra de alimentos que tenga descuentos importantes en los más nutritivos y más faltantes en las dietas habituales (tales como lácteos, frutas o verduras)". Agrega que "si se combinan los incentivos económicos (tarjeta) con la tarea educativa desde la más tierna infancia, y también un cambio en los kioscos escolares", las chances de llegar a buen puerto son altas. "Esto insumiría alrededor del 1% del PBI, sólo la cuarta parte de lo hoy que se invierte en subsidios, en muchos casos destinados a sectores pudientes", subraya.



"Hoy, muchas de las intervenciones están pensadas desde el paradigma de la pobreza -dice Britos-. Y si hacemos políticas alimentarias para pobres... hacemos pobres políticas alimentarias."



Juan Carr, impulsor de la Red Solidaria y por fortuna optimista incurable, se siente confiado: "Entré en la Facultad de Veterinaria para mejorar la nutrición y llegar al hambre 0 -dice-. Es mi obsesión personal y hoy, a los 49 años, creo que es posible. Con cuatro días de la cosecha de maíz y arroz del año pasado más algo de huevo tenemos comida para todos los hambrientos de la Argentina, alrededor de 2 millones de personas. El gobierno, las municipalidades, la Iglesia, todos trabajan muy bien... Lo que hace falta ahora es un gran acuerdo.".






FUENTE: Diario La Nación. Por Nora Bär

viernes, 22 de julio de 2011

¿Demasiada red social en tu vida privada?

Pasa, claro que pasa. Las nuevas tecnologías se van metiendo en nuestras vidas sin pedir permiso y nuestras costumbres se modifican, a veces poco a poco, a veces de un día para el otro.
Ahora le toca el turno a las redes sociales. Los expertos debaten, se convocan congresos y se congregan foros, se anuncia el fin del mundo tal como lo conocemos y ese tipo de cosas. Después no pasa nada. Pero la verdad es que tu vida está bastante rara estos días.

Fijate:

*Querés saber cómo le fue en la entrevista de trabajo a tu pareja. Se lo preguntás por teléfono. Te responde: "¡Pero......si lo acabo de twittear!"
*Tus discusiones familiares ahora se han mudado al Muro de Facebook. Para peor, algún pariente se le ocurre presionarte con un "estás contra la pared". Sí, claro.
*Tu jefe te pide que lo agregues a tu red en LinkedIn. Vos tenés 2400 contactos. Él, 2.
*Eso no es nada. Tan pronto lo agregás a tu red te pide que lo recomiendes. No da!!!!!!
*Lo primero que te preguntás al probar una nueva aplicación de Twitter para el celular es: "¿Cómo se borran los mensajes directos?"
*Te pasaste cuatro horas chateando con un colega de otro departamento de la empresa. Por la tarde te lo cruzás en el ascensor y se produce el siguiente diálogo:-¿Todo bien?
- Sip. ¿Vos?- Sip.
*Conociste a tus últimas tres parejas en Facebook o Twitter.
*Terminaste con tu última relación por SMS
*Tu última relación, al recibir dicho SMS, te respondió: *Nunc"Es obvio que todavía no revisaste tu mail".
*Nunca habías tenido tantos amigos. Ni tan pocos.
*Cuando le decís a tu cónyuge: "Creo que no tenemos conexión", te pregunta: "¿Llamaste al soporte técnico?" Y a vos esto te parece de lo más normal.
*Lo primero que se te viene a la mente después de conocer a alguien es: "Ahora llego a casa y lo busco en Facebook".
*Vos seguís a tus hijos en Twitter, pero no al revés.
*Sin embargo, tus hijos siguen el Tumblr de la abuela, que es una grossa total. "A ver cuándo me compartís un álbum de Flickr de mis nietos", te demandó la otra vez. Y vos que creías que madre hay una sola. Hay 2.0, por lo menos.
*Tu suegra, en cambio, sigue de cerca tu Timeline.
*Tu cónyuge le creó una cuenta de Twitter al gato. El (el gato) también tiene más seguidores que vos.
*Ya no te olvidás del aniversario de la boda. Qué grande Facebook. Lástima que eran mejores las riñas causadas por los olvidos que la impasible regularidad de la memoria Web.
*Hablando de riñas, reconciliarse por SMS tampoco tiene el mismo gusto.
*"Lo que pasa es que vos no shareás , sos muy 1.0", te reclamó esta mañana tu hijo adolescente. Aceptalo, te dejó sin argumentos.
*Así que fuiste a ver su blog. Está muy bueno. Le dejás un comentario y todo. Al firmar se te ilumina la mente. Ponés: Parent 1.5 .
*Un proveedor te pidió esta mañana línea de fax. Le dijiste que mejor te mande un mail. A los diez minutos recibís un mail con una imagen adjunta. Es una página de Word impresa y escaneada. Te empezás a reír. Lo twitteás. En el Happy Hour se lo vas a contar a tus amigos. "Sí, ya te leímos", te cortan.
*NotaMental: No tuitear todo lo divertido que me pasa porque si no me quedo sin temas de conversación .
*Antes sentías que había demasiadas contraseñas en tu vida. Y tenías razón. Ahora sentís que hay demasiadas hashtags. Y también tenés razón.
*Te emocionás. ¡Por fin alguien le hizo retweet a algo que vos escribiste! La alegría dura poco, no obstante: alguien te dice que el RT te lo hizo un bot , y eso porque mencionaste una marca. Lo más extravagante de todo es que entendés lo que esto significa.
*La menor se encaprichó con un canario. Adiviná qué nombre le va a poner.
*Sí, adivinaste.
*Siempre fuiste un adelantado. Años atrás entendiste el guiño genial de Tiempo de valientes , cuando se oye el sonido del Messenger en la comisaría. El otro día, mientras la secretaria de alguien te decía que alguien estaba muy ocupado para atenderte, oíste el trino del TweetDeck . *Le dejás un papelito con tu username.
*A la tarde te empieza a seguir. Obviamente, no lo seguís y tampoco le respondés los mensajes. *Saber es poder , decís entre dientes. Y luego de eso lo bloqueás.
*El hijo mayor de tu mejor amigo acaba de ser contratado como Community Manager para una empresa multinacional. Se quiere matar. "¿Eso es un trabajo, decime la verdad?" Te pasás 45 minutos explicándole que no sólo es un trabajo, sino que es un gran trabajo. Al final parece convencido. Dice: "Bueno, qué sé yo, mejor que empiece de abajo, ¿no?" #NoEntendisteNada
*Un colega te sugiere que agregues a otro, a quien le has retirado el saludo, como amigo en Facebook. Estás por rechazarlo, pero, sin darte cuenta de que es una sugerencia y no un pedido, lo aceptás, sintiéndote superior. "Al final vino al pie", pensás. Unos días después te llega el aviso: "Fulano ha aceptado tu solicitud de amistad". ¡Grrr!
*"Esto hay que twittearlo" se ha convertido en un reflejo pavloviano ante cada cosa, evento, fenómeno natural o hecho gracioso, grave o insólito que ves en el mundo.
*Al menos una vez tu cónyuge te ha pedido por mensaje directo que compres azúcar, café o algún otro producto indispensable.
*Al menos una vez, al regresar con las manos vacías, usaste la excusa: "¡Uy, no lo vi! Hoy anduvo re mal Twitter".
*Al menos una vez dijiste algo en la Timeline que pretendías decir por mensaje directo, y se rieron de vos una semana entera.
*Al menos una vez te hicieron #FF ( Follow Friday ) y, lo aceptes o no, te alegró el fin de semana.
*Al menos una vez te enamoraste de un avatar.
*Y al menos una vez te decepcionaste.
*Al menos una vez te hicieron unfollow y te dieron ganas de preguntar por qué, y al menos una vez te preguntaron por qué habías hecho unfollow.
*Antes teníamos el spam. Ahora tenemos el spam y los avisos de que "han etiquetado una foto tuya en Facebook", más los que comentaron dicha foto..., y los que comentaron los comentarios. *En realidad la foto ni siquiera es tuya, pero alguien te incluyó en el post y así estamos, recibiendo toneladas de mensajes no deseados.
*Así que vas a Facebook y luego de pasar una tarde intentando entender la configuración de privacidad, decidís que es preferible seguir recibiendo la avalancha de mensajes.
*Tu jefe te sonríe cómplice desde hace un tiempo. No entendés por qué hasta que un día en el ascensor te dice, por lo bajo: "Muy bueno el blog de la abuela, che. Qué grossa".
Los seis grados de separación ya no son lo que eran, definitivamente.

