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martes, 25 de marzo de 2008

¿De qué cuerpo tienen necesidad las sociedades actuales? (continuación)

Las sociedades tradicionales, están fundadas en la existencia de una conciencia colectiva común, que se construye en base a la religión. Es ella la que asume la tarea de producir sentido y la explicación de todos los fenómenos terrenales es buscada fuera del propio mundo. El miembro de esta sociedad, por medio del ritual, participa de ese ideal de sociedad, de ese nosotros del que es mero apéndice. No existe el yo, el individuo, sino el nosotros, la comunidad. La religión presenta los marcos cognitivos-normativos de la sociedad y, al mismo tiempo, proporciona una serie de significaciones sociales.
En este tipo de sociedades, el deporte se halla profundamente ligado a la religión. Los autores que han escrito sobre el deporte en la Antigua Grecia, destacan como éste nace en el seno de lo sagrado, celebrándose en lugares que también lo son y durante fiestas religiosas.
En las sociedades modernas se modifica la percepción y construcción del cuerpo, así como los criterios estéticos y los juicios ético sociales. La modernidad surgirá con la idea de sujeto autónomo, con la fuerza de la razón y con la idea de progreso histórico ininterrumpido. Podría darse el año 1850, aproximadamente, como la fecha en que la sociedad comienza a autopensarse en términos de modernidad.
Además, la época moderna está profundamente marcada por:
  1. La revolución científica y el desarrollo de las ciencias experimentales.
  2. El debilitamiento de las cosmovisiones estructuradas en torno a las religiones y lo sagrado, iniciándose un proceso de secularización. La modernidad se dice, es hija de ella, de la secularización.
  3. Las legitimaciones de las ciencias y del conocimiento se producen desde adentro de las mismas, abandonándose las legitimaciones desde arriba, desde lo divino. La religión pasa a ser un discurso que oferta sí, sentido; pero igual que otros ofertan bienes de consumo.
  4. El hombre se encuentra con múltiples opciones en las maneras de pensar el mundo.
  5. En la modernidad, las prácticas corporales se caracterizaron por representar dos ejes o tendencias: Un eje es el que separa al individuo de su propio cuerpo, convirtiéndolo en un otro yo, en un cuerpo escindido. El cuerpo de mens sana in corpore sano.
  6. El otro, es el que aplica la concepción mecanicista del universo, generando la noción de cuerpo-máquina. Ambas ideas son indisociables en el proceso de construcción del cuerpo moderno.

Esta alienación producida por una visión instrumental del cuerpo, se desarrolla al mismo tiempo que el sistema capitalista de producción. El cuerpo humano se convierte en un instrumento de la producción. Esta concepción del cuerpo máquina, lleva asociadas una serie de prácticas legítimas, institucionalizadas socialmente, que dan dimensión estética a las virtudes éticas de un mecanismo corporal que debe ser apto para los esfuerzos de la vida cotidiana. En esta misma línea, el paso de un capitalismo de producción a un capitalismo de consumo, trae aparejados cambios en la apreciación del cuerpo. El cuerpo, además de medio, se transforma en finalidad de la producción. Así, las concepciones sobre el cuerpo entran en la lógica de las sociedades de consumo, a las que me referiré más adelante, al hablar de posmodernidad.

En la sociedad moderna el deporte pasa a convertirse en un sistema conformado, a su vez, por subsistemas tales como el deporte recreativo, el educativo o el deporte espectáculo. Se le adjudica importancia por variadas causas. Por ejemplo:

1.Racionales: La reducción de la realidad a algo cuantificable, como signo típico de la racionalización, se traduce en el fenómeno de los récords y al énfasis en la competición. La victoria PASA A SER FUNDAMENTAL.

2. Religiosas: El puritanismo piensa que el cuerpo está destinado al servicio de Dios y a esta finalidad han de someterse las prácticas corporales y deportivas. Los ejercicios físico, en cuanto medios vitales sirven a la salud, son un medio educativo y estimulan la formación del carácter.

3. Utilitarias: En una sociedad cada vez más tecnificada y en la que existe un alto índice de sedentarismo el deporte supone un factor de equilibrio de los peligros del progreso.

4. Económicas: El deporte, con sus potenciales lúdico-recreativos, es interpretado, en parte, como una posibilidad de compensación al trabajo y en parte como una adaptación a las condiciones de la vida moderna en las sociedades industriales.

5. Políticas: El deporte es una plataforma calificada de propaganda política. Los éxitos de los equipos nacionales simbolizan el puesto que ocupan los respectivos estados y naciones dentro del mundo, significando la supremacía de una opción ideológica sobre otra.

Asimismo, el deporte puede servir para que el individuo crea que en una misma sociedad pueden convivir lógicas contrapuestas. Por ejemplo, mientras la economía se basa en la desigualdad, por la diferenciación y especialización que requiere para incrementar la producción, la política se basa en la igualdad, argumentando que todos los hombres somos iguales. Las competiciones deportivas pueden ayudar a lo mismo, con su presupuesto de partir de una igualdad para llegar a una desigualdad.

Al mismo tiempo, el deporte espectáculo también sirve para crear una conciencia colectiva, un nosotros, provocada no ya por un proyecto de Nación sino por la emoción, por ese “sentir común”, por el “estar juntos” que provoca una especie de unidad tribal y que se produce cuando juega, por ejemplo, alguno de nuestros seleccionados.

Mariano Giraldes

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