Su decaimiento biológico puede retardarse 10 años
Estudio inglés en 2.400 mellizos
Llevar una vida físicamente activa no sólo ayuda a mantenerse sano, al reducir el riesgo de padecer enfermedades como la diabetes, la hipertensión, la obesidad, la osteoporosis o los problemas cardiovasculares. Hacer deporte, ejercicio, bailar, caminar... en suma, evitar el sedentarismo, ha demostrado ser un excelente aliado para afrontar el paso de los años.
Un estudio inglés realizado en 2.400 mellizos, cuyos resultados acaban de ser dados a conocer por la revista Archives of Internal Medicine, muestra que el sedentarismo acelera el proceso de envejecimiento, a tal punto que las personas estudiadas que realizaban más actividad física en su tiempo libre resultaron ser biológicamente diez años más jóvenes que las personas más sedentarias.
"Una vida sedentaria incrementa la propensión a padecer enfermedades asociadas con el envejecimiento y con una muerte prematura", escribieron el doctor Tim D. Spector y sus colegas del King's College de Londres, Inglaterra, en las conclusiones de su estudio, en las que se analizan los efectos del sedentarismo sobre el envejecimiento celular y cómo esos efectos pueden ser prevenidos a través de un estilo de vida activo.
"La inactividad parece disminuir la expectativa de vida no sólo al predisponer a padecer enfermedades relacionadas con la edad, sino también porque parece influir sobre el mismo proceso de envejecimiento", agregaron los investigadores.
A esa conclusión llegaron tras estudiar a 2.400 hermanos mellizos que integran el St. Thomas UK Twin Registry, un registro de mellizos que incluye a 10.000 mellizos ingleses.
Spector y sus colegas de la Unidad de Investigación de Mellizos y de Epidemiología Genética del King's College extrajeron muestras de sangre de los voluntarios, a partir de cuyos glóbulos blancos obtuvieron el ADN necesario para realizar sus estudios.
La edad de las células
Los investigadores se centraron en el análisis de los telómeros: porciones de ADN que se encuentran en los extremos de los cromosomas y que se acortan cada vez que la célula se divide.
Cada año que pasa, los cromosomas pierden en promedio 21 de las unidades que conforman los telómeros, pero cuando éstos se vuelven extremadamente cortos, la célula que los alberga pierde la capacidad de dividirse.
Así, los telómeros resultan ser una suerte de reloj biológico que da cuenta de la edad de las células. La pregunta a responder a partir de su estudio fue: ¿llevar una vida físicamente activa o, por el contrario, sedentaria tiene algún impacto sobre la edad biológica de las células?
Para hallar una respuesta, los investigadores compararon el largo de los telómeros de los voluntarios según la cantidad de actividad física que realizaban en su tiempo libre.
Así, dividieron a los 2.400 mellizos según su nivel de actividad física semanal en cuatro grupos: inactivos (16 minutos de actividad física a la semana en promedio); poco activos (36 minutos); moderadamente activos (102 minutos); y muy activos (199 minutos).
"Nuestro hallazgo principal fue que las mujeres y los hombres que eran menos activos físicamente en su tiempo libre tenían telómeros más cortos que sus pares, independientemente de la edad", escribieron los autores en las conclusiones de su estudio.
"Los sujetos más activos tenían telómeros del mismo largo que individuos sedentarios hasta diez años más jóvenes, en promedio -agregaron los investigadores-. Esta diferencia sugiere que los sujetos inactivos quizá sean diez años más viejos biológicamente que los sujetos más activos".
Distintas formas del estrés
En estudios previos, Spector y sus colegas del King's College habían ya demostrado que la obesidad y el tabaquismo acortaban los telómeros en cantidades equivalentes a diez años.
Ahora, el desafío era explicar la asociación entre el sedentarismo y el acortamiento de los telómeros.
Previo al estudio, se sabía que: "El largo de los telómeros de los glóbulos blancos es menor en enfermedades que se asocian con un estrés oxidativo, como la enfermedad coronaria arterial, la diabetes mellitus, la insuficiencia cardíaca y la osteoporosis, y que es un predictor de infarto de miocardio temprano".
De ahí que los investigadores sostengan ahora que el largo mayor de los telómeros observado en los mellizos más activos se debe a que la actividad física "disminuye el impacto del estrés oxidativo" sobre las células. O, en otras palabras, que hacer actividad física protegería a las células de la acción de los radicales libres que aceleran su envejecimiento.
Otra hipótesis alternativa apela a los efectos del estrés, pero en este caso no el estrés celular causado por los radicales libres, sino el estrés psicológico.
"Es plausible que la relación entre la actividd física que se realiza en el tiempo libre y el largo de los telómeros esté mediada en parte por una reducción de los niveles de estrés psicológico inducida por el ejercicio", escribieron los investigadores.
En todos los casos, concluyeron los autores, "nuestros hallazgos subrayan la importancia de promover la práctica regular de ejercicio para retardar el envejecimiento y disminuir el riesgo de padecer enfermedades asociadas a la edad".
¿Cuánto ejercicio es necesario para obtener los citados beneficios? "Nuestros resultados destacan la importancia vital de las guías que recomiendan que realizar treinta minutos de actividad física de moderada intensidad, por lo menos cinco días a la semana, tiene efectos significativos sobre la salud".
Por Sebastián A. Ríos
De la Redacción de LA NACION
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