También disminuyen un 14% la cantidad de personas en riesgo de desarrollarlo
En Japón, un tercio del presupuesto dedicado a la salud se destina a atender las consecuencias de enfermedades relacionadas con el estilo de vida de la población.
Según estadísticas presentadas por dos expertos japoneses de visita en el país, en Japón uno de cada dos hombres mayores de 40 años padece síndrome metabólico o está en camino de tenerlo, mientras que entre la población femenina adulta no supera el 20 por ciento. De allí que las autoridades sanitarias de ese país decidieron tomar medidas para reducir la obesidad, la diabetes y la hipertensión. Según un programa implementado a partir de abril del año último, en diez años deberá disminuir un 25% la cantidad de la población con síndrome metabólico o con posibilidad de desarrollar este conjunto de factores de riesgo cardiovascular.
Y están teniendo éxito: al año de comenzar un estudio piloto, ya lograron reducir en la población tratada más de un 19% el síndrome metabólico y un 14% el riesgo de padecerlo.
"Japón invierte en salud unos 27.000 millones de dólares por año y un tercio se gasta en atender sólo las enfermedades relacionadas con el estilo de vida, como la presión alta, la obesidad, el aumento del colesterol o la diabetes -explicó el doctor Fumihiko Kakuno, presidente de la Asociación Japonesa de Jefes de los Centros de Salud Pública-. Además, el 61% de las causas de mortalidad está relacionada con ese tipo de enfermedades, como el accidente cerebrovascular (ACV), la hipertensión o el cáncer, entre otras."
Los doctores Kakuno y Yamakawa Masanobu, jefe del Departamento de Ciencias de la Salud de la Universidad Osaka-Kyoiku, participaron de un taller sobre síndrome metabólico en el Hospital de Clínicas. Allí, explicaron cómo lograron mejorar la calidad de vida de la población y reforzar las conductas positivas.
Modelo de reemplazo
El programa, diseñado por Masanobu, reemplaza un modelo de salud "que ya fracasó", como definieron los expertos, porque "toda la responsabilidad de la salud recaía en el individuo". El nuevo modelo, en cambio, incentiva la educación de la población para comprar alimentos más adecuados, caminar los 10.000 pasos diarios recomendados, mejorar el control de la presión arterial y prestar atención al peso corporal.
El estudio piloto previo a la puesta en práctica de este programa de educación y atención individualizado demostró su efectividad al año de comenzar su aplicación. Un equipo dirigido por Masanobu seleccionó a 248 voluntarios en la Prefectura de Shiga, que dividió en dos grupos: a uno se le realizó un examen médico general y se le dio información sobre cómo bajar de peso, comer mejor o hacer más ejercicio si era necesario (grupo control), mientras que al otro se le realizó un examen médico específico, que en el nuevo modelo de atención es obligatorio por ley.
Este examen anual incluye un cuestionario sobre los medicamentos que consume el paciente, si fuma, bebe y si realiza actividad física habitualmente, además de las mediciones antropométricas (índice de masa corporal -IMC-, diámetro de cintura, estatura y peso), el control de la presión y un análisis de orina y sangre para medir el colesterol, el azúcar en sangre, la función hepática y la proteinuria.
Si un paciente tenía sobrepeso, y uno o más factores de riesgo -como la presión o el colesterol alto- se le indicaba cómo modificar los hábitos de vida, un nutricionista le explicaba cómo comer mejor y qué alimentos eran los más convenientes, y se le realizaba un seguimiento para controlar esos cambios. Un IMC alto más un factor de riesgo indicaba que la persona tenía riesgo de síndrome metabólico, mientras que dos o más factores de riesgo señalaban la presencia del síndrome.
A los seis meses, los investigadores incorporaron las intervenciones clínicas en el grupo control y se seleccionó un nuevo grupo de comparación de 209 voluntarios de un centro de salud de la misma Prefectura y al que no se le indicó intervención alguna. Al año, en promedio, los dos primeros grupos habían logrado reducir 0,52 puntos el IMC y hasta 10 mm de mercurio la presión.
"En un año, las intervenciones activas y el seguimiento individualizado nos permitió reducir el impacto del síndrome metabólico en un 19,2% en el grupo que lo padecía y un 13,8% en el grupo con riesgo de desarrollarlo", dijo Masanobu a LA NACION durante la entrevista en la Agencia de Cooperación Internacional de Japón (JICA).
El programa se nutre de tres leyes: una de promoción de la salud que, entre otras obligaciones, establece expresamente la protección de los fumadores pasivos; una de educación alimentaria básica, que promueve que el Estado eduque a la población para que ésta sepa elegir una alimentación saludable, y una de asesoramiento específico de la salud, que obliga al empleador a pedirles a sus empleados el control médico anual.
"Hasta ahora se realizaban exámenes complementarios habituales, como análisis de sangre y orina, y un hepatograma, y se identificaba a la población en riesgo -comentó Kakuno-. Hasta ahora no había un sistema de promoción pública ni de control del paciente para mejorar su calidad de vida. Fue el asesoramiento personalizado lo que permitió reducir los riesgos."
Fuente: Por Fabiola Czubaj. De la Redacción de LA NACION.
¿Qué es?
El síndrome metabólico es un cuadro clínico que aparece cuando se dan tres o más de estos criterios diagnósticos de riesgo cardiovascular:
Presión alta
Presión alta
Valores superiores a 130-85 mmHg o bajo tratamiento antihipertensivo.
Obesidad
Obesidad
Indice de masa corporal (peso sobre altura al cuadrado) a partir de 25; circunferencia abdominal mayor o igual a 102 cm (hombres) y 88 cm (mujeres).
Glucosa en sangre
Glucosa en sangre
Nivel de glucemia en ayunas mayor o igual a 100 mg/dl o bajo tratamiento por hiperglucemia.
Triglicéridos
Triglicéridos
Nivel de lípidos en sangre mayor a 150 mg/dl o bajo tratamiento farmacológico.
Colesterol
Colesterol
Niveles de HDL o colesterol "bueno" menores de 40 mg/dl (hombres) o 50 mg/dl (mujeres).
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