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jueves, 29 de octubre de 2009

El espejo por Sergio Sinay


Cuando no le cortan las piernas, hay que hacerle una felación.
Mientras tanto, él no se hace cargo de nada, jamás, por ningún motivo.

Choca con su auto a una pareja y dice que él no conducía.

Niega ser padre de los hijos que va regando por el mundo.

Está siempre listo a ser usado para las peores causas políticas e ideológicas.

Se droga en un mundial y no pide perdón ni a sus compañeros ni a los hinchas.

Trata de mafioso a Julio Grondona (el dueño del fútbol argentino) y después se abraza con el mafioso.

Ahora, por fin, a buena parte de la sociedad empieza a darle un poco de asco.

Es tarde.

La gran mayoría de esta sociedad lo entronó, le perdonó todo, lo justificó, celebró con él “la mano de Dios”, la celebró mucho más que el otro gol, el que de veras era una obra maestra futbolística.

Era “El 10”, el que nos había dado “alegrías” y, por eso, se le perdonaba todo.

Era “el más grande”.

Los periodistas deportivos (todos) hicieron siempre esto que él les ordena ahora.

Y ahora a algunos les da un poquito de asco.

Otros, muchos, siguen con la felatio micrófono en mano.

Maradona no es un extraterrestre.

Representa fielmente a la sociedad que lo hizo ídolo.

Irresponsable, machista, ventajero, descalificador, intolerante, autoritario.

Antes que enojarse con el espejo, es mejor aplicarse en la tarea de transformar aquello que proyectamos en él.

Cada sociedad produce sus ídolos y sus dirigentes.

Si ahora esta sociedad no se hace cargo de lo que aplaudió o lo que votó, si no se hace cargo con actitudes, con acciones, con hechos, con conductas cotidianas, con valores vividos y no sólo declama-
dos seguirá siendo una comunidad en donde puede más un Maradona, un Kirchner (son sinónimos) o cualquier patota que un millón de seres honestos, leales, empáticos y dignos.


martes, 20 de octubre de 2009

Todo lo que necesité saber, lo aprendí de mi Madre:

En fechas como el Día de la Madre el manipuleo de la misma por las firmas comerciales suele ser muy grande. El envío de mi hermano José Benito que agregamos le pone un poco de humor a la fecha, para contrarrestar tanto marketing.

M.G.

  • Mi madre me enseñó a APRECIAR UN TRABAJO BIEN HECHO: "Si se van a matar, háganlo afuera. Acabo de terminar de limpiar!"
  • Mi madre me enseñó RELIGIÓN: "Rezá para que esta mancha salga de la alfombra."
  • Mi madre me enseñó RAZONAMIENTO: "Porque yo lo digo, por eso... y punto!!!!"
  • Mi madre me enseñó PREVISIÓN: "Asegurate de llevar ropa interior limpia, por si tenés un accidente."
  • Mi madre me enseñó IRONÍA: "Vos seguí llorando, y vas a ver como te doy una razón para que llores de verdad."
  • Mi madre me enseñó a ser AHORRATIVO: "Guardate las lágrimas para cuando yo me muera!!!"
  • Mi madre me enseñó OSMOSIS: "Cerrá la boca y comé!!!!!"
  • Mi madre me enseñó CONTORSIONISMO: "¡Mira la suciedad que tenés en la nuca, date vuelta!"
  • Mi madre me enseñó FUERZA Y VOLUNTAD: "Te vas a quedar sentado hasta que te comas todo."
  • Mi madre me enseño METEOROLOGÍA: "Parece que ha pasado un huracán por tu cuarto."
  • Mi madre me enseñó VERACIDAD: "¡¡Te he dicho un millón de veces que no seas exagerado!!"
  • Mi madre me enseñó MODIFICACIÓN DE PATRONES DEL COMPORTAMIENTO: "Dejá de actuar como tu padre!!!!!"
  • Mi madre me enseñó habilidades como VENTRILOQUIA: "No me rezongues, callate y contestame: ¿por qué lo hiciste?"
  • Mi madre me enseñó LENGUAJE ENCRIPTADO: "No me, no me.... que te, que te...."
  • Mi madre me enseñó técnicas de ODONTOLOGÍA: "Me volvés a contestar y te estampo los dientes contra la pared!!!"
  • Mi madre me enseñó GEOGRAFÍA: "¡Como sigan así los voy a mandar a uno a Jujuy y al otro a La Antártida!"
  • Mi madre me enseñó BIOLOGÍA: "¡Tenés menos cerebro que un mosquito!"
  • Mi madre me enseñó LÓGICA: "Mamá, ¿qué hay de comer?"" ¡COMIDA!"
  • Mi madre me enseñó RECTITUD: "¡Te voy a enderezar de un tortazo!"

