Algún día, los argentinos finalmente tendremos que aprender algo: a tener continuidad y cumplir lo que se promete. No puede ser que siempre estemos empezando? ¿Un ejemplo?
En 2006, se dio a conocer a conocer la noticia de que el país compraría un millón de laptops a cien dólares cada una. Seríamos uno de los siete países en los que debutaría el programa «una computadora por chico». Los otros serían Brasil, Nigeria y Egipto, China, India y Tailandia.
"El objetivo central es reducir la brecha digital -afirmaron las autoridades de entonces-. Comenzaremos por las escuelas más modestas, donde los chicos no tienen acceso a la tecnología. Nuestra preocupación fundamental es mejorar la calidad de la educación. Hoy mismo empiezan a trabajar comisiones de profesionales y técnicos en distintas áreas, para ver la factibilidad de su introducción y evaluar su impacto."
Durante todo ese año, grupos de especialistas analizarían los detalles indispensables para poner en marcha la iniciativa, que -según Nicholas Negroponte, creador de la idea-, estaría basada en tres principios básicos: que fuera global, sin fines de lucro y que las computadoras llegaran a formar parte de la vida de los chicos ("como lápices").
Además, se anticiparon innumerables detalles. Las máquinas serían muy robustas, resistentes a los golpes y a la lluvia. La pantalla se podría leer al sol y funcionarían con electricidad generada por los mismos chicos con manivelas, pedales o sistemas de poleas...
Y se adelantó que había un grupo de personas que estaban desarrollando los programas ("Incluso en la Argentina", dijo Negroponte). Los encargados del proyecto local aseguraron que estaban "muy entusiasmados" por "la enorme importancia que tiene la educación no sólo para el desarrollo humano, sino también económico"...
Algunos meses más tarde, ese mismo año, Uruguay también anunció que para 2009 cada chico tendría su computadora. Sólo que en este caso, contra todos los pronósticos, acaba de convertirse en el primer país del mundo que está a punto de transformar esa utopía en realidad. Como escribió Laura Casanovas en una reciente edición de LA NACION, de los 2360 colegios primarios estatales que existen en territorio uruguayo, sólo a 33 les faltaba recibir su cargamento de laptops con acceso a Internet inalámbrica. ¡Ya se entregaron 369.000, y 18.000 para los maestros!
En la Argentina, ahora decimos que desde abril próximo distribuiremos las benditas computadoras, pero sólo a 231.000 alumnos y a 25.000 docentes de las secundarias técnicas... Aunque la cifra no esté a la altura de las expectativas iniciales, ¿seremos capaces, de una vez por todas, de hacer lo que en momentos de euforia decimos que vamos a hacer?
En 2006, se dio a conocer a conocer la noticia de que el país compraría un millón de laptops a cien dólares cada una. Seríamos uno de los siete países en los que debutaría el programa «una computadora por chico». Los otros serían Brasil, Nigeria y Egipto, China, India y Tailandia.
"El objetivo central es reducir la brecha digital -afirmaron las autoridades de entonces-. Comenzaremos por las escuelas más modestas, donde los chicos no tienen acceso a la tecnología. Nuestra preocupación fundamental es mejorar la calidad de la educación. Hoy mismo empiezan a trabajar comisiones de profesionales y técnicos en distintas áreas, para ver la factibilidad de su introducción y evaluar su impacto."
Durante todo ese año, grupos de especialistas analizarían los detalles indispensables para poner en marcha la iniciativa, que -según Nicholas Negroponte, creador de la idea-, estaría basada en tres principios básicos: que fuera global, sin fines de lucro y que las computadoras llegaran a formar parte de la vida de los chicos ("como lápices").
Además, se anticiparon innumerables detalles. Las máquinas serían muy robustas, resistentes a los golpes y a la lluvia. La pantalla se podría leer al sol y funcionarían con electricidad generada por los mismos chicos con manivelas, pedales o sistemas de poleas...
Y se adelantó que había un grupo de personas que estaban desarrollando los programas ("Incluso en la Argentina", dijo Negroponte). Los encargados del proyecto local aseguraron que estaban "muy entusiasmados" por "la enorme importancia que tiene la educación no sólo para el desarrollo humano, sino también económico"...
Algunos meses más tarde, ese mismo año, Uruguay también anunció que para 2009 cada chico tendría su computadora. Sólo que en este caso, contra todos los pronósticos, acaba de convertirse en el primer país del mundo que está a punto de transformar esa utopía en realidad. Como escribió Laura Casanovas en una reciente edición de LA NACION, de los 2360 colegios primarios estatales que existen en territorio uruguayo, sólo a 33 les faltaba recibir su cargamento de laptops con acceso a Internet inalámbrica. ¡Ya se entregaron 369.000, y 18.000 para los maestros!
En la Argentina, ahora decimos que desde abril próximo distribuiremos las benditas computadoras, pero sólo a 231.000 alumnos y a 25.000 docentes de las secundarias técnicas... Aunque la cifra no esté a la altura de las expectativas iniciales, ¿seremos capaces, de una vez por todas, de hacer lo que en momentos de euforia decimos que vamos a hacer?
Nora Bär
FUENTE: Diario La Nación - Jueves 17/09/2009
1 comentario:
Realmente es preocupante, que no tengamos políticos que digan y cumplan con lo que dicen, no voy a pedir al 100% pero en nuestro país con que lo hicieran en un 50% estaríamos mucho mejor
Prof. Néstor Trepode
www.nestortrepode.blogspot.com
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