Para el Diario La Nación Por Ariel Torres.

lunes, 11 de julio de 2011

Me tomo unos mates... ¡y listo!

Para los que no desayunan diciendo que a esa hora “no les caen bien” los alimentos. OJO.
No es lo mismo desayunar una media hora o una hora después de levantarse, que almorzar a media mañana.

¿POR QUÉ DESAYUNAR?


Una buena razón para desayunar es el beneficio intelectual que recibimos.
Otra razón es el daño que provocamos en nuestro cuerpo con el ayuno mañanero.

Imaginemos el proceso:
Suena el despertador y el cerebro empieza a preocuparse: 'Ya hay que levantarse y nos comimos todo el combustible'.
Llama a la primera neurona que tiene a mano y manda mensaje a ver qué disponibilidad hay de glucosa en la sangre. Desde la sangre le responden:'Aquí hay azúcar para unos 15 a 20 minutos, nada más'.
El cerebro hace un gesto de duda, y le dice a la neurona mensajera: 'De acuerdo, vayan hablan-do con el hígado a ver qué tiene en reserva'.

En el hígado consultan la cuenta de ahorros y responden que 'a lo sumo los fondos alcanzan para unos 20 a 25 minutos'.
En total no hay sino cerca de 290 gramos de glucosa, es decir, alcanza para 45 minutos, tiempo en el cual el cerebro ha estado rogándole a todos los santos a ver si se nos ocurre desayunar.
Si estamos apurados o nos resulta insoportable comer en la mañana, el pobre órgano tendrá que ponerse en emergencia: 'Alerta máxima: nos están tirando un paquete económico. Cortisona, hija, saque lo que pueda de las células musculares, los ligamentos de los huesos y el colágeno de la piel'.
La cortisona pondrá en marcha los mecanismos para que las células se abran cual cartera de mamá comprando útiles, y dejen salir sus proteínas. Estas pasarán al hígado para que las convierta en glucosa sanguínea. El proceso continuará hasta que volvamos a comer.

La cortisona pondrá en marcha los mecanismos para que las células se abran cual cartera de mamá comprando útiles, y dejen salir sus proteínas. Estas pasarán al hígado para que las convierta en glucosa sanguínea. El proceso continuará hasta que volvamos a comer.
¿Cómo afecta eso nuestro peso? Al comenzar el día ayunando, se pone en marcha una estrategia de ahorro energético, por lo cual el metabolismo disminuye. El cerebro no sabe si el ayuno será por unas horas o por unos días, así que toma las medidas restrictivas más severas.
La razón de que los músculos sean los primeros utilizados como combustible de reserva en el ayuno matutino se debe a que en las horas de la mañana predomina la hormona cortisol que estimula la destrucción de las proteínas musculares y su conversión en glucosa.

Fuente: Dra. Daniela Jakubowicz (Endocrinólogo)
ERNESTINA LEPE. CHETUMAL, QUINTANA ROO. MEXICO. MARZO.2010.

miércoles, 15 de junio de 2011

Credibilidad y Confianza

Aquellos de nosotros acostumbrados a escribir nuestras prácticas, solemos referirnos a lo que nos falta, a lo que nos gustaría saber. Escribimos más producto de la carencia que del exceso. Miramos una porción de la realidad buscando explicaciones.

En este caso, me preocupaba una recurrente -y nada agradable- experiencia cotidiana: la falta de confianza y el poco crédito que otorgan algunos alumnos a sus maestros.

Pensando en el tema y sus implicancias, leí en el diario una noticia interesante. El 31 de Mayo pasado, se celebró el día del Marketing. Con ese motivo, la Asociación Argentina organizó en Buenos Aires un Congreso Internacional destinado a profundizar el conocimiento sobre sus actuales manifestaciones. Tanto desde la óptica del consumidor, como desde las estrategias, la innovación y las tendencias.

El marketing se ha convertido en una actividad que mueve una cantidad inmensa de dinero, difícil de precisar debido a sus múltiples ramificaciones. Sólo una de sus herramientas, la publicidad, origina una inversión mundial de US$ 550.000 millones. Los analistas arriesgan que la actividad madre, el marketing, llegaría a la cifra de US$ 55000 millones.

El tratamiento que hicieron los especialistas en lo referido a “Tendencias” fue sugerente:
Se escuchó decir, por ejemplo que:

“Hay un retorno a lo esencial, por sobre lo superficial. La sociedad anhela llenar con sentimientos reales, genuinos y auténticos el vacío existencial en el que siente que se vive”.

“Se debe recuperar la idea del proyecto de mediano plazo frente a la lógica del vivir aferrado al presente. Frente al desconcierto total, la gente busca anclajes de credibilidad, necesita desesperadamente encontrar a quién creerle para dejar de sentir que todo es una gran mentira. No se puede vivir sin creer. No se puede vivir sin confiar. La confianza y la credibilidad son hoy los grandes vectores de diferenciación, capaces de consolidar o destruir los vínculos entre los individuos y las marcas”.

No se puede menos que declarar bienvenida tal aporte discursivo, aunque uno siempre pueda reservarse el derecho de suponer que, en el fondo, lo que sugieren esos especialistas es solamente cambiar de estrategia, pero siempre para aumentar los deseos sin pausa y poder vender más.

No hay que olvidar que el marketing se desarrolla en el marco existencial que se conoce como sociedad de consumidores. Tal sociedad se caracteriza por transformar las relaciones humanas a imagen y semejanza de las relaciones que se establecen entre consumidores y objetos de consumo. Tamaña empresa solo se alcanza si el mercado logra colonizar ese espacio crucial en el que se anudan los lazos afectivos que unen a los seres humanos. El yo no soy yo, sin el otro, desaparece como concepto.

Tal concepto no trata del bien del otro, que es una categoría muy complicada. Se trata, más bien, de un pensamiento y una acción responsable, que el no desentenderse del otro se pone de manifiesto en el ocuparse de uno mismo, que es la única manera en que puedo ocuparme del otro. La santidad es para unos pocos elegidos.

Lo que me llamó la atención fue que, tanto en las conferencias como en las conclusiones, aparecieron esas dos palabras que mencionaba al principio: confianza y credibilidad. Por lo visto, no nos preocupan solamente a nosotros. Vale la pena preguntarnos:


¿Están unidos hoy, maestros y alumnos, por recíprocos vínculos de confianza y credibilidad?


Si tomamos en consideración el clamor que resuena entre los maestros, y refiere a las dificultades que enfrentan en sus prácticas y también aquello que expresan los alumnos en sus intervenciones y acciones, tales vínculos están muy debilitados.

No me parece descabellado considerar que niños y adolescentes nos han declarado prescindibles. Tal distanciamiento dificulta o imposibilita que podamos constituirnos como maestros. Porque para que el maestro aparezca, el alumno tiene que estar presente.


Punto clave: A los adultos, maestros o padres, nos cuesta admitir que podemos no existir significativamente para nuestros alumnos o hijos. La verdad es que, en muchos casos, se han declarado autónomos: puede decirse que son pos familia y pos escuela.


Nos enfrentamos entonces a la escena más temida por todo maestro: que nuestros alumnos no quieren aprender aquello que nosotros queremos, sabemos y podemos enseñarles.

