Los intelectuales por Andrés Rascovsky .
Los dirigentes políticos no reparan en medios con tal de continuar en el poder a toda costa .
Según el psicoanalista , los dirigentes políticos argentinos buscan eternizarse en el poder a toda costa y sin importar los medios a los que tengan que apelar. A los 67 años, Rascovsky es presidente de la Asociación Psicoanalítica Argentina. Sobre el hecho de que la mayor parte de los dirigentes a los que alude se han psicoanalizado alguna vez, dice que la terapia psicoanalítica no garantiza que se resuelva "la problemática narcisista, patología muy frecuente en nuestro país".
Añade: "Me parece que la Argentina está capturada por una fuerza destructiva que nos lleva permanentemente a la repetición. No hay firmeza en nuestras convicciones".
Becario del Centro de Investigación de Suicidios de Los Angeles y ex director de la Revista de la Asociación Psicoanalítica Argentina , Andrés es hijo de Arnaldo Rascovsky, fundador de la Asociación Psicoanalítica, en 1942, y uno de los grandes divulgadores del psicoanálisis en nuestro país. Fue Arnaldo Rascovsky quien popularizó la teoría del filicidio. Entre los libros escritos por su hijo se cuentan La violencia cultural, Una perspectiva psicoanalítica sobre la cultura y Suicidio en la adolescencia.
Uno se pregunta ¿cómo esta generación de dirigentes políticos, que es ajena al psicoanálisis, no ha entendido la responsabilidad social que le cabe?. ¿Que tipo de terapia habrán hecho?
Por un lado, podríamos decir que la terapia no garantiza que se resuelva la problemática narcisista. Puede resolver sus síntomas, sus inhibiciones, su angustia, pero no garantiza que el hombre alcance una posición de responsabilidad ni de ética muy significativa. En ese sentido, siempre es un intento, a veces utópico, de que el sujeto acceda a un desarrollo humano más logrado. Pero esto nunca está garantizado.
Uno de los objetivos de la terapia es eliminar el sentimiento de culpa, porque, supuestamente, hace daño.
Hay un sentimiento de culpa sano, que nos humaniza. No creo que haya que abolir la culpa, porque es una pulsión humana fundamental. Genera responsabilidad, conciencia moral, ética...
¿En qué falló el psicoanálisis en la Argentina que hizo que estos dirigentes económicos, políticos y sindicales no tengan mucha ética ni conciencia moral?
Seguramente, falló por no atender el déficit infantil de su psiquismo.Arnold Toynbee decía que las naciones no se destruyen como grupos sociales, sino que se suicidan.
¿Cree que la idea de suicidio se puede aplicar a la Argentina?
Creo que sí, de alguna manera. Pero sobre la responsabilidad directa que puede caberles a los psicoanalistas pienso que es limitada. Freud decía que la virgen de Lourdes siempre sería mucho más popular que el psicoanálisis, ya que lo nuestro es vivido como una peste. El psicoanálisis es una reflexión intelectual que nos lleva a encontrarnos con aspectos muy regresivos de la condición humana. El psicoanálisis descubre la destructividad del hombre. No solamente la capacidad de construcción. Descubre el masoquismo, las autoagresiones, la tendencia al suicidio. Creo que la reflexión analítica ha contribuido a enfrentar al hombre con sus miserias. Pero no es popular porque implica un esfuerzo psíquico muy grande. Un trabajo doloroso. Contribuye a una mirada crítica sobre lo social, sobre la problemática de las masas. Nosotros somos los mensajeros de las malas noticias internas. Alvin Toffler decía que hubo primero una ola que tenía que ver con el desarrollo de la agricultura, luego otra ola que tenía que ver con el desarrollo tecnológico y que la tercera gran ola fue la del desarrollo del conocimiento.
Al intentar conocernos como sociedad, uno percibe que los argentinos parecemos más pendientes de los resultados que de la tarea en sí. Como en el fútbol: el argentino quiere goles. Queda muy poco margen para un pensamiento estratégico.
