Buscar este blog

miércoles, 11 de julio de 2012

El entrenamiento funcional de los himba

Los Himba son una etnia que habita el norte de Namibia, en el continente africano. Calculo que vivían muy felices, hasta que la gente de “perdidos en la tribu” llegó para mostrar sus costumbres, tan opuestas a las de las sus visitantes. El reality trata de trasplantar una familia de Buenos Aires a una aldea africana y convivir, tratando de asimilar sus costumbres cotidianas. Los escenarios son francamente atrapantes. Pero lo que me llamó la atención, fue un capítulo en especial.
La idea era que cada familia mostrara las actividades físicas que realizaban durante el día. Principalmente los más jóvenes.
Los Himba, jugaron carreras corriendo y en mulas. Simularon luchas cuerpo a cuerpo, y saltaron , con envidiable facilidad. Era el turno de las chicas argentinas de mostrar su motricidad cotidiana.
Quiero creer que fue una idea de la producción: armaron una clase de step. Si, tal cual. Música, unas mancuernitas, cajón de plástico para las chicas, piedras planas para los himba (civilización y barbarie )y comenzó la clase. Dirigida por las improvisadas instructoras, que al decir verdad no distaban mucho de lo que vemos en la mayoría de los gimnasios. Uno , dos ,arriba del banco , abajo, todos parejitos. Los chicos africanos fueron muy respetuosos, y hacían que los rígidos movimientos parecieran un poco más sutiles y graciosos. Pero sus rostros no mentían. Y sus palabras tampoco, cuando les preguntaron si les había gustado la clase. Nooo, dijeron a coro los consultados. Incrédulos, los cronistas le siguieron preguntando. Entonces agregó: no entendí que hacía, ni para que servía, tampoco fue divertido... Me suena familiar, dije desde el sillón de mi casa. Cuantas veces lo habrá dicho algún alumno de una clase mía...? No creo estar invicto de críticas similares. Sentí cierta incomodidad solidaria con las improvisadas instructoras.
Una anécdota si se quiere, trivial, hasta graciosa, me llevó a reflexionar sobre el hacer del profesor, el alumno y cuál es el producto final de esa interacción en la actualidad. Y creo que hay algunos puntos sobre los que tendríamos que repensar nuestra labor como docentes:
-La corporalidad de los Himbas: más auténtica y real que la de la mayoría de los habitantes de las grandes ciudades. Sus juegos son realmente “funcionales”a las tareas que realizan durante el día. Cuidar el ganado, transportar cargas, hacer grandes distancias a pie, competir en el juego de seducción del sexo opuesto, defenderse. ¿Para qué subir y bajar un escalón cientos de veces , si el ámbito es una llanura casi exasperante. Tampoco los divierte llevar pesitas insignificantes, cuando lo que necesitan es levantar un cuenco con diez litros de agua sobre la cabeza (lo hacen las mujeres, en teoría el sexo débil) Y cuando se recrean, no olvidan ni el ritmo ni la danza.
Nuestras clases quizás deberían contemplar esta racionalidad, y prepararnos para la proeza de estar cuatro horas sentados frente a una pantalla, no caminar más de cien pasos por día y tener al alcance de la mano, mas alimento del que necesitamos.
-La globalización del movimiento: las chicas porteñas mostraron una clase inspirada en un modelo calisténico americano, actualizada a través de un rítmo pop latino pegadizo, en una aldea africana. ¿Qué mezcla no? –Entonces ponemos un tango y listo- argumentaría alguien en un intento de simplificar la cuestión. Podría ser o no. No creo tener una respuesta definitiva. Pero sería un buen punto de partida, reflexionar como absorbemos acríticamente, profesores y alumnos, las modas y tendencias con que la industria del fitness nos inunda día a día, convirtiéndonos en damnificados de las más variadas irracionalidades.
-La rigidización del fitness:  acudimos a una excesiva simplificación de las sesiones, que no enriquecen la motricidad del alumno. Se priorizan los elementos supuestamente novedosos, tal vez para darnos cierto aire de actualizados, limitando la riqueza y sutileza de movimiento del alumno. Y muchas veces lo que es peor, su significación. Si a esto le agregamos el sedentarismo cotidiano, producto de los cambios tecnológicos, en un tiempo no muy lejano, la relación entre el cuerpo y el movimiento, será otra, e intuyo, mucho más pobre.
Ante tanto marketing, métodos y sistemas, quisiera rescatar la lección de los himba. Sus cuerpos en movimiento, hablan por si mismos. Armonía, eficienciencia,y elegancia, son atributos que cualquier docente desearía lograr en sus clases. Ellos lo logran, y encima, se divierten.

El autor, Miguel Ordoñez es Profesor de Educación Física y vive, actualmente, en Rosario.

No hay comentarios: