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viernes, 10 de diciembre de 2010

SAPO DE OTRO POZO

Una vez más, un trabajo práctico de la Maestría en Educación Corporal de la UNLP, de la profesora Adriana Rovella, me resulta especialmente interesante. En este caso porque Adriana no es profesora de educación física y sus búsquedas en torno a lo corporal, han transitado otros caminos que aquellos que suelen ser más habituales entre nosotros. Además, "en tiempos de todos contra todos", su disposición a escuchar otras interpretaciones, aprender y disfrutar de ellas, está señalando una apertura muy significativa hacia otros códigos, otros lenguajes y otras teorías.
Es que una apertura semejante ayuda a alejarse de los fundamentalismos, amplía la mirada y evita "casarse" con una teoría para toda la vida.

Antes de empezar a cursar el seminario pensé que me iba a sentir como “sapa de otro pozo”; es que “lo corporal” es vasto, está superpoblado de propuestas, y si bien he incursionado en algunas de ellas, en las específicas de las Gimnasias, mis experiencias se remontan a los lejanos tiempos de las escuelas primaria y secundaria y algún pasaje fugaz de pocos meses seguidos, y con bastante espacio entre medio, en un gimnasio, con sus características “rutinas”, que sobrellevaba más por obligación que por gusto. Nunca me convencieron.
Mis búsquedas, mis gustos, mis experimentaciones estuvieron orientadas hacia otras maneras de hacer y decir desde, con el cuerpo: Danza Clásica, Música, distintas técnicas de Danza Contemporánea, Danza Teatro, Expresión Corporal…hasta encontrarme hace más de treinta años con la Sensopercepción, la Gimnasia Conciente, la Eutonía que convertí en mi camino de vida. En cada una fui pudiendo desplegar mis capacidades corporales, creativas, emocionales ya que trabajar con/ desde el cuerpo y bailar me produce un inmenso placer, una gran felicidad.
A medida que transcurría el seminario sentí que estaba transitándolo y que estaba siendo invitada y muy bien recibida a ese “otro pozo” que tanta curiosidad y temor me daba. Sentí que podía ser una visita oportuna, que podía integrarme, que se me facilitaba la integración y que como cada una y cada uno de los participantes, era tenida en cuenta de una manera especial. Las clases, los encuentros eran para todos y a la vez para cada uno.
Me fui enterando, y “dando cuenta” que esta modalidad tenía que ver con la propuesta. ¡La coherencia en marcha!.
“Todo suma” es un aspecto del seminario que me llevo, la habilitación para posibilitarnos desde nuestros recorridos y formaciones rescatar, seleccionar, elegir aquello que consideramos más valioso, consistente, coherente, también aquellas propuestas que han significado desafíos, que nos han planteado dificultades, interrogantes, han sido motivadoras para seguir adelante.
Del “todo suma” rescato la importancia de la experiencia vivencial, pienso que no hay teoría que de cuenta cabalmente del desarrollo de las experiencias y experimentaciones de y en las prácticas corporales, generalmente son “decires” más o menos fundamentados, que al pasarlos a la palabra y “diseccionarlos” en explicaciones a veces técnicas, a veces científicas, producen otra cosa, lo que se dice es otra dimensión de lo que se hace, aunque sea una verdad de Perogrullo; frecuentemente nos encontramos con relatos que fuerzan sus contenidos en pos de un sentido de las acciones. Quedarse con, en los discursos, en los textos que hablan de las prácticas, es encorsetarlas, encerrarlas, limitarlas, coartarles el movimiento, la expansión, la intensidad que cobra cada acto, cada ejercicio, cada gesto en cada persona, con su propia experiencia.
Valoro y rescato también esa escucha, esa mirada, esa posición atenta, analítica y práctica de las prácticas; leer a los autores, a las técnicas a la vez que verlos en movimiento, recibiéndolos a través de sus discípulos, pasando por nuestros cuerpos sus propuestas. La transmisión de esas prácticas, que alguien nos las cuente, nos las represente, nos invite a probarlas, fue generando un continuum a modo de un donar movimientos, que al recibirlos se transforman y propician nuevas posibilidades para ofrecer, recibir, recrear.
