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viernes, 23 de julio de 2010

NO HAY GIMNASIA: Hay gimnasias, en plural.

Han existido muchas maneras de encarar esa práctica que llamamos gimnasia.
Su historia, que la tiene, ha registrado una inmensa cantidad de métodos y maestros sobresalientes que inclusive le han puesto su nombre a tales métodos. Son bien conocidas diferentes escuelas, con gran variedad de técnicas y argumentos para justificar su existencia, argumentos que provenían- y provienen- del arte, de la ciencia, de la filosofía y de la política.
Dado que tales propuestas se originaron en contextos culturales e históricos también cambiantes, se justifica que hablemos en plural sobre ellas.
Y también que digamos que la gimnasia, como otras prácticas sociales, profundamente influenciadas por los mencionados contextos, no es, sino que está siendo. Está en evolución y cambio permanente.
Muchos aceptarían, como aproximación a una definición, decir que gimnasia es una serie de técnicas destinadas a mejorar el cuerpo. No está mal. Pero es claramente insuficiente. Sucede que ella, tal como otros objetos, ha sido especialmente reacia a dejarse definir.
La cosa cambia si decimos que es una práctica sistemática e intencionada de construcción y mejoramiento de una manera corporal de andar por la vida. Siendo, en consecuencia, constitutiva de lo que podríamos llamar el sí mismo.
Concepto, éste último, poco familiar al que nos iremos aproximando, dado que ese es, precisamente, el aspecto sobre el cual me interesa reflexionar.

La gimnasia como disciplinamiento a través del cuerpo.
Ha sido a través de los escritos de Foucault que en nuestro campo comenzamos a repensar algunas prácticas corporales, fuertemente prescriptivas como la gimnasia, como una técnica de disciplinamiento social, que colabora o puede colaborar, en la construcción de cuerpos dóciles.
Como puede sonar duro esto de cuerpos dóciles, menciono como argumento algunas características que la gimnasia ha tenido y que siguen siendo de general aceptación:
· Se procura un gesto eficaz.
· Ese gesto eficaz está prescripto de acuerdo a un modelo técnico preestablecido que ignora las posibilidades y biografías corporales de los sujetos. Y es anterior, en su concepción, a ellos mismos.
· Se basa en aspectos biomecánicos. Sobrevuela al planteo, lo que se considera normal y lo que no lo es.
· Todos los practicantes se deben mover uniformemente y al mismo ritmo. (Hubo épocas que tal uniformidad se intentó cambiar, pero volvieron a la carga en casi todas las propuestas actuales, que siguen la lógica del mercado).
· El ejercicio debe ser progresivo y cada vez más intenso.
· Los exámenes completan la función de corroborar si lo entregado se corresponde con lo alcanzado por los alumnos. Las pruebas de aptitud física tomadas al principio y al final del año, se prestan a la perfección a tal objetivo y son muy usadas para “poner una nota”.
Estas características mencionadas alcanzan para entender la pregunta que se hacía Foucault… Si no es por disciplinamiento ¿Por qué el ejercicio forma parte de la oferta que hace el sistema carcelario?
La pregunta que sugiero que pensemos nosotros es:

Punto clave: ¿pueden pensarse propuestas que incluyan criterios técnicos resignificados (como creo que deben serlo), que ayuden en esa construcción del sí mismo y que no tengan como objetivo el disciplinamiento y el control?

Dicho de otra manera, deberíamos pensar si nuestras estrategias didácticas, cuando enseñamos gimnasia, colaboran a emancipar corporalmente o no. Si ayudan a desarrollar la capacidad de ocuparse de uno mismo y de los demás o no. Se dirime si podemos afirmar que colaboramos con nuestros alumnos- en cualquier ámbito de intervención- en la construcción de un proyecto auto gestor, con marcada intención de mejorar la calidad de vida. O no.
Este ocuparse de uno mismo supone un nivel básico y uno avanzado de conocimiento personal. Que aumenta cuando, de una vez por todas, uno se decide a relacionarse inteligentemente con ese cuerpo muchas veces ignorado, tatuado por los medios, condenado a la inmovilidad y a la falta de contactos personales reales y no virtuales.
En el marco de una sociedad esclavista y con un ethos guerrero, totalmente diferente de la nuestra, los mismo griegos manejaban búsquedas parecidas a las que estoy sugiriendo, era para ellos indispensable “estar preparados” para afrontar los acontecimientos de una vida, marcada por esa realidad que les tocaba vivir.
Ese “equipamiento” para la vida, ese aprender a cuidarse y ejercitarse, ese proyecto de aprendizaje que implica autonomía, alteridad, auto conocimiento y auto control, es constitutivo del sí mismo. Implica una resistencia del yo ante las influencias disgregantes de la realidad social y cultural, que se presenta como potencialmente capaz de disgregar ese yo.
Como maestros del cuerpo es posible que no poseamos la capacidad para alterar ciertos acontecimientos propios de las sociedades líquidas, caracterizadas por un consumismo que se convierte en la búsqueda social más destacada. Pero aun en épocas y circunstancias difíciles, no deberíamos aceptar que nos derrumben la esperanza. Es mucho lo que podemos hacer; es mucho lo que podemos enseñar. Seguimos siendo libres para aceptar ciertos hechos inevitables, pero eligiendo una actitud ante algunos de ellos. La libertad también reside en esa actitud de resistencia que uno elige: es patrimonio innegociable de cada sujeto.

