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viernes, 27 de noviembre de 2009

El placer en las prácticas corporales


En la sociedad del entretenimiento es lógico que uno se interrogue sobre el placer al ejercitarse corporalmente. Así nos sucedió a Jorge “Conejo” Brambatti, a Marcelo Levin y a mí, en una charla informal que compartimos.
Marcelo, que tenía por delante una mesa redonda en la Expofitness y una convención de Body & Mind (que se dedica a explorar las gimnasias alternativas, menos analizadas por la industria del fitness), quería que presentásemos algo juntos.
Se me ocurrió consultar con mis alumnos del gimnasio sobre el placer y cómo, dónde y cuándo se obtiene en las prácticas corporales. Estas son sus respuestas que presenté en los espacios mencionados, con pequeños comentarios de mi cosecha. Estos últimos aparecen en cursiva.

Respuesta: “El placer, en mi caso, aparece cuando uno percibe que se pueden vencer las dificultades que plantea el propio cuerpo al ejercitarse”.
Comentario: Desde el principio aparece esta clave. Muestra el significado que algunas personas le otorgan a los desafíos personales que deciden asumir. Desde luego, cuando cada uno se hace cargo de su propio discurso y en concordancia con el mismo, construye su proyecto personal de gestión del propio cuerpo, todo se simplifica para el profesor o instructor. El desafío aparece cuando el practicante deposita en el entrenador y en el programa, la responsabilidad acerca de los resultados, sin hacerse cargo de nada. En esos casos sugiero ésta estrategia:
· Dar a conocer y consensuar los objetivos que irán a buscarse.
· Trasladar el crucial concepto, tan olvidado en la modernidad tardía, de que casi todo lo que vale la pena conseguir cuesta esfuerzo. Al pretender divertir al aprender o al querer complacer a su alumno, más allá de un cierto límite que cada uno deberá establecer, el maestro legaliza la permanente búsqueda de felicidad que tiene sus aristas peligrosas, precisamente cuando evita todo esfuerzo.


Respuesta: Me da placer cuando en el planteo de clase se evita toda mecanización y uno es estimulado a moverse casi libremente, en torno a una consigna y registrando, por ejemplo, lo que hace cada una de las partes de su cuerpo, anticipando el movimiento por venir.
Comentario: El registro invita a pensar en esa ya antigua aseveración de que la educación, en cierta medida, es el ajuste de nuestro cuerpo a las exigencias normativas de la sociedad. Pienso que todos, de alguna manera, somos criaturas atrapadas en las redes de ella, del mercado y de la historia de la cultura a la que pertenecemos. El poder liberarnos de tales ajustes se vive placenteramente.
Al participante le faltó hacer una mención al componente socio emocional y hubiese definido lo que es un espacio y un tiempo significativo, de coherencia, en el cual el sujeto no está escindido, dividido.

Respuesta: Lo más placentero aparece cuando uno percibe que el cuerpo, de a poco, va respondiendo.
Comentario: Una característica que aparece a repetición en los aprendizajes corporales consiste, precisamente, en que los aprendices relacionan placer con sensación de progreso. Progreso que, por otra parte, se ve frecuentemente interrumpido por mesetas de estancamiento, acerca de las cuales cada sujeto debería estar advertido, para evitar abandonos y desilusiones.

Respuesta: Cuando comenzás a sentirte bien con tu propio cuerpo… ¡Eso es lo placentero!
Comentario: Es una buena señalización por las posibilidades que ofrece para profundizar. Por ejemplo: ¿Qué relación teje cada persona con su propio cuerpo? Pensemos en un asmático, un diabético, un portador de una escoliosis idiopática, un obeso; todos ellos inevitablemente van a relacionarse a través del dolor, del sufrimiento y de la limitación.
Y también se negarán la posibilidad de relacionarse con otros a través del cuerpo y el placer primitivo y salvaje que existe potencialmente en todos. Que aparece, sobre todo, al moverse libremente, bailar o jugar.
Si a esto le sumamos que el pobre cuerpo suele estar adormecido por la cultura, la religión, los medios de comunicación y las nuevas tecnologías con su multiplicidad de pantallas que impulsan al sedentarismo y el autismo social, la educación, del cuerpo aparece como recurso crucial de aprendizaje, creatividad y comunicación.

