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viernes, 15 de febrero de 2008

¿Clientes, alumnos o usuarios?

Desde hace muchos años una parte de mis actividades profesionales las cumplo en un gimnasio. Frecuentemente me he planteado el siguiente interrogante: ¿Son los asistentes a un gimnasio privado alumnos, usuarios o clientes?. No es una pregunta de fácil respuesta porque seguramente algunos de ellos pueden ser ubicados en cualquiera de esas categorías. Y otros, quizás, tengan algo de todas ellas. De cualquier manera es frecuente que el Día del Maestro y también a la semana siguiente, en el Día del Profesor, los “asistentes” saluden a aquellos que les dan sus clases. El texto que sigue fue colocado en cartelera, en último mes de octubre, con el objetivo de poner sobre el tapete el interrogante del título.
“El día del maestro puede servir como disparador de reflexiones sobre el aprender y el enseñar. Aprende aquel capaz de vencer su narcisismo y maravillarse ante la aventura del conocimiento. Enseña y es un maestro, aquel capaz de facilitar a otros ese camino del descubrimiento. Por ejemplo el descubrimiento de su propio cuerpo como aspecto distintivo de su identidad y como motor de salud, vínculo y aprendizaje.
No es, por cierto lo mismo, aunque se confunda frecuentemente, enseñar que trasmitir. Se puede enseñar muy bien una técnica, pero sólo trasmite un saber el que al hacerlo traslada su mundo de valores, su interpretación de la realidad, la sociedad y la cultura. Aquel capaz de resaltar lo trascendente del respeto por el otro, por su subjetividad y por su mundo de significaciones y de sentidos. Puede enseñar brillantemente un profesor pero sólo trasmite un maestro. Ese que al enseñar trasmite su propio ser.
Si aprender se comprende de esta manera, podemos sacar, al menos, dos conclusiones:
1. El primero que debe seguir maravillándose ante todo lo inmenso del conocimiento es el mismo maestro.
2. Que para que el maestro aparezca debe aparecer el alumno. Esto significa que, el que enseña, en muchas situaciones, puede preguntarse...¿ Qué hago cuando el que tengo enfrente no quiere aprender y menos que le trasmitan algo? ¿ Cuando lo que quiere es un buen servicio o consumir un producto?
Bien, así llegamos al núcleo central de lo que quiero compartir con ustedes. Los maestros tenemos una lógica pedagógica grabada a fuego en nuestros genes, que nos lleva a querer enseñarle y trasmitirles saberes del cuerpo a todo lo que se nos ponga por delante. Y a predicar que el esfuerzo autoelegido es de inmenso valor en la formación de una persona. Lógica ésta que se da muchas veces de patadas con la lógica de los consumidores. Que no quieren que les trasmitan nada, sino que se satisfagan sus deseos lo más rápidamente posible. Inclusive no suelen querer la verdad, quieren que se les diga aquello que quieren escuchar.
¿Esto significa que los consumidores, usuarios o clientes, aquellos que suponen que no hace falta otra cosa más que una buena clase de gimnasia, no tienen cabida entre nosotros, al no pertenecer al grupo de aquellos que cada noche solo se alegran si ese día han aprendido algo? ¿Que son sapo de otro pozo o que están equivocados?

NADA MÁS ALEJADO DE LO QUE PIENSO
Mariano Giraldes

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