En la vivencia real de nuestros vínculos, solemos elegir la opción “lucha” o “competencia” contra otro. Todo parece ser lucha para o luchar por. No se advierte que esa es la base del sufrimiento. Vivir con otros, entre otros, es el arte de armonizar las diferencias. En consecuencia, debemos crear campos de comprensión en vez de campos de lucha. Campos de juego, confraternidad y competencia con uno mismo para ser mejor; mucho más que campos de competencia desalmada y chauvinista. En ese sentido, el fútbol, nuestra gran pasión nacional, en vez de darnos, como suponemos, nos quita.
Los desafíos se llaman aceptación y comprensión de las diferencias de género, armonizar lo diverso de cada uno en el marco de la compartida humanidad, la solidaridad con el diferente o con aquel que, en un determinado aspecto, tiene menos posibilidades. Difíciles desafíos, por cierto, en una sociedad de consumidores, que enaltece el culto del yo y en la cual el otro puede ser el rival a vencer.
Mariano Giraldes
1 comentario:
Sabias apreciaciones. Cuando en alguna oportunidad me quejé de que la vida había sido muy dura conmigo y que era una lucha, alguien a quien aprecio mucho me recordó que también lo es para otros, probablemente por eso Borges elige comenzar una ficción diciendo: " A mi padre, como a todos nosotros, le tocó vivir tiempos difíciles"… También me dijo que hay otras posibilidades en vez de interpretar la vida como lucha o pelea, aunque a veces parezca el único camino que queda. Porque en una lucha todos salen lastimados.
Trasladando estas reflexiones al campo educativo, creo que la búsqueda de nuevas actividades como los juegos cooperativos, la importancia asignada al cuerpo no sólo como máquina sino como expresión de vivencias propias y de interacciones con otros, el replanteo de propósitos y de contenidos de la educación física escolar para que sea inclusiva de diversos sujetos y saberes, son pasos necesarios, que se están dando, para crear campos de comprensión en vez de campos de lucha.
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