Si queremos vidas largas, con un
poco de suerte genética, alimentación razonable, ejercicio y la ayuda de la
ciencia, podemos lograrlo. Pero... ¿Largas, para qué?
Para muchos la respuesta puede
consistir en lograr poder, dinero, reconocimiento social, éxito, acumular
objetos o saberes e, inclusive, seguridad. En proporciones difíciles de
precisar, tales cosas son admisibles, sobretodo en Occidente. El asunto es que
suelen convertirse en fines en sí mismos y no en medios para alcanzar una vida
significativa.
(Sentido y significado difieren
entre sí. Lo significativo para cada
uno de nosotros aparece cuando le podemos encontrar un sentido que identificamos bien, a todo lo que hacemos).
De manera que el desafío consiste en
construirse- y ayudar a construir a otros- un mundo pleno de sentidos
identificados. No estamos pintados: para algo somos maestros, padres o,
sencillamente, ciudadanos.
Preguntémoslo otra vez y de manera
ligeramente diferente... ¿qué es vivir? ¿Cuáles son las cosas de veras
preciadas y necesarias? Arriesguemos algunas respuestas: la amistad y su
cultivo, las aficiones creativas, el tiempo para la charla y la comunicación
con los seres queridos, la atención a la salud corporal y espiritual, el
desarrollo del potencial emocional e intelectual.
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