A su vez, en el ámbito hogareño, los padres encuentran que la imprescindible transmisión se dificulta. Sencillamente porque para transmitir se requiere una autoridad aceptada. El ámbito familiar ha pasado a ser, más que otra cosa, un lugar de intercambio de opiniones.

Pueden arriesgarse unas cuantas explicaciones. Pero entre todas, a los efecto de esta nota, repetiré un concepto que me parece necesario: la hegemonía política del Estado nación está agotada. Por lo tanto la eficacia práctica de su discurso queda también alterada.

Sin Estado nación que asegure las condiciones de operatividad, la escuela en particular- y las instituciones disciplinarias en general- ven alterada su consistencia, su sentido, su campo de implicación, en definitiva su propio ser. Sin paternidad estatal ni fraternidad institucional, la desolación prospera. Y el sufrimiento en las viejas instituciones y en sus habitantes se hace sentir.

Escuelas sigue habiendo, desde luego; pero no son las mismas. No son ya instituciones disciplinarias, aparatos productores y reproductores de subjetividad ciudadana. Más bien parecen organizaciones ligadas a la prestación de un servicio. Una Empresa más en el mundo de las empresas. Dedicadas a contener socialmente a los chicos, sacarlos de la intemperie, darles de comer, impartirles una serie de normas de convivencia y de ecología de sus hábitos, que el hogar ya no proporciona. La subjetividad que resulta de estar en una escuela cuando el mercado y los medios parecen la instancia dominante de la vida social, es absolutamente otra. La enseñanza de calidad se resiente en forma inevitable.

Sin proyecto general educativo en el cual implicarse, se hace necesario pensar en nuevas funciones, tareas y sentido para las escuelas. Hoy, en ellas, las condiciones para que se produzca un encuentro en torno a un proyecto educativo, entre alumnos, maestros, padres y autoridades nos están aseguradas.

En tales contextos, los maestros debemos preguntarnos…

¿Cómo llegar a nuestros alumnos si ellos no nos otorgan una mínima credibilidad? ¿Que estrategia seguir con chicos aburridos, a menudo apáticos, desinteresados y hasta mal educados si no tienen confianza ni en la propuesta ni en su maestro?

¿Qué hacer cuando, en tanto que herederos de la subjetividad estatal, suponemos que la ley- justa o injusta- preexiste y nuestros alumnos suponen la hegemonía de sus opiniones?

Pienso que en muchas situaciones, se hace imprescindible replantearse el concepto de ley trascendente y de su reemplazo por la precariedad de las reglas compartidas, cosa que no nos resulta nada fácil. La regla no se relaciona con el bien, ni tiene que ver con la totalidad de sentido, sino que es regla de juego, tiene que permitir jugar a lo que queremos jugar. Es, sin duda, una base de acuerdo. Hay una pura necesidad de que todos declaremos que ASÍ NO SE PUEDE, PERO DE ESTA OTRA MANERA, SÍ.

Se puede transgredir la ley, como por otra parte hacen nuestros gobernantes a la vista y paciencia de todos, pero no se puede transgredir la regla porque es regla de juego y la aceptamos previamente todos. Al menos, es el comienzo de una acción consensuada y democrática.
Además de este mínimo comienzo, sugiero lo siguiente:

Primero que nada, todo maestro, cualquiera que sea su ámbito de desempeño (1), debe asumir que solo logrará constituirse como tal cuando comience a existir para sus alumnos. Para “existir” para el otro, para “servirle”, resulta clave la manera en que se entra con él en contacto con tacto. Es la manera en que comienzan a construirse los vínculos afectivos entre el maestro y los aprendices. Aquí aparece otro obstáculo. Es que una de las dificultades más graves que enfrentamos, consiste en que, por lo general, suponemos que existe un vínculo previo con nuestros alumnos.

Por tradición. ese vínculo está garantizado por la institución a la que pertenecemos o por el rol que desempeñamos en la esfera privada. Sin embargo, muy frecuentemente, en la modernidad tardía, no existe esa relación estructural que garantizaba, años atrás, que íbamos a poder enseñar. (Inclusive podíamos enseñar, aun en el marco de nada recomendables arbitrariedades pedagógicas, a las que solíamos dedicarnos con fruición).

Eso no sucede ya, en una gran cantidad de prácticas de enseñanza. De manera que no veo otra posibilidad que no sea pensar con el otro el vínculo que nos constituye, a él como sujeto y a mí como maestro. Y el vínculo se constituye al pensarlo y actuarlo.


Punto clave: Nos cuesta aceptar que nuestros alumnos, no acepten la autoridad de nuestro saber y decidan hacer cosas con su propio cuerpo o demandar otras, sin tenernos en cuenta.


Luego que se ha entrado en contacto, cuando se ha logrado construir un incipiente vínculo, debo prepararme para el arduo camino de ganarme la confianza de mis alumnos a quienes, por cierto, no les dispenso tal como estoy sugiriendo, un tratamiento convencional. Por ejemplo, evito tener una teoría previa sobre ellos, evito representármelos de una determinada manera, lo que es bastante novedoso. Puede muy bien ser que lo que surja no sea una lógica pedagógica, que la relación asimétrica entre enseñante y aprendiz que debe seguir existiendo, se teja sobre otras bases, nada tradicionales, por cierto.

Sugiero calurosamente pensar una relación maestro/alumno, basada en un régimen de confianza en vez de en uno de autoridad. La autoridad se instituye y se transfiere. De alguna forma de poder político o económico hacia el maestro. La confianza no. La autoridad estatal emanaba de la escuela y del cargo docente que se ostentaba. Mientras que la confianza se genera en el sostén que ofrecen los proyectos, en la credibilidad de las propuestas que se hagan y en la coherencia personal sin claudicaciones del maestro. La confianza es una relación “contractual” entre dos. No es instituida, puede darse y puede perderse por alguna contingencia. El problema de la autoridad no es nunca cómo instalarse; más vale la pregunta que hay que hacerse hoy es cómo no sucumbir a ella.


Punto clave: La confianza es un régimen de relaciones que, en realidad, se genera en el mercado, pero a la cual, nosotros como maestros del cuerpo, podemos ayudar a que se construya con todos nuestros alumnos. Es un modelo de dos que se hacen fiables entre sí, sin la intervención de terceros.


Eso sí: ganarse la confianza, hacer creíbles nuestras propuestas, requiere de dotes personales y de ciertas habilidades aprendidas por los maestros. Una mezcla de talento y aprendizaje es la creatividad. De manera que una predisposición a desarrollar el potencial creativo que existe en cada uno de nosotros, es imprescindible para llevar adelante el planteo estratégico que acabo de hacer. Y esa predisposición sí puede aprenderse. Y si puede aprenderse puede enseñarse.


(1). Les recuerdo que toda vez que consideramos que un saber del cuerpo, un bien de la cultura, merece transmitirse con el objetivo de que determinados sujetos se apropien del mismo, estamos enseñando. Podemos hablar, con todo derecho, de enseñante y de aprendices y que la lógica del mercado diga lo que quiera.. Aunque el ámbito no sea escolar, prefiero no hablar de clientes sino de alumnos. Con todo, aquel que elija suponer que en ciertos espacios profesionales tiene clientes, puede analizar si las estrategias que sugiero siguen o no, teniendo valor.

martes, 17 de mayo de 2011

Ginecoestética, una disciplina en auge

Crece la demanda de sus procedimientos, muchos de los cuales dan respuesta a problemas funcionales que dificultan la vida sexual.



Ni borrar las arrugas del rostro ni modelar la cintura ni deshacerse de la celulitis. Nada de eso. La última tendencia en medicina estética es el llamado rejuvenecimiento vaginal -o, en términos más abarcativos, la ginecoestética-, que busca desandar el paso de los años y de los partos en el aparato genital femenino, así como también resolver algunos problemas funcionales que puedan estar obstaculizando la vida sexual.


