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lunes, 24 de octubre de 2011

¿Y si jugamos a aprender de los promotores?

Note el lector que el título apela a una de las clásicas fórmulas para empezar cualquier juego en el que está claro que se juega “al como sí…”

Jugando al como si fuésemos promotores de prácticas corporales en búsqueda de sentido, tendríamos que renunciar al control. En cambio, como pedagogos pretendemos controlar los efectos de aquello que enseñamos.

Un promotor no les pide a los asistentes a cualquier práctica que se apasionen con ella. Le alcanza con exponer esa pasión que, casi seguro, lo domina a él. Hay algo allí muy sugestivo. El motor es la pasión; no es la educación ni la cultura. Que tienen otro espacio y otra lógica. Por que lo que es fundamental es la relación que se consigue armar entre la actividad que promociona y los practicantes.

¡Ah! quizás un poco descolgado, se me cruza ahora una expresión feliz de los que juegan al polo competitivo, de cualquier handicap…

Cuando se entrenan para jugar, no dicen “vamos a entrenar”. Dicen "Vamos a jugar una práctica". ¿De dónde les vendrá la expresión? ¿Al competir, seguirán más cerca del juego que del caballazo para obtener ventaja?

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