3 comentarios:

Nora Petrone dijo...

Excelente reflexión Mariano! Imposible quedar indiferente a tal planteo…

Entre el zapping de la modernidad líquida de Bauman y “Las incertidumbres del Saber” de Wallerstein, pareciera que poco y mal podemos predecir en esta época sobre cómo y en qué derivarán nuestras sociedades.

Sin embargo, algo es cierto: educar para disciplinar y para controlar son,al menos hoy, objetivos arcaicos y esfuerzos inútiles.

Tu artículo, orienta a recuperar una actitud libertaria que no puede concebirse junto a la dependencia de ningún reduccionismo disgregante.

Una vez identificado qué es lo más rico que podemos dejarles y que es lo más miserables que debemos evitarles a nuestros jóvenes… la tarea es simplemente no olvidar que la intencionalidad de cada clase debe estar atenta a ello.

Cuando el maestro lo tiene claro, los contenidos se resignifican en cualquier intervención.

Muchas gracias, Nora

Mariano Giraldes dijo...

Me alegro que te haya gustado. Es bastante perceptible, creo, que la educación física escolar no es ni siquiera útil como dispositivo de disciplinamiento y control de los cuerpos. El disciplinamiento y el control a traves del cuerpo siguen existiendo. Pero ejercitados por los medios de información- ya que no de comunicación- y el mercado. Tengo la intención de tomar algunas de las ideas a ´las que apunta el articulo y desarrollarlas más. Siempre haciendo referencia a ese primer núclueo central. ¿Qué te parece?. Como te he comentado en algunas oportunidades, uno de los problemas al escribir tanto un artículo, como un libro, o un ensayo, es la extensión. Hay que esmerarse en ser lo más breve posible. So pena de que no te lean ni los lectores.
Podría, así, abordar algunos de los creadores que dieron su nombre a una escuela de gimnasia: O cómo, en las sociedades posmodernas, tiene una lógica de época, esto de un proyecto autónomo de gestión del propio cuerpo; o la contradicción que existe entre una aparente exaltación de todo lo que tiene que ver con lo corporal y el mal trato a que se somete al cuerpo en lo cotidiano. En una relación de odio/amor, o algo así.
Mariano

Nora Petrone dijo...

Impresionante eso de la relación amor-odio, sin embargo... si nos basamos en los orientales, el opuesto del amor es el Miedo, siendo así, es interesante ver que si el miedo genera todo que sea destructivo, bien genera el odio por lo tanto, su opuesto (del odio) estaría claro que no sería el amor... y la verdad es que no veo la parte del amor, los cuidados que bien pueden catalogarse de amorosos, se desvanecen cuando ves sus móviles: agradar al otro, alcanzar la pócima antienvejecimiento y en lo vulgar recuperar (o adquirir) el buen.. lomo. Eso puede ser búsqueda de reconocimiento, inserción social, hasta una estrategia en la búsqueda de una pareja... menos amor. El amor tiene que ver con lo verdaderamente sagrado, o genuino si quieres, en la búsqueda del bienestar, de la felicidad, plenitud, ausencia de insatisfacciones, etc. pero no con la transformación del cuerpo contra natura, (con esto no quiero decir que esté en desacuerdo con el cuidado estético ¡ni ahí! me encantaría hacerme las terapias maravillosas que hoy te devuelven la lozanía y te afirman el cuero, pero lo que planteo es que no creo sea por amor y no hay nada errado en ello!´

Ya que me invitas a opinar, yo elegiría algo bien actual, la valoración y comprensión de la historia sin dudarlo, son valiosas, pero creo que en este tiempo ya no tenemos tiempos de regresar ni de explicar, seguro que a vos para escribir tus reflexiones del hoy te serviría, pero como dices, se haría largo y en la Ed Fís. no somos lectores sistemáticos ni pacientes.
Creo que urge ver algo sobre las derivas de estas relaciones que hoy se establecen con el cuerpo ¿cómo será esta en los adolescentes? cómo ven su cuerpo? qué valoran en él? Lo valoran? Se podría apuntar a ellos? qué dirían ellos de sí mismos? qué anhelan? , si se nos escapa esta generación nos sé qué sigue, están tan solos y perdidos y nosotros, al menos sus padres, le estamos pudiendo ayudar tan poco...