"Esta es una nueva tendencia que surge de la propia demanda de las pacientes, que comenzó en los Estados Unidos y en Europa, y que ahora se está desarrollando en la Argentina", dijo a La Nacion el doctor Raúl Pinto, presidente del XXI Congreso Argentino de Medicina Estética que se realiza desde el viernes y hasta hoy en la ciudad de Buenos Aires.


Pero a diferencia de las pacientes que visitan el consultorio del especialista en medicina estética, la edad de quienes recurren al rejuvenecimiento vaginal es sensiblemente menor: "Se trata de mujeres que consultan a veces a partir del primer parto, mujeres que pueden tener 25 años, aunque en la mayoría de los casos la edad oscila entre los 35 y los 45 años", agregó el doctor Pinto.


"El rejuvenecimiento vaginal propiamente dicho es una cirugía plástica que se realiza para estrechar el canal vaginal, que muchas veces se agranda con los partos. Dado que el placer durante una relación sexual se produce por el rozamiento del tercio inferior de la vagina, si el canal es más grande no se produce el rozamiento", explicó el doctor Leonardo Imbriano, ginecólogo especializado en estética, que disertó ayer en el citado congreso.


Imbriano comentó que el rejuvenecimiento vaginal es una técnica que ha ganado popularidad -"según la Academia Norteamericana de Cirugía Cosmética, las cirugías de estética genital son las que más aumentaron durante el último año"- en parte debido a la difusión de cirugías realizadas en personalidades del espectáculo. Pero la ginecostética no se agota en este procedimiento.


"Atendemos pacientes desde los 18 años, que consultan porque tienen problemas congénitos de labios menores [de la vagina] más grandes, que les molestan para andar en bicicleta, tener relaciones o usar ropa ajustada -comentó-. Pero también tenemos pacientes de hasta 65 o 70 años, que a partir de la menopausia tienen problemas de sequedad vaginal, lo que causa dolor durante las relaciones."


Algo más que rejuvenecer


La lista de procedimientos que abarca la ginecoestética es amplia, e incluye desde tratamientos mínimamente invasivos hasta cirugías como el ya mencionado rejuvenecimiento vaginal. "Los más sencillos son la infiltración con ácido hialurónico del punto G, para permitir más satisfacción durante la relación, o de los labios mayores y menores de la vagina, para devolverles la turgencia que pudo haberse perdido", señaló el doctor Pinto.


El ácido hialurónico que se emplea para "amplificar" el punto G es el mismo que se utiliza en estética facial para rellenar pómulos, y algo similar ocurre con la toxina botulínica. La ginecoestética contempla su uso para el tratamiento del vaginismo, una contracción de los músculos de la vagina que impide la penetración durante el coito; al igual que cuando se aplica para borrar las líneas de la frente, aquí la toxina permite la relajación de los músculos problemáticos.


Uno de los procedimientos más novedosos es el uso del plasma rico en plaquetas para el tratamiento de la sequedad vaginal. "Se obtiene a partir de la misma sangre de la paciente, que es filtrada para aumentar la concentración de plaquetas, que, aplicadas dentro de la mucosa vaginal, estimulan la secreción de ácido hialurónico, colágeno y elastina, lo que mejora la lubricación del canal vaginal y evita el dolor durante la relación", explicó Imbriano.


FUENTE: Diario La Nación - Sebastián A. Ríos

miércoles, 11 de mayo de 2011

Drama y Hallazgo

El jueves 5 de Mayo, en un noticioso por TV. escuché la trágica noticia de la muerte de un obrero de la construcción, como consecuencia de un derrumbe. Entrevistado por un periodista, uno de los bomberos que se había encargado del rescate del cadáver, queriendo confirmar la mala noticia dijo: “Bajo los escombros, encontramos el cuerpo que se encontraba en el hombre”.
Acostumbrado como estoy a la extraña jerga que utilizan policías y bomberos cuando informan en público, casi me río, pese al drama que había costado una vida. Hasta que me di cuenta de que esa construcción de la frase bien podría considerarse un hallazgo semántico.
Es que posibilitados como estamos de construirnos el cuerpo soñado gracias a la ayuda de la ciencia y la tecnología, parecería que podemos suplir aquello que la naturaleza, poco pródiga con algunos de nosotros, no nos otorgó. A mano tenemos un arsenal de recursos que puede convertirnos en propuestas sexuales insoslayables, capaces de cotizar alto en el mercado del deseo. Gimnasias de todo tipo, aparatos computarizados que valen más que un automóvil, bicicletas y cintas que no llevan a ningún lado pero que nos pasean por bosques y lagos, entrenadores personales, maestros del cuerpo y gurúes con métodos infalibles, cirugías estéticas y tratamientos revitalizadores destinados a anclarnos en una edad que ya no tenemos, lipo aspiraciones que sólo logran que la grasa que se quita, emigre hacia otro lado, injertos de colágeno que a veces resisten y otras explotan, vitaminas, suplementos, anabólicos que colaboran a desarrollar “gordos musculares”, candidatos al infarto y a la impotencia, dietas con efecto rebote asegurado, cremas y productos de belleza de todo tipo, están tan al alcance de la mano que inevitablemente uno se hace, al menos, dos preguntas:


¿Dónde queda el hombre genuino, escondido como puede estarlo detrás de ese cuerpo fabricado por tamaño bricolaje corporal?


¿No puede entonces resignificarse la frase del bombero?



Mariano Giraldes

jueves, 14 de abril de 2011

Periódicamente, algún acontecimiento trágico o festivo (la manera en que cantaban el himno Los Pumas en el último mundial de rugby) sacude el espectro social argentino. La actual tragedia que vive el Japón es uno de esos episodios dramáticos que ha logrado conmover a todos. Uno de los apectos más comentados es el orden y la disciplina con que el pueblo japonés responde a las circunstancias que atraviesan, seguramente porque muchos de nosotros imagina que si fuésemos sometidos a parecidos padeceres, estaríamos en vías de enfrentar una guerra civil. En ese contexto, una nota de mi hermano José Benito Giraldes en la que narra sus emociones y vivencias en el tiempo en que vivió en Japón, me parece que puede servirnos de enseñanza.

Sé que el arraigo a la propia tierra constituye la forma más genuina de identidad de una persona. Sin embargo no adhiero a orientalismos, indigenismos, tercer mundismos, ni siquiera latinoamericanismos. Me parecen interpretaciones muy teñidas de ideologías producto de que no se logra aceptar que nuestra cultura occidental, como todas las culturas, está atravesada permanentemente por crisis que no son otra cosa más que momentos de decisión. Esas decisiones, hasta que son tomadas, implican, sin duda, incertidumbre. Pero no deben llevar a la suposición de que la cultura occidental que nos acunó a todos, está en vías de extinción, junto al sujeto habitante de esta parte del mundo.

Pese a lo cual creo que es muy enriquecedor aprender de las experiencias de otras culturas que han resultado exitosas.