En nuestro país se ha perdido, en gran parte, la cultura del trabajo. Aquí hubo un dirigente que dijo: "Hay que parar de robar durante un par de años". Daba la imagen de una corrupción extrema. Si hay más de quinientos mil adolescentes y jóvenes que ni estudian ni trabajan, a los que el Estado, o el Gobierno, o la estructura económica, no les han dado lugar, sabemos que van a incorporarse a una sociedad delincuencial. La degradación de los profesores y de los maestros, los salarios de hambre que se pagan atentan contra el desarrollo intelectual de la cultura argentina. Hay un descuido gubernamental extremo.
Su padre creó la teoría del filicidio, la alegoría de los padres que matan a los hijos. Esta dirigencia actual, que no cuida a sus hijos, ¿comete filicidio?
Sin duda. Estos dirigentes políticos tienen algo de filicidas, ejercen una forma de filicidio desplazado. La idea del filicidio es que el origen de la cultura está ligado a un padre tremendo que destruye a su progenie, que compite por el poder y por las mujeres con sus hijos, a quienes castra y mata, o, como amenaza residual, circuncida. Este padre terrible que sólo piensa en él, el jefe de la horda en pleno narcisismo, sólo quiere mantener el poder... Mi padre calificaba a la sociedad de filicida porque los dirigentes quieren eternizarse. Cada una de las instituciones trata de mantener su dirigencia e impedir el acceso de la generación nueva.
Otra característica de nuestra sociedad parece ser el ejercicio de girar siempre sobre el mismo eje. No puede salir del enojo, del resentimiento...
Freud describió lo que él llamó la tendencia a la destrucción del otro y de sí mismo como la pulsión de muerte. Y caracterizó la pulsión de muerte, inherente a todos los seres vivos, por la repetición. La repetición de las situaciones no elaboradas. Me parece que la Argentina está capturada por una fuerza destructiva. Eso nos lleva permanentemente a la repetición. No hay firmeza en las convicciones argentinas. La producción de ignorancia que se ha dado en los últimos años nos ha impedido unirnos de una forma constructiva. En términos psicoanalíticos, la Argentina suele actuar como un borderline, cerca de la psicopatía y de la transgresión de las normas más elementales.
Según el psicoanalista , los dirigentes políticos argentinos buscan eternizarse en el poder a toda costa y sin importar los medios a los que tengan que apelar. A los 67 años, Rascovsky es presidente de la Asociación Psicoanalítica Argentina. Sobre el hecho de que la mayor parte de los dirigentes a los que alude se han psicoanalizado alguna vez, dice que la terapia psicoanalítica no garantiza que se resuelva "la problemática narcisista, patología muy frecuente en nuestro país".
Añade: "Me parece que la Argentina está capturada por una fuerza destructiva que nos lleva permanentemente a la repetición. No hay firmeza en nuestras convicciones".
Becario del Centro de Investigación de Suicidios de Los Angeles y ex director de la Revista de la Asociación Psicoanalítica Argentina , Andrés es hijo de Arnaldo Rascovsky, fundador de la Asociación Psicoanalítica, en 1942, y uno de los grandes divulgadores del psicoanálisis en nuestro país. Fue Arnaldo Rascovsky quien popularizó la teoría del filicidio. Entre los libros escritos por su hijo se cuentan La violencia cultural, Una perspectiva psicoanalítica sobre la cultura y Suicidio en la adolescencia.
Uno se pregunta ¿cómo esta generación de dirigentes políticos, que es ajena al psicoanálisis, no ha entendido la responsabilidad social que le cabe?. ¿Que tipo de terapia habrán hecho?
Por un lado, podríamos decir que la terapia no garantiza que se resuelva la problemática narcisista. Puede resolver sus síntomas, sus inhibiciones, su angustia, pero no garantiza que el hombre alcance una posición de responsabilidad ni de ética muy significativa. En ese sentido, siempre es un intento, a veces utópico, de que el sujeto acceda a un desarrollo humano más logrado. Pero esto nunca está garantizado.
Uno de los objetivos de la terapia es eliminar el sentimiento de culpa, porque, supuestamente, hace daño.
Hay un sentimiento de culpa sano, que nos humaniza. No creo que haya que abolir la culpa, porque es una pulsión humana fundamental. Genera responsabilidad, conciencia moral, ética...
