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jueves, 24 de abril de 2014

“Guapas si, tontas no “

La ficción, muchas veces habla más de la realidad, que la realidad misma. Por eso  miro tele. Si algo no pasa por su pantalla: es porque no existe. Después vemos si es verdad o no, pero primero tiene que estar ahí.
Con esta premisa, me dispuse a ver la nueva serie “Guapas “. Azarosamente, enganché  un capítulo donde un grupo de amigas se había anotado en una “clase que, luego me entero, era de Cross Fit. Ahí estaba el grupete, decididas a hacer algo por sus cuerpos y también,  por qué no, por sus cascoteadas almas. Todas ellas haciendo un gran esfuerzo de voluntad y económico: “nos costó como tres clases de Pilates”- se quejó la más joven-.
Entonces aparece en escena  el instructor. Aquel hombre enorme, intimidante. Con su musculosa negra, pantalón verde militar y un rictus que metía miedo. Con gritos amenazantes, exigía a sus reclutas - o quizás alumnas-  no parar. Y todas obedientes, seguían. Todas menos una, el personaje que estupendamente bien interpreta la talentosa Mercedes Morán, que con atrevimiento replicó: ¡andáte a la mierda! Simple, sencilla y sin eufemismos. De esa manera resumió el sentimiento de muchos sufridos alumnos que se ven sometidos a un rigor desmedido y, que frente al alarmante auge de algunas clases de fitness, en las se confunde superación con exigencia desmedida, y consignas con órdenes imperativas de dudoso beneficio pedagógico.
Puede ser que a algunas personas les guste pero tratemos, nosotros como docentes, de analizar críticamente todo lo que nos llega desde las usinas del fitness mundial, sin perder de vista que esa persona que tenemos en nuestra clase ya ha tenido suficientes malos tratos a lo largo del día. ¿Se merece  otro más?
Podemos parodiar una clase con una disciplina cuasi militar -como con tanta gracia lo hace Daniel Tangona- pero por favor queridos colegas y amigos que no nos devore el personaje. Hay mucha gente que necesita contenidos corporalmente significativos, y no envases camuflados  que disimulen una estructura de clase que no contemple toda la riqueza y sutileza de movimientos de la que son capaces las personas.
Después de muchos años de gritar, me di cuenta que con una sonrisa y una amable indicación, se logra más que con un grito. Eso si queremos tener alumnos inteligentes, sino tengamos reclutas, es más fácil.

Carrera Marrr....

Autor: Profesor Miguel Ordoñez


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