"Son pequeños. Duermen poco. Comen pescado crudo. Cuando entran a una casa se sacan los zapatos Tienen pasta de héroes. Trabajan como hormigas. Consumen como gorriones salvo productos electrónicos. Cuando hacen huelga, trabajan con más ahinco aún, con un "hachimaki" (cinta) blanca en la cabeza. Copian como espejos. Ríen como demonios. Manejan por la izquierda, utilizan 1800 ideogramas y tienen las mismas sílabas que nosotros. Pueblan islas que juntas "entran" en la Pcia. de Buenos Aires. Son Kawabata. Son Kurosawa. Son Mishima. Son Kondo. Son Hiramatsu. Son Tsuruoka. Son Kakazu. Son "los japoneses". Son mis amigos. Los nacidos para vivir en la geografía más invivible del planeta. País volcán. País desierto. Cero humus. Poco verde. Agua escasa. 130 millones de originarios que se acostumbraron a vivir cruzando sin pértiga arriba y red abajo el malhumor del planeta. Los únicos terrícolas en sufrir dos bombazos atómicos (1945) y sostenerse y progresar en todos los campos, pese a mini sismos cotidianos, terremoto semanal, maremoto mensual y escasez de alimentos naturales. En suma, el país más alejado de la mano de Dios. El país menos argentino del mundo. Tierra del crisantemo, de la seda, de la porcelana, de la electrónica superlativa, de la fragilidad. Y de la tragedia. La primera impresión de Japón remite a una fortaleza. Rutas, vehículos, columnas, barcos, puentes, edificios, recuerdan solidez germana, higiene escandinava, pulcritud suiza, puntualidad inglesa. Choferes corteses, policías trilingues, camareros solícitos, peatones solidarios, empleados prontos. El nipón pertenece a otra galaxia social. Para un japonés nada mejor que otro japonés. Vive y habla en plural. Casi no emplea el pronombre “yo” y su “nosotros” promueve fusiones que nuestra umbilical cultura "del Sol Poniente" desconoce. Si en reunión de tres personas dos destacan, éstas atenuarán su participación a fin de no abrumar al tercero. También evitarán la discusión inútil. Un monótono “claro, claro” o un continuo “jai, jai, jai” (si, si, si) dan la impresión de que el diálogo se estanca, pero no. Suelen acudir a lo ambiguo para dar tiempo a comprender(se) y comprender al interlocutor. No aceptan distinción absoluta entre un “Jai” (sí) y un “ie” (no). Para ellos, en cada "sí" hay un pedacito de "no" y viceversa. Por lo demás, nacen sin sentido de pecado original, viven en compañía de tantos dioses como personas, plantas y animales hay, y ejercitando una solidaridad que conmueve... Pensarán en el barbijo que evite el contagio antes que en la gripe que padecen. Suspenderán los vuelos nocturnos en el aeropuerto internacional de Narita para que el ruido no perturbe a los durmientes próximos. Acotarán autopista de 60 kilómetros con muros de cemento y goma de 7 metros de altura para que la vibración del tránsito no llegue a las villas cercanas. Educarán a los niños a servirse y portar paraguas amarillos al cruzar las avenidas, codificando así un peligro más y reduciendo esa posibilidad. Y señalarán en Braille ciertas franjas peatonales para dar a los ciegos la máxima asistencia posible.Visité Tokio, Nara, Osaka y viajé en el Shin -Kan - Sen. Quedé asombrado y aún me dura. Podría vivir en Japón más de dos meses. Si en la India uno se podría sentir como un faquir, en la Argentina un "gaucho", allí fui un extraterrestre. Me resfrié y usé barbijo por respeto. Dije “domo arigató” (muchas gracias) millones de veces y eso los alegró millones de veces. Comí pescado crudo, me hundí en sus santuarios, no conocí a ninguna geisha menor de 75 años y anduve con el corazón en la boca la vez que un temblor hizo chillar de miedo a las empleadas de una farmacia viendo caer los frascos de las estanterías. Viví "temblorcitos" en el hotel y uno algo más filoso a punto de regresar, cuando ya hecho el checking dilapidaba últimos yens en kimonos para regalo. Esta vez fueron las nínfulas del free shop las que soltaron grititos mientras el bolso con mi Nikon y mi Asahi Pentax se iba tres metros hacia el sur y mi cuerpo desgravitado patinaba hacia el norte. Si no tuve miedo fue porque en minutos más estaría volando a tierra firme y porque ellos tampoco lo tenían. Ya en el airé recordé esas esquinas de Tokio donde entre tumbas mínimas los adultos leen, en una cancha de tennis en la terraza - a 200 metros de altura - 6 personas juegan tres partidos single, en piletas al lado de la estación cientos de ellos pescan y los chicos revolotean uniendo vida y muerte en el mismo acorde. También me pregunté cómo podía ser Japón la joya del mundo y nosotros el más bruto diamante jamás tallado."

José Benito Giraldes

lunes, 28 de marzo de 2011

Los cimientos de la cultura occidental

Dios, Hombre y Mundo han sido tres cimientos sobre los cuales Occidente supo construir la experiencia política, económica, estética, moral. Ahora bien... ¿Qué hacer cuando esos tres cimientos tambalean o directamente se derrumban? ¿Cómo ubicarse ante la "muerte de Dios", entendida como la pérdida del lugar de fundamento que ocupó en el mundo? ¿En que basar la esperanza, si también se decreta la "muerte del hombre", como sujeto transparente y racional, capaz de controlar tanto su vida como el despliegue de la historia? ¿Cómo negar que el Hombre ha reducido su lugar de ciudadano lúcido y crítico al de consumidor manipulado por los medios masivos de comunicación? Queda el Mundo, así, con mayúsculas. Pero ese Mundo auto-postulado para obrar de fundamento a la experiencia humana, también está saltando en pedazos, incapacitado para dotar de sentido y valor a lo que existe, transformado sólo en una máquina de producir experiencias. Basta reflexionar sobre una evidencia: hasta los políticos y científicos más conservadores se han visto obligados a aceptar que los tremendos riesgos ecológicos que enfrentamos, se deben a la acción del hombre sobre la naturaleza. ¿Hay alguna posibilidad de revertir esta situación? La salida, tal como lo entiende S. Cabanchik en "El abandono del mundo", Grama, 2006 puede estar en retornar al Hombre, con mayúsculas, capaz de sostener ideales políticos, de recuperar su lugar de sujeto de la historia, al mismo tiempo que de asumir la necesidad de no recaer en esencialismos, manteniendo la capacidad de construcción de sentido abiertos, plurarles y múltiples.

lunes, 21 de marzo de 2011

GRUPO DE ESTUDIO: Enseñanza de la gimnasia

Invitamos a todos los interesados en la enseñanza del maravilloso mundo de la gimnasia, al nuevo grupo de estudio sobre ese tema que coordinaré a partir del lunes 11 de Abril de 2011. La información más importante es la siguiente:
  • Las reuniones del grupo se realizan una vez por semana; con una duración de dos horas, destinadas al análisis didáctico de las prácticas que se realizan en cada encuentro, a las discusiones sobre los temas teóricos leídos durante la semana y a la reflexión sobre los distintos contextos sociales, culturales y políticos en que solemos desempeñarnos como profesores o instructores.
  • Las reuniones comienzan el 11 de Abril a las 21.30 hs.
  • El lugar de encuentro es el gimnasio Olimpia, Arcos 2391, Belgrano. Pueden inscribirse por teléfono (4788-6369), personalmente o el día que se inicia el grupo.
  • La inscripción en el grupo de estudio no tiene cargo alguno, los certificados que se entregan son simbólicos y, por lo tanto, sugerimos asistir exclusivamente a los que sienten pasión por aprender.
  • Los temas que analizaremos contemplan el análisis en profundidad, desde la práctica y la teoría, de la mayoría de las escuelas y métodos de gimnasia que se han desarrollado desde aproximadamente el 1800 hasta nuestros días. Recorremos desde la gimnasia sueca a Pilates, deteniéndonos todas aquellas técnicas que más difusión han alcanzado. Desde la gimnasia yoga a la aeróbica, desde las variantes competitivas a las gimnasias alternativas.

