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miércoles, 4 de junio de 2008

Las relaciones que las personas tejen con sus cuerpos (continuación)

Existe una mayor conciencia de la importancia de las prácticas corporales para preservar la salud.
Hasta no hace demasiado tiempo, si una persona sufría un ataque cardíaco su médico le recomendaba quedarse tranquilo y no moverse. Hoy le manda que haga un programa controlado de ejercicios una semana después del infarto. Tal cambio en el paradigma médico con respecto al ejercicio, no se produce porque sí. Vencidas las enfermedades endémicas (viruela, tuberculosis, malaria, peste), las ciencias médicas han comprendido que los individuos que no hacen ejercicio regularmente, corren más riesgos de contraer las enfermedades "de la civilización" o del sedentarismo. Las afecciones coronarias, la hipertensión, la hiperlipidemia, los trastornos mentales y las enfermedades osteo-musculares, son algunas de las más importantes.
Un informe de los Centros de Control y prevención de enfermedades (CDC) de los Estados Unidos afirma que más del 60% de la población adulta de los países desarrollados y una cifra similar en las áreas urbanas de naciones menos favorecidas no alcanzan niveles suficientes de actividad física. El problema no es menor si se tiene en cuenta que al menos dos millones de muertes anuales en el mundo pueden atribuirse a la vida sedentaria.
Las numerosas investigaciones justifican el cambio de dirección de la medicina clásica. El remedio prescripto es sencillo: hay que mantenerse activo, hacer ejercicio sistemático y de intensidad suficiente durante toda la vida.
Casi todo el mundo parece también haberlo entendido y numerosas investigaciones lo indican. Ellas muestran que la primera razón por la cual la gente realiza ejercicio ES MANTENERSE EN BUENA FORMA FISICA. A la que relacionan con el bienestar y la salud. Aunque pudiera en muchos casos opinarse lo contrario, la apariencia física más abajo en la lista de preferencias. Lo que es alentador, ya que permite suponer que no es el deseo de tener un buen aspecto la preocupación predominante.
De cualquier manera, en la Argentina, las encuestas dejan mucho que desear. Si bien no existen datos precisos que describan la situación del país, la Secretaría de Deportes realizó un estudio exploratorio (2000) sobre los hábitos de la actividad física y deportiva de la población, llamado Censo Deportivo 2000. El trabajo realizado sobre 5000 hogares reveló que, en los dos sexos, casi el 90% realiza "alguna" actividad física, relacionada, por lo general, a la escuela. (Desde luego que el estudio nada dice acerca de si la frecuencia, intensidad y control del progreso son suficientes).
Luego de la edad señalada, el porcentaje cae, aunque ese descenso es mucho más marcado en las mujeres. A partir de los 20 años, realiza actividad física sólo el 30%. En los varones, en cambio, cerca de la mitad mantiene la práctica hasta los 30 años y luego comienza a descender. O sea que cuidan al cuerpo mientras "el cuerpo se cuida solo". Y se abandonan cuando precisamente más falta haría preservar hábitos de vida activa y saludable.
Dos razones son las más citadas cuando de explicar la inactividad se trata: falta de tiempo y de dinero. El hecho de que la escuela y los espacios públicos encabezan la lista de lugares de práctica más frecuentes, revela la citada dificultad económica.

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