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miércoles, 26 de diciembre de 2007

Semana 49 de 2007

En La Nación del 9 de diciembre pasado, el periodista Esteban Peicovich, nos brinda su interpretación personal de lo que es un Blog que se presta perfectamente para este espacio.
“El Homo Blog ha venido. Nadie sabe cómo ha sido. Pero no hay misterio: zafó de la mordaza. Saltó del idioma al idiolecto. Del chamuyo general, al privado. Ahora es mono editor: edita diario propio. Bastó que Adán comiera chips para que se le ocurriera escribir de nuevo el mundo.
A gusto de su ombligo (ojo dormido a la espera de su hora). Le llegó. Se llama Blog. Bitácora. Diario. Hoja de ruta. Es una Mini Biblia. Un New Yo Time. La pizarrita donde poner a temblar verbos que no verban, y los sueños que sólo unos pocos sacaban a la luz. Un ¡Oh! rotundo se elevó cuando se supo que la especie se entretejía a sí misma con Internet y que se podría tener mil periódicos y mil emisoras en cada casa. O que llegaría al fin la hora y el modo de novelar vida propia y echarla al mundo como botella al mar. Que se podía sumar el universo personal a la conversación del mundo. ¿Cambio de tecnología? Sí, y albricias. Pero ella y su maravilla solas no bastan: también debe cambiar uno. Salirse del ayer verbal, de las frases viejas, de la retórica trucha (que abunda maltratando a la vera). Hoy y aquí (2007, Tierra), el bloguero actúa como vanguardia de un nuevo periodismo y de una nueva narrativa. La historia hace crac. Se vive fenomenal cambio de época. Algo muere. Algo nace. En la función que presta el blog guarda símbolo y mensaje. Rescata la voz individual y colabora a compartir la coral. Hay 113 millones de blogueros en el mundo (un cuarto de millón son argentinos) y una página planetaria (Wikipedia) con 3.000.000 de puertas de ingreso al saber. La nueva educación adoptó al blog. En nuestro país hay ya maestros y alumnos que lo tienen de puente. Cuánticos, genéticos y digitales buscan echar luz en la noche oscura del alma y del cuerpo. Mediante números. O átomos. O células. Queda siempre la reserva de la palabra. La hominización no llegó por palancas, ruedas, compases, número Pi, aviones o Internet. La tecnología matriz de la especie está en la palabra. Ella nos enhebra el relato de la vida. Cada día llegan miles de bebes con software bajo el brazo y vanse miles de adultos con hardware vencido. Tornillo. Palabra. Homo Tecno. Homo Blog”.

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