En las mujeres, el aumento de peso promedio después de casarse y tomando un lapso de 10 años, fue de diez kilos, si tenía un hijo y pareja; de casi siete kilos si tenía pareja y ningún hijo, y de cinco kilos si no tenía ni pareja ni hijos.
No hay razón para creer que tener un compañero puede causar cambios metabólicos, por lo que entre las mujeres sin hijos pero con pareja el aumento estuvo casi con seguridad causado por la alteración de los hábitos alimenticios. Además se notó un continuo incremento de peso entre todas las mujeres a lo largo de las investigaciones. La tendencia es que todas aumentan, pero más lo hacen las que tienen pareja e hijos.
Los varones aumentan aún más de peso que sus compañeras una vez que abandonan la soltería. Investigadores de la Universidad de Carolina del Norte, hallaron datos más severos que los señalados antes: tras cinco años de estar en pareja, las mujeres habían subido un promedio de 12 kilos, mientras que los varones habían ganado quince.
El casamiento, al igual que el embarazo o el posparto para las mujeres, es para muchos el puntapié inicial de la espiral metabólico-conductual que es la obesidad. Y una vez iniciada es difícil detenerla.
¿La razones? Son varias:
· Menor incentivo para cuidarse porque uno ya no “está en el mercado de solos y solas”.
· Menor tiempo para la actividad física.
· Se cocina para complacer al otro.
· Se sale más a comer afuera.
· Se tienen más compromisos sociales que significan, por lo general, más calorías ingeridas.
· Comer en compañía incrementa la porción final de comida, y el número de comensales se relaciona con el volumen de comida.
· El los restaurantes sirven la misma porción al hombre y a la mujer aunque el hombre pese 30 kilos más.
· Estar casado con una persona obesa incrementa en un 37 % el riesgo de volverse obeso.
· Comer frente al televisor no permite percibir la dilatación del estómago y con ello, la sensación de saciedad, por lo que se sigue comiendo más de lo necesario.
Finalmente, hay que aceptar que todos crecemos y envejecemos. Eso hace ganar peso “naturalmente”, sobre todo en el medio tóxico actual. Con la edad, no sólo desciende el metabolismo, sino que además se pierde masa muscular, los movimientos se lentifican y uno tiende a moverse, en su vida cotidiana, cada vez menos.
M.G.
martes, 16 de febrero de 2010
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