¡Gracias mamá!

jueves, 8 de octubre de 2009

El valioso tiempo de los maduros

“Conté mis años y descubrí, que tengo menos tiempo para vivir de aquí en adelante, que el que viví hasta ahora... Me siento ... como aquel chico que ganó un paquete de golosinas: las primeras las comió con agrado, pero cuando percibió que quedaban pocas, comenzó a saborearlas profundamente. Ya no tengo tiempo para reuniones interminables donde se discuten estatutos, normas, procedimientos y reglamentos internos, sabiendo que no se va a lograr nada. Ya no tengo tiempo para soportar absurdas personas que, a pesar de su edad cronológica, no han crecido. Ya no tengo tiempo para lidiar con mediocridades. No quiero estar en reuniones donde desfilan egos inflados. No tolero a maniobreros y ventajeros. Me molestan los envidiosos que tratan de desacreditar a los más capaces para apropiarse de sus lugares, talentos y logros. Detesto, si soy testigo, de los defectos que genera la lucha por un majestuoso cargo. Las personas no discuten contenidos, apenas los títulos. Mi tiempo es escaso como para discutir títulos. Quiero la esencia, mi alma tiene prisa... Sin muchas golosinas en el paquete... Quiero vivir al lado de gente humana, muy humana. Que sepa reír de sus errores. Que no se envanezca, con sus triunfos. Que no se considere electa, antes de hora. Que no huya de sus responsabilidades. Que defienda la dignidad humana. Y que desee tan sólo andar del lado de la verdad y la honradez.. Lo esencial es lo que hace que la vida valga la pena. Quiero rodearme de gente que sepa tocar el corazón de las personas…. Gente a quien los golpes duros de la vida le enseñó a crecer con toques suaves en el alma. Sí, tengo prisa, pero por vivir con la intensidad que sólo la madurez puede dar. Pretendo no desperdiciar parte alguna, de las golosinas que me quedan… Estoy seguro que serán más exquisitas, que las que hasta ahora he comido. Mi meta es llegar al final satisfecho y en paz con mis seres queridos y con mi conciencia. Espero que la tuya sea la misma, porque de cualquier manera, llegarás..."
Mario de Andrade(Poeta, novelista, ensayista y musicólogo brasileño)

martes, 6 de octubre de 2009

¿A quién le importa aprender?