Se nos planteó, y pudimos vivenciar, del maestro del cuerpo su formación, su estado, disponibilidad, ductilidad, acorde, coherente a una ética, que en esta construcción personal-profesional pueda ir encontrando maneras de armar el propio proyecto pedagógico; atento y respetuoso de sus propias posibilidades y las de sus aprendices, considerando sus posibilidades y necesidades. Esto, entiendo y comparto, implica una formación permanente del maestro, fuera y dentro de los ámbitos de intercambio pedagógico, en una actitud activa de aprendizaje, responsable, haciendo con/desde el cuerpo, pensando, estando atento durante y a partir de ese hacer, considerando en las prácticas, también teorías, reflexiones, sentires.
Esta actitud supone un estado de máxima atención y recepción de aportes y recursos también de otras disciplinas para integrar a la propia propuesta.
Hubo una invitación que acepto a orientar las prácticas al cuidado de la salud, al bienestar.
La modalidad de llevar a cabo los ejercicios con atención y respetando las posibilidades de cada uno, si bien me resulta familiar, habitual en mi trabajo personal y ejercicio profesional me pareció novedosa en este ámbito de trabajo, -donde es frecuente escuchar que las “ejercitaciones” se ofrecen como repeticiones mecánicas buscando más ciertos logros que un hacer a conciencia, más una imitación de un modelo que un respeto de los propios procesos-, propiciando en el aprendiz la “construcción de sentido”, que puedan significar aportes para la formación de su propio “proyecto autogestor”.
Dicha modalidad, al estar en otro contexto, me significó una puesta en cuestión y un enriquecimiento, también aquí para mí estuvo presente la observación de los hábitos – ¡los míos!, la revisión, el análisis de las posibilidades de la vida cotidiana y el encuentro de nuevas formas de hacer, pensar, decir, sentir.
Durante las clases de práctica específica como aprendiz “urgente” de Gimnasia Síntesis
me encontré haciendo una variedad de “ejercicios”, movimientos en distintas posiciones del cuerpo en el espacio, teniendo en cuenta fuerza, flexibilidad, tonicidad, movilidad articular, resistencia, intensidades, ritmos, de a dos, en pequeños grupos, todos a la vez, y también cada cual en lo suyo, también encontré el permiso, la habilitación para no hacer cuando me sentí cansada o encontraba que por alguna razón alguna ejercitación me era inconveniente. Clases prácticas, por el propio hacer y por la posibilidad que se tornen prácticas para las necesidades y posibilidades de cada uno; creativas, encontrando que el maestro enriquecía su propuesta tomando de los aprendices algún movimiento, un ritmo, alguna dificultad para transformarla en una variante posible; entretenidas a modo de “cosa jugada, no juzgada”. Al encontrarnos con el esquema de clase, los distintos momentos tenidos en cuenta tenían su registro en el cuerpo, los estiramientos, los movimientos más ligeros y sostenidos, el uso de la fuerza y la resistencia, la vuelta a la calma estuvieron presentes. Las preguntas sobre las acciones, cómo hacemos lo que hacemos, desde dónde, con la posibilidad de la atención allí, incorporando a las prácticas acciones de la vida cotidiana de los aprendices, sus posibilidades y dificultades, para trabajarlas.
La planificación de las clases, con una organización dinámica, para ser experimentadas en los distintos ámbitos donde desarrollamos nuestras tareas docentes; la invitación a extraer de las distintas corrientes propuestas para armar una buena clase hoy en las escuelas, los clubes, los gimnasios, los “estudios” como nombramos algunos nuestros espacios, con distintas personas, distintos grupos, fue una invitación a interrogarnos cómo hacemos posible, coherente, honesta nuestra práctica, cómo llegamos a cada integrante de un grupo para que cada cual se lleve recursos, haciendo que la experiencia pueda ser significativa, que le permita a la persona identificar su sentido, que los contenidos sean un aporte para su formación como sujeto.
Me fui encontrando “como pez en el agua” en un espacio de enseñanza, aprendizaje, formación, con saberes circulando, desde el movimiento, desde los sentires y decires, con reflexiones, preguntas, intercambio y mucho estímulo para seguir adelante en mis propósitos.
Muchas gracias!

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