Mariano Giraldes

jueves, 17 de marzo de 2011

Mantener la esperanza

Tal como dice Hargreaves en (2003), mantener la esperanza en las difíciles condiciones en que muchos maestros desarrollan su docencia -incluidos los maestros del cuerpo entre ellos- no significa ser políticamente complaciente.
Al escribir sobre nuestra disciplina se plantea un interrogante que encierra la misma preocupación:
¿Cómo describir y analizar los preocupantes contextos culturales, sociales y políticos, sin que el escribir sobre ellos se atente contra la pasión, la devoción y el entusiasmo por enseñar de otros colegas, muchas veces más jóvenes?
A ellos habría que recordarles que una actitud razonable podría estar representada por la siguiente recomendación: Los desafíos profesionales deberían ser encarados reflexionando y actuando como si se esperase lo mejor; pero preparados para lo problemático, lo conflictivo, lo inexplicable.
No parece realista pensar en los escenarios de la mayoría de las escuelas argentinas públicas y privadas, desde la ilusión pura, sin reconocer las historias que atraviesan a niños y jóvenes, los contextos de crisis y hasta las catastróficas situaciones sociales que atraviesan muchos de ellos.
La familia, por ejemplo, ha cambiado drásticamente su estructura. Los dos vínculos que la definían, la afiliación y la conyugalidad, eran indisociables; hoy se han fragilizado y no son más indisociables. Las experiencias empíricas son concluyentes: demuestran el aumento exponencial de los divorcios y separaciones. Además, el matrimonio civil y religioso, se hace, día a día, menos frecuente. Con lo cual el padre afectivo puede no ser el padre biológico y, refiriéndose a los hijos, es frecuente ironizar con la frase: "Los tuyos, los míos y los nuestros".
También la idea misma de la transmisión de valores, tradicionalmente a cargo de la familia, está en crisis. La familia se ha transformado mucho más en un lugar de intercambio que de transmisión. Intercambio de opiniones, de maneras de pararse en el mundo, de formas de pensar y sentir, más que de transmisión de padres a hijos. Es que para que exista la transmisión hace falta una aceptada asimetría, un saber otorgado y una autoridad reconocida a los adultos; conceptos que tambalean en muchos hogares. A veces, porque los chicos son "hijos huérfanos de padres vivos" y otras porque los padres se sienten en falta, temen ser autoritarios y no ponen límites.
La generación de chicos que están solos en sus casas, cocinan, prenden el televisor o la computadora, no es hoy patrimonio de las clases más sumergidas. La televisión, Internet y los juegos de computadora les permiten pasar las horas en que están solos; tanto a los que tienen crisis de supervivencia como a los que tienen crisis de existencia. Y esa es una realidad cotidiana en la infancia actual.
Como lo es también el cambio en el desempeño de las tareas cotidianas, tales como el preparar la comida, que antes la realizaban los adultos y hoy pueden muy bien realizarlas los chicos. Esos límites, entre unos y otros, también se desvanecen. Nos guste o no, la infancia tradicional se transforma en un tema de evocación y nostalgia.
No podía ser de otra manera. Pensemos solamente en el cambio de las realidades económicas y en la posibilidad de acceso de los niños a las tecnologías de la conexión (para no llamarlas de la comunicación, porque ella está cada vez más ausente), que alteraron espectacularmente la infancia. Son las relaciones sociales, económicas y políticas las que dan sentido al concepto de infancia; no lo que leíamos en los libros de Psicología Evolutiva.
La escuela, en esas condiciones, cambia substancialmente. Pasa a ser más un ámbito que protege y contiene, que un lugar que se dedica a transmitir conocimientos y saberes. Los maestros, confusos por tantos cambios, nos comenzamos a confundir nuestra función de enseñar con la de los asistentes sociales.
Nuestras prácticas, sólo pueden ser entendidas en estos nuevos contextos sociales y culturales, sometidos como estamos a las nuevas demandas que hacen los padres a las instituciones y a nosostros mismos. Ellos, los padres, son por lo general, muy conscientes de los derechos a educarse que tienen sus hijos, por lo tanto exigen a la escuela y al Estado roles novedosos y un compromiso que ellos mismos no parecen nada dispuestos a asumir. Un paso adelante consistiría en que comprendan que también tienen obligaciones. Por ejemplo, no sólo no asisten a las reuniones a las que son citados, sino que tampoco van a la escuela a preguntar cómo pueden colaborar ellos para que sus hijos tengan aprendizajes de mayor calidad y profundidad. En cambio, concurren para protestar si "el pasar de grado" se ve comprometido por la cantidad de días que no ha habido clases, como consecuencia de paros docentes. Es decir que lo que les preocupa es que la escuela certifique por esfuerzos no realizados. No los saberes que sus hijos no adquirieron.
Desde luego, no se puede generalizar; hay excepciones. Señalo, sin embargo, una peligrosa tendencia corroborada por muchos especialistas argentinos en el tema de la educación.
Todo maestro del cuerpo que se considere un práctico reflexivo y que no se haya curado de la enfermedad de enseñar, estará atravesado por estos contextos que no deben desmoralizarlo, tal como hemos señalado. Y no es el único desafío. Como las pruebas de Hércules, deberá superar otros obstáculos que tienen que ver con la historia de la educación corporal y las características de la formación que le otorgó el profesorado que lo echó al mundo.
Discursos tradicionales versus discursos renovadores
El discurso pedagógico contemporáneo, influido por los contextos mencionados, ha posibilitado la existencia de diversos enfoques y teorías. Que suelen darse de patadas con los planteos fundacionales basados en las tradiciones de las pedagogías corporales, que aún perdura entre los profesores de educación física, con mayor o menor fuerza.
Podemos hablar de un primer enfoque que recomienda que las experiencias de aprendizaje pongan especial énfasis en el pensamiento crítico y el compromiso social, que mira a la educación en términos de reparación y enriquecimiento cultural y sugiere, en algunos casos, estudios de menor rigor científico, para los estudiantes de los sectores económicos carenciados.
Un segundo enfoque que se opone al anterior, concibe a la escuela como una esfera pública democrática. Supone al docente como un trabajador que marcha en pos de un proyecto democrático y ético, transmitiendo una versión benigna y neutral de la realidad social y de la historia. Este enfoque considera a esas realidades un espectáculo ajeno a la enseñanza.
En nuestro campo, tal enfoque podría estar representado por aquellos profesores que conciben que con tal que los chicos estén contentos y entretenidos, practicando juegos, gimnasia y deporte, alcanza. Les alcanza con surfear en la superficie, sin advertir que la enseñanza y el aprendizaje brillan por su ausencia.
Desde luego que en estas corrientes opuestas, las vinculaciones entre la escuela, el conocimiento y el poder, pesan de manera muy diferente en el análisis político de la vida escolar.
Por último, en nuestro campo, también hay que mencionar un enfoque tradicional, igualmente inocentón, que concretan profesores bien intencionados, que pretenden enseñar. Sólo que suponen que la función prioritaria de la educación corporal consiste en transmitir habilidades motrices, previamente elegidas por los especialistas y ajenas a los sujetos/alumnos, a los que no se considera como deseantes, sapientes y con disponibilidades corporales, previas a la experiencia escolar.
A riesgo de repetirme, hay que aceptar que conservar la esperanza en el valor de la educación, en estos contextos, no es sencillo. No en vano Fernando Savater tituló a uno de sus libros, precisamente, "El valor de educar". Claro que si uno no lo tiene o piensa que da lo mismo enseñar que no enseñar, porque igual en las condiciones actuales los chicos no van a aprender nada, siempre puede probar con la ignorancia. Lo malo es que los perjudicados son sus alumnos. Sintetizo: las prácticas educativas, también las referidas a nuestro campo de la educación corporal, sólo pueden ser entendidas en estos contextos sociales y culturales.
¿Que hay que comprender?
  • Que todo intento pedagógico demanda hoy otorgarle a la infancia y la adolescencia nuevos significados.
  • Las renovadas demandas de los padres a las instituciones.
  • Los nuevos vínculos que entablan con ellas. Hasta no hace mucho, los mismos padres se hubiesen quejado de una excesiva intervención de la escuela en temas que consideraban de exclusiva pertinencia familiar.
  • Que muchas de las perspectivas actuales referidas a la enseñanza, ignoran estas circunstancias y tejen propuestas que no las consideran. Hay bastante para reflexionar y discutir sobre tales posturas.
  • Que existe un pesimismo instalado en las escuelas frente a las complejas e inequitativas realidades que les toca enfrentar. Si uno enseña en la escuela es porque lo eligió. Una vez que conoce esa realidad no se puede hacer el distraído: tienen que tratar de mejorarla.
  • Un agotamiento del Estado como Meta institución: No digo que haya desaparecido y menos que debe desaparecer. Tampoco me interesa señalar la ineficiencia y la corrupción que existen enquistadas en las estructuras estatales. Digo que el Estado está agotado. Lo que provoca el inevitable debilitamiento de otras instituciones, tales como la escuela y la familia. En muchos sentidos, parecería que hay que aprender a vivir y actuar sin Estado.