¿En qué falló el psicoanálisis en la Argentina que hizo que estos dirigentes económicos, políticos y sindicales no tengan mucha ética ni conciencia moral?
Seguramente, falló por no atender el déficit infantil de su psiquismo.Arnold Toynbee decía que las naciones no se destruyen como grupos sociales, sino que se suicidan.
¿Cree que la idea de suicidio se puede aplicar a la Argentina?
Creo que sí, de alguna manera. Pero sobre la responsabilidad directa que puede caberles a los psicoanalistas pienso que es limitada. Freud decía que la virgen de Lourdes siempre sería mucho más popular que el psicoanálisis, ya que lo nuestro es vivido como una peste. El psicoanálisis es una reflexión intelectual que nos lleva a encontrarnos con aspectos muy regresivos de la condición humana. El psicoanálisis descubre la destructividad del hombre. No solamente la capacidad de construcción. Descubre el masoquismo, las autoagresiones, la tendencia al suicidio. Creo que la reflexión analítica ha contribuido a enfrentar al hombre con sus miserias. Pero no es popular porque implica un esfuerzo psíquico muy grande. Un trabajo doloroso. Contribuye a una mirada crítica sobre lo social, sobre la problemática de las masas. Nosotros somos los mensajeros de las malas noticias internas. Alvin Toffler decía que hubo primero una ola que tenía que ver con el desarrollo de la agricultura, luego otra ola que tenía que ver con el desarrollo tecnológico y que la tercera gran ola fue la del desarrollo del conocimiento.
Al intentar conocernos como sociedad, uno percibe que los argentinos parecemos más pendientes de los resultados que de la tarea en sí. Como en el fútbol: el argentino quiere goles. Queda muy poco margen para un pensamiento estratégico.
En nuestro país se ha perdido, en gran parte, la cultura del trabajo. Aquí hubo un dirigente que dijo: "Hay que parar de robar durante un par de años". Daba la imagen de una corrupción extrema. Si hay más de quinientos mil adolescentes y jóvenes que ni estudian ni trabajan, a los que el Estado, o el Gobierno, o la estructura económica, no les han dado lugar, sabemos que van a incorporarse a una sociedad delincuencial. La degradación de los profesores y de los maestros, los salarios de hambre que se pagan atentan contra el desarrollo intelectual de la cultura argentina. Hay un descuido gubernamental extremo.
Su padre creó la teoría del filicidio, la alegoría de los padres que matan a los hijos. Esta dirigencia actual, que no cuida a sus hijos, ¿comete filicidio?
Sin duda. Estos dirigentes políticos tienen algo de filicidas, ejercen una forma de filicidio desplazado. La idea del filicidio es que el origen de la cultura está ligado a un padre tremendo que destruye a su progenie, que compite por el poder y por las mujeres con sus hijos, a quienes castra y mata, o, como amenaza residual, circuncida. Este padre terrible que sólo piensa en él, el jefe de la horda en pleno narcisismo, sólo quiere mantener el poder... Mi padre calificaba a la sociedad de filicida porque los dirigentes quieren eternizarse. Cada una de las instituciones trata de mantener su dirigencia e impedir el acceso de la generación nueva.
Otra característica de nuestra sociedad parece ser el ejercicio de girar siempre sobre el mismo eje. No puede salir del enojo, del resentimiento...
Freud describió lo que él llamó la tendencia a la destrucción del otro y de sí mismo como la pulsión de muerte. Y caracterizó la pulsión de muerte, inherente a todos los seres vivos, por la repetición. La repetición de las situaciones no elaboradas. Me parece que la Argentina está capturada por una fuerza destructiva. Eso nos lleva permanentemente a la repetición. No hay firmeza en las convicciones argentinas. La producción de ignorancia que se ha dado en los últimos años nos ha impedido unirnos de una forma constructiva. En términos psicoanalíticos, la Argentina suele actuar como un borderline, cerca de la psicopatía y de la transgresión de las normas más elementales.
Artículo publicado en La naciòn del 10 de junio de 2009
No hay comentarios:
Publicar un comentario