Respuesta: El placer surge cuando nunca sé que voy a hacer en la próxima clase. Sé que haré una práctica intensa pero no en qué va a consistir. La variabilidad, la sorpresa, la complejidad, la novedad, el desafío, son fundamentales. He hecho gimnasia en muchas partes y sé que esa diversidad no aparece en todas las propuestas.
Comentario: No existe repetidor sin alma repetitiva; no existen clases repetidas sin profesores repetidores. No es para nada inocente que los modelos didácticos que siguen los profesores e instructores de fitness sean idénticos o, al menos, muy parecidos. Eso permite que todos sean intercambiables; eslabones de una cadena que pueden ser reemplazados sin que se altere el producto- la clase- que los clientes han venido a buscar. Los vínculos interpersonales son olvidados en aras de que los clientes, se fidelicen con el gimnasio/empresa, no con el profesor. Porque si llega a suceder esto último y el profesor renuncia, para irse a trabajar a otra parte, los alumnos pueden seguirlo. Precisamente porque pueden no sentirse ya clientes sino alumnos de un maestro que ha mostrado ser diferente.

Respuesta: A mi lo que me da placer es la sensación de pertenecer a un grupo. Que soy aceptada en él, que no soy discriminada por ser mujer y tener 65 años. He aprendido que tales integraciones, en una sociedad que te empuja a la soledad y el aislamiento, no son frecuentes.
Comentario: Ante este registro, vale recordar que las expectativas que las personas tienen con respecto a toda práctica corporal e, inclusive, aquello que consideran placentero o desagradable, dependen en gran medida de la edad, el género, la clase social a la que pertenecen, la etnia y los recursos simbólicos y prácticos de los que dispone. Por una serie de razones históricas, muchos de nosotros, sin darnos cuenta, seguimos suponiendo que en los grupos predomina la homogeneidad. Nunca es así. Lo heterogéneo es la norma. Por lo tanto, las clases tienen que ser diferenciadas. Clases envasadas, iguales para todos, siguiendo recetas que en algún lugar fueron exitosas, son el mejor camino para el hastío y la deserción. Digámoslo de una vez: hay una dosis importante de ciencia en la clase. Pero la pedagogía está profundamente impregnada de lo imprevisto del arte. No es una cuestión de causa-efecto. Es creatividad, improvisación, observación y escucha de lo que sucede en el grupo y modificaciones permanentes en función de los emergentes que surgen de la misma práctica.

Respuesta: El secreto de que una clase sea placentera reside en los profesores.
Comentario: Einstein dijo:”La teoría de la relatividad es sencilla hasta que de verdad comienza a ser la teoría de la relatividad”. El dar una clase que sea reflexiva, pertinente y significativa para los que participan en ella, puede parecer sencillo, pero es de una gran complejidad.
Que puede comprenderse perfectamente si consideramos que cada lección debería tener un impacto simultáneo sobre lo corporal, lo socio afectivo y lo cognitivo. No es el lugar para aclarar el funcionamiento integral de estos aspectos, pero parece evidente que en una clase de gimnasia, deporte o danza, en las prácticas en el agua o en las que se realizan en la Naturaleza, el cuerpo va a estar inevitablemente presente. Por lo tanto el desafío de la enseñanza consiste en que en ella, cada sujeto:
· Aprenda a hacer un uso adecuado, placentero y crítico de su cuerpo.
· Aprenda a ser y decidir qué quiere hacer con su cuerpo.
· Aprenda a saber sobre el mismo. Desde su funcionamiento a la comprensión de las presiones sociales y culturales que se ejercitan sobre él.
· Aprenda a estar con los demás en el marco del respeto a los otros y a las reglas.

Respuesta: Yo también he hecho gimnasia en muchos lugares. En general, venden humo. Me gusta la actividad física cuando encuentro una propuesta sólida y altamente profesionalizada.
Comentario: Afortunadamente no todos son consumidores acríticos. Por lo tanto vale la pena que nos preguntemos ¿De qué trata nuestra intermediación entre los sujetos y los saberes corporales que merecen ser conocidos? ¿Se trata de enseñar a vivir el cuerpo en forma placentera y relacional o se transa con que los alumnos lo vivan en función de los signos de distinción que permite trasmitir? Si es de ésta última manera, el cuerpo en realidad desaparece y aparecen esa serie de rituales corporales estupidizantes, que se comercializan con diferentes nombres.

Respuesta: A mi me gusta sentir que me esfuerzo corporalmente; lo que no significa que quiera salir reventado. Pero me da placer darme cuenta que puedo hacer deportes y jugar con mis hijos sin sentirme cansado inmediatamente.
Comentario: En un entrenamiento personalizado, las dosificaciones individuales” para no salir reventado”, son relativamente sencillas. Lo mismo que aumentarlas progresivamente en función de las adaptaciones producto del entrenamiento. La frecuencia cardíaca, el consumo calórico o el consumo máximo de 02, son recursos muy utilizados, por ejemplo. Pero en las clases grupales, poder diferenciar los esfuerzos que hace cada uno, es notoriamente más difícil. Hay que recordar que deben tenerse en cuanta las llamadas variables de las cargas. Son las siguientes:
· Frecuencia semanal de los entrenamientos.
· Volumen de los mismos
· Intensidad
· Densidad, que refiere a la forma y características de las pausas.
· Aumento de las cargas en función de los progresos.
· Dificultad coordinativa de los ejercicios.
En esas organizaciones del entrenamiento, sugerimos utilizar la Escala de Esfuerzo Auto percibido de Borg, que ha demostrado ser muy confiable.

