La ficción, muchas
veces habla más de la realidad, que la realidad misma. Por eso miro tele. Si algo no pasa por su pantalla: es
porque no existe. Después vemos si es verdad o no, pero primero tiene que estar
ahí.
Con esta premisa,
me dispuse a ver la nueva serie “Guapas
“. Azarosamente, enganché un capítulo donde
un grupo de amigas se había anotado en una “clase que, luego me entero, era de Cross
Fit. Ahí estaba el grupete, decididas a hacer algo por sus cuerpos y también, por qué no, por sus cascoteadas almas. Todas ellas
haciendo un gran esfuerzo de voluntad y económico: “nos costó como tres clases
de Pilates”- se quejó la más joven-.
Entonces aparece en
escena el instructor. Aquel hombre enorme,
intimidante. Con su musculosa negra, pantalón verde militar y un rictus que
metía miedo. Con gritos amenazantes, exigía a sus reclutas - o quizás alumnas- no parar. Y todas obedientes, seguían. Todas
menos una, el personaje que estupendamente bien interpreta la talentosa Mercedes Morán, que con
atrevimiento replicó: ¡andáte a la mierda! Simple, sencilla y sin eufemismos.
De esa manera resumió el sentimiento de muchos sufridos alumnos que se ven sometidos
a un rigor desmedido y, que frente al alarmante auge de algunas clases de
fitness, en las se confunde superación con exigencia desmedida, y consignas con
órdenes imperativas de dudoso beneficio pedagógico.
Puede ser que a
algunas personas les guste pero tratemos, nosotros como docentes, de analizar
críticamente todo lo que nos llega desde las usinas del fitness mundial, sin
perder de vista que esa persona que tenemos en nuestra clase ya ha tenido
suficientes malos tratos a lo largo del día. ¿Se merece otro más?
Podemos parodiar
una clase con una disciplina cuasi militar -como con tanta gracia lo hace
Daniel Tangona- pero por favor queridos colegas y amigos que no nos devore el personaje.
Hay mucha gente que necesita contenidos corporalmente significativos, y no
envases camuflados que disimulen una
estructura de clase que no contemple toda la riqueza y sutileza de movimientos
de la que son capaces las personas.
Después de muchos
años de gritar, me di cuenta que con una sonrisa y una amable indicación, se
logra más que con un grito. Eso si queremos tener alumnos inteligentes, sino
tengamos reclutas, es más fácil.
Carrera Marrr....
Autor: Profesor Miguel Ordoñez