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lunes, 28 de marzo de 2011

Los cimientos de la cultura occidental

Dios, Hombre y Mundo han sido tres cimientos sobre los cuales Occidente supo construir la experiencia política, económica, estética, moral. Ahora bien... ¿Qué hacer cuando esos tres cimientos tambalean o directamente se derrumban? ¿Cómo ubicarse ante la "muerte de Dios", entendida como la pérdida del lugar de fundamento que ocupó en el mundo? ¿En que basar la esperanza, si también se decreta la "muerte del hombre", como sujeto transparente y racional, capaz de controlar tanto su vida como el despliegue de la historia? ¿Cómo negar que el Hombre ha reducido su lugar de ciudadano lúcido y crítico al de consumidor manipulado por los medios masivos de comunicación? Queda el Mundo, así, con mayúsculas. Pero ese Mundo auto-postulado para obrar de fundamento a la experiencia humana, también está saltando en pedazos, incapacitado para dotar de sentido y valor a lo que existe, transformado sólo en una máquina de producir experiencias. Basta reflexionar sobre una evidencia: hasta los políticos y científicos más conservadores se han visto obligados a aceptar que los tremendos riesgos ecológicos que enfrentamos, se deben a la acción del hombre sobre la naturaleza. ¿Hay alguna posibilidad de revertir esta situación? La salida, tal como lo entiende S. Cabanchik en "El abandono del mundo", Grama, 2006 puede estar en retornar al Hombre, con mayúsculas, capaz de sostener ideales políticos, de recuperar su lugar de sujeto de la historia, al mismo tiempo que de asumir la necesidad de no recaer en esencialismos, manteniendo la capacidad de construcción de sentido abiertos, plurarles y múltiples.

1 comentario:

Gustavo C. dijo...

Me tomo el atrevimiento de relacionar en parte sus dos últimos artículos, desde el punto de la realidad que viven los profesores dentro del consumismo impuesto, del cual nos cuesta mucho escapar a los profesores de educación física-si bien estoy muy de acuerdo que deberíamos ser maestros del cuerpo, es un saco que todavía nos queda grande a muchos- dentro de este “consumismo de conocimientos” que está bastante lejos de lo que debería ser “ansias de saberes” en el cual nos encontramos, por ser parte de esta sociedad occidental que usted describe- creo yo muy acertadamente- como profesor estamos bombardeados permanentemente por propuestas de todo tipo, que a más de uno encandila, por parecer “el curso”, “el congreso”, “la especialidad”, “la carrera”, “el posgrado o postítulo” -o como lo llamen quienes quieren vendérnoslo- que traerá las herramientas necesarias para poder desarrollar nuestro campo de la mejor manera en estas realidades tan diversas y complejas que nos toca vivir.
Sin embargo discernir entre lo que nos pondrá en contacto con el saber o lo que nos venderán con un articulo mas del gran merchandising del cuerpo, solo se podrá hacer acertadamente cuando cada educador del cuerpo tenga claro que quiere enseñar acerca de él.