Una enfermedad invisible apunta a las mujeres
Por Denise Grady
De The New York Times
NUEVA YORK.- Las mujeres son las víctimas preferidas de una enfermedad coronaria oculta que priva al músculo cardíaco de oxígeno, aunque las arterias luzcan limpias y libres de bloqueos en estudios con rayos X.
La afección, que podrían padecer tres millones de mujeres norteamericanas, aumenta considerablemente el riesgo de infarto. Sus síntomas principales son el dolor o las molestias en el pecho.
Sin embargo, en muchas mujeres que sienten dolor, la angiografía –estudio en el que se inyecta colorante en las arterias coronarias para observarlas con rayos X en busca de bloqueos- suele ser normal, por lo que no se receta tratamiento alguno. Pero tiempo después, las pacientes pueden sufrir falla cardíaca, que muchas veces es fatal.
“Cuando las arterias no se ven bloqueadas en los estudios, todos se relajan, incluso los pacientes”, aseguró el doctor George Sopko, del Instituto Nacional del Corazón, los Pulmones y la Sangre de los Estados Unidos.
La mejor manera de que una mujer descubra si tiene las arterias enfermas es a través de estudios de medición del flujo sanguíneo al corazón. Las que tienen síntomas de enfermedad cardíaca, antecedentes familiares de esta afección u otros factores de riesgo son candidatas indiscutibles.
El hallazgo de esta característica difusa de la afección, que sólo afecta a las mujeres, forma parte de un conjunto de investigaciones cuyos resultados se publicaron ayer en dos revistas científicas –Circulation y The Journal of the American College of Cardiology-, y que exploran las diferencias entre la enfermedad cardíaca en hombres y mujeres.
Pocas similitudes
Las diferencias cardiológicas según el sexo han despertado gran interés en las últimas décadas, dado que los científicos comenzaron a advertir que resultados de estudios previos realizados en su mayoría en hombres no se adecuaban a las mujeres.
Entre las diferencias identificadas se encuentran que en las mujeres con enfermedad cardíaca el diagnóstico es más tardío, tienen menos posibilidades de beneficiarse con un bypass y las consecuencias son más graves cuando sufren un infarto.
Algunas se deben a que las mujeres sufren ataques cardíacos a mayor edad que los hombres y están más débiles. Además, los síntomas también tienden a ser diferentes: los hombres acusan un dolor insoportable en el pecho, mientras que las mujeres tienden a sentirse mareadas, descompuestas, con falta de aire y con mucho sudor.
La enfermedad cardíaca, el ataque cerebrovascular y otros trastornos cardiovasculares se ubican entre las principales causas de muerte. Aunque el riesgo aumenta después de la menopausia y se eleva con los años, la enfermedad cardíaca es la primera causa de muerte entre las mujeres mayores de 25 años.
Placas inadvertidas
La causa de esta enfermedad oculta se describe hoy como una difusa acumulación de depósitos grasos dentro de las paredes de las arterias y en las pequeñísimas arterias del corazón.
Los rayos X no detectan esos depósitos o placas como obstrucciones. Sin embargo, interfieren en el flujo sanguíneo y pueden dañar el músculo cardíaco hasta causar una isquemia.
La afección a menudo no se detecta y a las mujeres se les informa que no tienen nada de que preocuparse. Para el doctor Sopko, en cambio, deberían ser tratadas agresivamente por los problemas que llevan a la enfermedad arterial, como el colesterol alto, la hipertensión y la diabetes. Si fuera necesario, agregó, se les debería advertir que dejaran de fumar, que bajaran de peso y que hicieran más actividad física.
Según los estudios publicados, el riesgo de morir por un infarto de la mujer que fuma es el mismo que el de una mujer no fumadora con 45 kilos de más. “Para las pacientes, el mensaje es: si tiene síntomas, no crea que porque es mujer es inmune a tener problemas cardíacos”, afirmó Sopko.
Los descubrimientos se basan en un trabajo realizado con fondos gubernamentales, llamado WISE, para evaluar el síndrome de isquemia femenino. Iniciado en 1996, el trabajo incluyó a 936 mujeres con un promedio de 58 años y con síntomas que llevaron a los médicos a solicitarles una angiografía. El 25% de ellas era joven y premenopáusica.
A pesar de los síntomas, sólo un tercio del grupo tenía obstrucciones coronarias visibles. En cambio, en un grupo masculino con las mismas características, el 75% o más tenía obstrucciones graves, aseguró el doctor Carl J. Pepine, jefe de medicina cardiovascular de la Universidad de Florida, en Gainsville, y uno de los investigadores principales del WISE.
En los dos tercios restantes del grupo femenino –es decir, las que no tenían arterias obstruidas-, más de la mitad presentaba anormalidades en sus arterias, como la incapacidad para dilatarse, lo que puede causar isquemia, afirmó Pepine. Se observó tanto en las arterias coronarias como en las pequeñas que alimentan al corazón una red de pequeños vasos llamados microvasculación. Los tests demostraron que las paredes de las arterias estaban llenas de placas, pero se habían engrosado para acomodarlas, de manera que la abertura aparecía normal. Luego de cuatro años, la tasa de muertes por ataques al corazón en el grupo sin bloqueos fue del 10 por ciento. “Es demasiado para alguien con un angiograma coronario normal”, concluyó Pepine.
Traducción: María Elena Rey
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