Respuesta: Me da placer la sensación de bienestar y energía extra que siento al final del día. Me comparo con mis amigos sedentarios y veo en el estado lamentable que quedan después de todo un día de trabajo.
Comentario: El que responde ha sido, durante muchos años, jugador de Walter polo, de nivel internacional. Claramente el placer lo relaciona con superarse y superar a los otros. Debería seguir trabajando sobre sí mismo y tomar su entrenamiento con más calma. Ciertamente sus comparaciones son perfectamente reconocibles y hasta admisibles. A todos puede pasarnos que si un día, nos enteramos que nos aumentan de sueldo, nos alegremos. Si al día siguiente se lo aumentan a todos, el placer disminuye drásticamente porque ya no me diferencio de los otros.
Su respuesta también permite que recordemos una frase de más arriba: “El cuerpo permite trasmitir signos de distinción porque se ha convertido en el más bello objeto de consumo”. Alejado del mundo de la aptitud física y la salud, el deporte permite efectos parecidos: no es lo mismo en la Argentina, decir que se juega a la pelota a paleta que al rugby. No es lo mismo el tenis criollo (sobre tierra pisada y con paleta) que el Hockey.

Respuesta: Yo también pasé los 60 años. Mi marido está en silla de ruedas, pesa 70 kilos; me resultaba imposible hacerme cargo de él. Ahora, con todo el entrenamiento muscular que hacemos me siento totalmente segura. Además, nosotros nos vamos de vacaciones a Chile. Siempre había intentado hacer una excursión en la que hay que subir un volcán de 3162 metros de altura. Jamás lo había conseguido. El año pasado lo subí fácilmente. ¡Eso sí que fue placentero!
Comentario: Aquí se juntan utilidad y sentido. Le es útil poder ayudar al marido, que duda cabe, pero le otorga sentido a su logro en la subida al volcán y eso es lo que le da placer. Me parece de lo más significativo: es que se siente placer cuando uno logra romper con las cadenas que nos esclavizan a modelos de pensar, o cuando nos rebelamos, al sentirnos arrojados al mundo, sometidos a designios que nos son ajenos. A veces, sin darnos cuenta, nos dedicamos a una determinada práctica corporal porque está “permitida” por otros o está suficientemente enaltecida por el mercado. Pero no es la que a nosotros mismos nos gustaría realizar.

Respuesta: Me da placer saber que me encontraré con un tipo de personas con las cuales me sentiré bien. Por eso, el placer lo encuentro en las clases grupales. Las máquinas no tienen para mí, el mismo atractivo. Me resulta fundamental, la inclusión de pequeños juegos y juegos-ejercicios en las clases.
Comentario: La sociedad de consumidores en la que vivimos exalta la tecnología como un valor. La apreciación de esta alumna, nos sugiere que ella no es todo. En todo caso que ofrece riesgos y posibilidades. Esos confesionarios electrónicos portátiles que son los teléfonos celulares, son un buen ejemplo. Ofrecen la posibilidad de estar siempre conectados; el inconveniente que presentan es estar siempre conectados. Dan, pero quitan.
La respuesta agrega el valor del juego y de las formas jugadas. ¿Cuál es el valor de jugar? El placer y la diversión, en primer lugar. Y el que los juegos enseñan a respetar las reglas aceptadas por todos. Si no hay regla no hay juego.

¿Cómo se hace para dar una clase en la cual estos aspectos estén considerados? En la riquísima historia de la gimnasia, en la gran cantidad de escuelas y sistemas que se han conocido y en los que se conocen actualmente y que muestra una pujante renovación, está la respuesta. Pero sólo la encontrará aquel que esté dispuesto a aceptar que: “No todo lo viejo es malo ni bueno todo lo nuevo”. Una buena dosis de espíritu crítico ayudará en el retorno a permanentes saberes a veces injustamente olvidados, en el rechazo a otros que han sido superados y en las renovaciones cotidianas que requieren de imaginación y creatividad.
Eso sí: no creo que para dar una excelente clase de gimnasia haga falta hacer cosas extraordinarias. Hace falta hacer cosas ordinarias extraordinariamente bien.


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