¿Cómo mantener la esperanza?

No porto recetarios, pero sugeriría:

  • Construir prácticas tal como hemos hecho siempre, enseñando a hacer gimnasia, a jugar, a jugar deportes, a que las prácticas en la Naturaleza son trascendentes, porque aquello que me rodea me constituye; pero todas ellas con nuevos sentidos identificados por los aprendices. En las que la vida cotidiana sea tema de confrontación, análisis y crítica, con el objeto de elaborar nuevas prácticas más humanas y solidarias. Estando la cultura tan aravesada como está, con informaciones y conceptos que tienen que ver con el cuerpo, la salud, el ejercicio y el deporte, muchas veces equivocados o manipulados por el mercado, tal sugerencia no sólo parece apasionante sino que también es renovadora.
  • Dedicarle más tiempo a trabajar con otros docentes. Evitando aislarnos y que nos aíslen de la vida escolar.
  • La colaboración y comunicación más estrecha que se pueda con los padres y la comunidad.
  • Relaciones externas completamente distintas a las habituales.
  • Acceso a redes de ideas y aprendizaje profesional permanente.

MG

jueves, 24 de febrero de 2011

¿Codo de tenista por tareas cotidianas?

Una lesión que es más frecuente entre los 30 y los 50 años.
El 90% de las consultas son por un sobreesfuerzo común como levantar bolsas pesadas, retorcer el trapo de piso o abusar del teclado.

La práctica del deporte que le prestó su nombre a la lesión conocida popularmente como "codo de tenista" perdió la exclusividad.
Tareas tan cotidianas como retorcer el trapo de piso, cargar las bolsas del supermercado, revocar una pared, trabajar con un destornillador o pasar varias horas todos los días sin alejarse del teclado de la computadora están causando nada más ni nada menos que el 90% de los casos de epicondilalgia.
"Es una de las enfermedades más comunes en el codo y no sólo afecta a los tenistas", sostuvo el doctor Enrique Pereira, miembro de la Asociación Argentina de Cirugía de la Mano y Reconstrucción del Miembro superior (AACM). De hecho, el 10% de los 250 pacientes nuevos que atiende por mes consulta por codo de tenista... pero sólo el 10% juega al tenis, lo que coincide con el informe que acaba de difundir la AACM.
El resto son amas de casa, oficinistas, albañiles, peluqueros, cocineros, mecánicos o ejecutivos, entre muchos otros, que padecen las consecuencias de un esfuerzo o una tensión prolongada superior a los que tolerarían los músculos y tendones que permiten extender la muñeca y llevar la mano hacia arriba.
El organismo es capaz de reparar la lesión original con sólo modificar el movimiento que la provocó o intercalar descansos cortos durante la actividad. De lo contrario, puede producir microlesiones acumulativas que agravan el problema en meses.
Cuando aparece el dolor característico en la cara lateral externa del codo (en la punta del hueso que sobresale, el epicóndilo, o un poco más hacia el antebrazo), y no cede en un par de días, esas microlesiones comenzaron a acumularse. "Es específicamente una lesión en la fibras colágenas de los tendones, que son las que les proporcionan elasticidad y resistencia", explicó el doctor Aníbal Acuña, también miembro de la AACM.
Precisó que basta un esfuerzo desmedido, que puede ser desde levantar de golpe un peso muy grande o hacer pequeños esfuerzos repetidos hasta retorcer un trapo todos los días, como para sufrir lesiones microscópicas que necesitarán "tiempo de descanso de ese esfuerzo" para curarse. "Si no -dijo-, se suman día tras día hasta que la lesión se vuelve considerable."
Ellos, más que ellas
Según el informe de la AACM, la epicondilalgia suele afectar más a hombres que a mujeres. Sobre todo entre los 30 y los 50 años.
Y el dolor que produce puede llegar a ser tan intenso que impide hacer otras tareas cotidianas, como el aseo personal, usar los cubiertos o manejar el auto.
"Son síntomas que se repiten bastante en las consultas -precisó Pereira, traumatólogo y especialista en cirugía artroscópica de la mano y el miembro superior-. Sienten que les duele el codo en un lugar muy preciso que señalan apenas se les pregunta. Dicen también que, por ejemplo, no pueden levantar una botella de gaseosa de dos litros en la mesa o que les cuesta girar la llave para abrir la puerta de la casa. Ahí recién se asustan y consultan."
El diagnóstico es clínico, es decir a través de los síntomas. En la radiografía, que se pide para descartar otras causas posibles de lesión, todo parece normal. Eso, explicó Acuña, es porque los tendones son invisibles para los rayos X.
"Si llega una persona a una guardia de un hospital y dice que le duele el codo, se le pide una radiografía para saber si la estructura es normal y descartar problemas que nada tuvieron que ver con el esfuerzo causante del dolor -explicó-. Es importante que el paciente recuerde que, si hay dolor, hay un problema."
En tanto, Pereira comentó que si se analizan bajo el microscopio muestras de tendones, se observarían las consecuencias de postergar la consulta. "En las muestras de quienes van al médico al día siguiente del inicio del dolor, por ejemplo, veríamos una gran cantidad de células inflamatorias -explicó-. En cambio, en las muestras de pacientes que consultan cuando la enfermedad ya es degenerativa, que puede ser el caso de una persona que no le prestó demasiada atención al dolor durante tres meses ni recuerda cómo comenzó, habrían escasísimas células inflamatorias, pero un desgarro de tendón, lo que sucede cuando el tejido perdió calidad y, también, capacidad de cicatrización."
En el primer caso, la respuesta al tratamiento es más rápida (el 75% no siente dolor al mes) que en el segundo (un 50% siente alivio del dolor a los dos meses, pero puede seguir con alguna molestia).
"Una distensión por un esfuerzo que se deja de hacer se cura sola en 2 o 3 días -dijo Acuña-. Generalmente, cuando se siente dolor es tarde porque se acumularon muchas microlesiones y es mucho más difícil solucionarlo en el tiempo que quisiera la persona. Llevará varios meses."
Hoy es posible pasar 8-10 horas frente a la computadora, sin considerar que la tensión que se mantiene al trabajar puede dañar los tendones del codo. "Cuando se juegan juegos o se está trabajando con el mouse y el teclado, se tensan los músculos como un guerrero en lucha -ilustró Acuña-. Y la tensión prolongada durante horas va causando las lesiones."
Segundos de descanso
Para prevenirlas, y dado que no siempre se puede modificar el trabajo, hay que intercalar los movimientos que causan el sobreesfuerzo con intervalos de descanso con otras tareas o ejercicios de elongación, que consiste en extender la muñeca hacia arriba, doblarla hacia abajo en 90° y hacer un leve esfuerzo para tratar de extenderla con ayuda de la otra mano como resistencia.
"Cuando la palma de la mano está hacia la mesa y sostiene el mouse o una herramienta, los músculos y tendones del dorso de la muñeca y en antebrazo trabajan sin descanso. Eso se puede intercalar tranquilamente con 30 segundos de ejercicio de elongación cada media hora", aconsejó el especialista.
Fabiola Czubaj para el diario La Nación

Crecen las consultas por otro síndrome

Puede confundirse con el codo de tenista, pero en realidad se trata de un trastorno completamente distinto: el síndrome del túnel cubital.
La diferencia entre la epicondilalgia y este síndrome es, para cualquiera de nosotros, la ubicación del dolor. Mientras que los pacientes con codo de tenista se señalan la cara lateral externa del codo cuando el médico le pregunta, las personas con síndrome del túnel cubital apuntan hacia la cara interna.
"Es otra afección que se ve cada vez con más frecuencia en los consultorios", explicó por vía telefónica a La Nacion el doctor Enrique Pereira, miembro de la Asociación Argentina de Cirugía de la Mano y Reconstrucción del Miembro Superior (AACM).
Explicó que es un síndrome que está muy relacionado con la postura al trabajar o al dormir, porque "la flexión del codo distiende o comprime el nervio cubital. En general, los pacientes no localizan tan bien el dolor como lo hacen los pacientes con codo de tenista, pero siempre señalan la parte interna".
El nervio cubital va desde el hombro hasta la mano y es el responsable de que podamos mover o tener sensibilidad en la mano y en la muñeca. A lo largo de su recorrido por el brazo, es justamente en el codo donde está más cerca de la superficie del cuerpo. Allí, lo resguarda el túnel cubital, que es un espacio en la cara interna del codo por el que el nervio ingresa en el antebrazo.
El dolor aparece cuando el nervio sufre mucha presión y, lo más importante, es que se mantiene durante la actividad, pero también durante el descanso.
"Es muy común en las personas que usan y abusan del teclado y el mouse de la computadora con el escritorio o la mesa muy cerca, lo que les hace mantener el codo flexionado, y también, en general, al dormir lo hacen con el codo en flexión, como cuando uno se abraza a la almohada... Todo esto -agregó el especialista- irrita el nervio cubital y el dolor es más frecuente cuando el brazo está en reposo o durante la noche."
Además del tratamiento que indicará el médico, aconsejan reducir la flexión del codo para que no empeore la salud del nervio y hasta utilizar una codera, sobre todo al dormir, para inmovilizar el codo.

viernes, 7 de enero de 2011

Los dioses han vivido equivocados

MADRID.- Amamos las cosas porque las vemos amenazadas y nos gustaría un mundo mejor, pero no uno distinto.
Definitivamente, los dioses olímpicos nos miran por encima del hombro. Ellos son inmortales mientras que nosotros, según dicen, somos "semejantes a las hojas". El Dios bíblico es eterno más que inmortal, porque no tiene nacimiento. La teología medieval lo definió como el "ser necesario", pues entre las perfecciones que le son propias se halla la necesidad de existir. Frente al ser necesario, ponían los teólogos el ser contingente, en el que estamos todos los demás, los dioses olímpicos y nosotros. Ahora bien, se puede ser contingente de dos maneras.
Está, por un lado, la contingencia de lo que es de una manera, pero podría ser de otra: así, yo nací en Bilbao, estudié clásicas y casé con Teresa, pero podría haber nacido en Logroño, cursado arquitectura y casado con Begoña o permanecer soltero. Todas estas circunstancias constituyen las contingencias de la vida, esa mudable combinación de rasgos y hechos que llenan nuestra personal biografía. Por otro lado, hay una contingencia que no es, como la primera, la de ser de una manera pudiendo ser de otra, sino la de "ser" pudiendo simplemente "no ser"; no se trata ya de las "contingencias de la vida" sino de la "vida contingente"; no de un discurrir cambiante de los acontecimientos en la vida del hombre, sino de que esa vida humana, tarde o temprano, dejará de ser: morirá.
Los dioses olímpicos no son eternos puesto que nacen -como resultado de circunstancias que no tienen nada de necesarias: con frecuencia grandiosas y pletóricas uniones sexuales entre ellos-, pero, una vez engendrados, ya no mueren nunca. Como son inmortales, están al abrigo de la "vida contingente", pero eso no los libra ni mucho menos de las azarosas "contingencias de la vida". Sin duda, los olímpicos disfrutan de importantes privilegios: no envejecen, poseen poderes extraordinarios -desplazarse a gran velocidad, metamorfosearse, hacerse invisibles, infundir fuerza o anularla- y pasan mucho tiempo en banquetes, alimentándose de la dulce ambrosía. Pero, por mucho que ellos lo pretendan, no puede afirmarse que estén exentos de preocupaciones: como pone de relieve el estudio La vida cotidiana de los dioses griegos , de G. Sissa y M. Detienne, caen presa de grandes pasiones que los trastornan, como el deseo carnal, la cólera o la ira; se dejan involucrar intensamente en los conflictos humanos tratando de cambiar sus destinos y, aunque no fluye por sus venas la roja sangre, a veces reciben heridas y se lesionan.
Con todo, una raya infranqueable separa a los dioses inmortales de los hombres "semejantes a hojas", pues nosotros no sólo estamos expuestos a los imprevisibles accidentes de la vida, sino que sufrimos fatigas, dolores y trabajos y al final, tras muchos años temiendo a la muerte, acabamos sucumbiendo a ella. Por eso, desde su altiva posición, desdeñosamente dijo Zeus, "acumulador de nubes", que, "entre todos los seres que andan y respiran sobre la Tierra, ninguno es más miserable que el hombre".
¿Tiene razón Zeus?
Pienso que hay en su juicio una profunda incomprensión de los sutiles encantos de la mortalidad humana. Por supuesto, no seré yo quien niegue todas esas penalidades que acompañan nuestra existencia sobre la Tierra, antes de acabar bajo ella. Pero, junto a esto, hay que poner otros placeres y bienes específicamente humanos, los cuales -esto es lo que me interesa destacar ahora- son lo que son sólo porque morimos, pues, si fuéramos inmortales como los olímpicos, tendrían para nosotros un sentido distinto o quizás estarían simplemente ausentes.
Vida humana es vida en peligro. Es el riesgo de no poseerlas o de, poseídas, perderlas, lo que hace deseables las cosas de este mundo. La incertidumbre aguijonea el goce, la inseguridad punza el placer. Perseguimos lo que nos es esquivo, y de ahí que Platón haga al dios Eros hijo de Poros y Penia, de la abundancia (que anhelamos) y de la penuria (que sentimos). Cuando llega fugazmente el momento de la posesión, exclamamos, con Fausto: "¡Detente, instante, eres tan hermoso!", pero no se detiene, y es precisamente esa fugacidad lo que lo hermosea. ¿Amaríamos lo que amamos y como amamos si la pulsión por poseer no estuviera mezclada con el ansioso temor a la pérdida? El destino ha vertido en la copa del corazón humano unas gotas de desesperación y, a causa de este cóctel, el auténtico desear humano es siempre una emoción doliente.
Más aún: amamos las cosas porque las vemos amenazadas, bajo una luz crepuscular. Se dispara nuestro amor cuando nos asalta la conciencia de su vulnerabilidad. Los dioses nos llaman con desprecio "semejantes a hojas" ignorando que es el esplendor de hoja caduca lo que nos conmueve y el temblor rosa de la carne efímera lo que nos enciende. Y así en todo: la madre se enternece de su recién nacido porque lo ve dependiente y frágil; juramos amor eterno porque nos rebelamos a su extinción inexorable; admiramos al hombre valiente porque sabemos que arriesga su única vida; nos conmueve la belleza del otoño porque tenemos en mente el rotar de las estaciones. ¿Qué es la filosofía, sino aprender a morir? ¿Qué es la ciencia, sino una lucha contra la intrínseca imperfección del mundo? ¿Qué el arte, sino la promesa de una felicidad que se nos escapa?
El mundo humano, tal como lo conocemos, con su amor, deseo, placer, virtud, filosofía, ciencia y arte, está transido de los primores de nuestra mortalidad transeúnte. Nos gustaría un mundo mejor, pero no uno distinto. ¡Oh, Zeus, padre de los dioses! He de decirte, con el debido respeto, que vuestra existencia es quizá muy poderosa, pero, en comparación con la humana, me parece banal. Le falta la profundidad de lo que va en serio. "La muerte es la madre de la belleza, y de ahí que sólo de ella/ vendrá el cumplimiento de nuestros sueños/ y de nuestros deseos" (Wallace Stevens, Sunday Morning ).

Javier Goma Lanzón es filósofo. Su último libro es Ejemplaridad pública.
Para el Diario La Nación