Entre el desinterés y la ignorancia militante

En un reciente artículo periodístico, el escritor español Rafael Argullol comenta el hecho de que algunos de los mejores profesores universitarios de su país están abandonando la enseñanza. Identifica como una de las principales causas de esta preocupante situación el desinterés intelectual que advierten en sus estudiantes. Señala que los profesores no se sienten ofendidos por la ignorancia, sino por ese desinterés que demuestran sus alumnos. Es decir que no sólo comprueban que ignoran por completo nociones esenciales, sino que, fundamentalmente, tal desconocimiento no representa problema alguno para los jóvenes, quienes, dice, "adiestrados en la impunidad ante la ignorancia, no creen en el peso favorable que el conocimiento puede aportar a sus futuras existencias".
Esta situación no es más que el reflejo de un fenómeno generalizado: la indiferencia por el saber que muestra la sociedad que esos jóvenes integran, puesto que hoy se privilegia la utilidad por sobre la verdad. Señala Argullol: "Tras los ojos ausentes -más somnolientos que soñadores de sus jóvenes pupilos- los veteranos ilustrados advierten la abulia general de la sociedad frente a las antiguas promesas de la sabiduría. ¿Para qué preferir el conocimiento, que es un camino largo y complejo, al utilitarismo de la posesión inmediata?". Hemos conseguido contagiar a los jóvenes el clima antiilustrado que caracteriza a nuestra época en la que no se valoran "ni bien ni verdad ni belleza, las antiguallas ilustradas, sino únicamente uso: la vida es uso de lo que uno tiene a su alrededor".
Esa reflexión, que refleja la realidad que se observa en la sociedad occidental actual, justifica en gran medida la crisis de significado que atraviesa la educación. Nos encontramos ante la paradoja de una sociedad que declama la importancia del conocimiento, es más, que se considera a sí misma "sociedad del conocimiento", pero que no valora ese conocimiento e, incluso, no pocas veces lo combate activamente en los hechos concretos.
Muchos jóvenes son el espejo de ese clima que prevalece en la sociedad y, más aún, convierten su desinterés en ignorancia militante, configurando un grupo en expansión que exhibe ese desprecio sin ocultar un cierto orgullo. Se muestran heroicamente resistentes a toda influencia que consideren inútil para la sociedad de uso, hacen gala del hedonismo que ven en sus mayores y, como ellos, desconfían de todo lo que tenga cierto sabor a antiguo. No alcanzan a advertir que la tecnología, a cuyo consumo desenfrenado se los impulsa, reconoce su origen, precisamente, en los fundamentos teóricos que se desarrollaron, con gran esfuerzo, en respuesta al desafío que plantearon a las generaciones anteriores aquellos ideales del conocimiento.
Hace poco, el presidente Barack Obama, de los Estados Unidos, decidió hablar directamente con los escolares al comenzar el ciclo lectivo de este año. Desde una escuela media en Arlington, Virginia, se dirigió por televisión a los alumnos reunidos en todas las escuelas de su país, actitud que generó un interesante debate en la opinión pública, ya que algunos grupos creían ver en ella el propósito de adoctrinar a los jóvenes. En un discurso admirable -que deberían leer las dirigencias de todo el mundo-, les comentó que se había referido en numerosas ocasiones a la educación. Que había hablado de la responsabilidad que tienen los maestros en inspirar a sus estudiantes, alentándolos así a aprender. Que había hecho referencia a la necesidad de que los padres siguieran de cerca el desempeño de sus hijos, controlando que realizaran sus tareas y vigilando que no pasaran todas las horas del día frente a la televisión o a los videojuegos. Que había señalado la responsabilidad que le cabe al gobierno de establecer estándares elevados y de apoyar a los maestros y directivos de las escuelas, mejorando la situación de aquellas que no funcionan adecuadamente y en las que los estudiantes no logran buenos niveles de aprendizaje. "Pero -dijo- en última instancia, aunque contemos con los maestros más dedicados, con los padres más dispuestos a apoyar la labor educativa, con las mejores escuelas del mundo, nada de eso importará a menos que todos ustedes cumplan con sus responsabilidades, a menos que asistan a esas escuelas, a menos que presten atención a esos maestros, a menos que escuchen a sus padres, a sus abuelos, a los demás adultos y, sobre todo, a menos que estén dispuestos a realizar el duro trabajo que se requiere para alcanzar el éxito. Cada uno de ustedes es el responsable último de su propia educación."
Educarse representa una responsabilidad hacia uno mismo porque cada uno tiene capacidad para algo, cada uno tiene algo para ofrecer. "Y ustedes -señaló Obama- tienen la responsabilidad para con ustedes mismos de descubrir cuál es esa capacidad con la que cuentan. Esa es la oportunidad que les proporciona la educación." Enumeró diversas situaciones: "Pueden ser grandes escritores, pero no lo sabrán hasta que escriban ese trabajo que les exigen para la clase de lengua; innovadores o inventores, pero lo descubrirán recién cuando elaboren su proyecto para la clase de ciencias; dirigentes políticos, pero para eso deberán estudiar el gobierno e incorporarse a los grupos de debate. Para cualquier tarea que quieran emprender necesitarán una buena educación? Nadie deja la escuela y simplemente aterriza en un buen trabajo. Para eso necesitarán entrenarse, trabajar y aprender".
Destacó como idea central el hecho de que, además de esa responsabilidad personal, lo que hagan los jóvenes con su educación decidirá el destino de la sociedad en la que viven. "El futuro de los Estados Unidos depende de cada uno de ustedes -señaló el presidente-, porque lo que aprendan hoy en la escuela determinará si nosotros, como nación, podremos hacer frente a los grandes desafíos del futuro? Necesitamos que cada uno de ustedes desarrolle sus talentos, sus habilidades y su intelecto de modo que puedan ayudarnos a los mayores a resolver nuestros problemas más complejos. Si no lo hacen, no sólo se abandonarán a ustedes mismos, sino que estarán abandonando a su país."
"La posición en la que ahora se encuentren -dijo- no tiene por qué determinar qué lugar ocuparán en la sociedad. Nadie ha escrito el destino por ustedes, porque aquí ustedes escriben su propio destino. Ustedes construyen su propio futuro." Y apoyó esta afirmación con un emocionado relato de las dificultades que enfrentó en su propia vida, mencionando los apoyos con los que contó para concretar su sueño y así asistir a las mejores escuelas de su país. En fin, instó a los jóvenes a asumir la responsabilidad por sus propias vidas, a fijarse objetivos para su educación, a comprometerse y trabajar en serio para alcanzarlos, recurriendo a quienes pueden prestarles ayuda.
La preocupación que expresa Obama es la misma que, de otra manera y en una sociedad diferente, planteaba Argullol: la imperiosa necesidad de poner de manifiesto el interés por educarse, de asumir las responsabilidades personales. En los niños y jóvenes en edad escolar ésta se manifiesta en la demostración del interés por aprender. Si quienes se acercan a las instituciones educativas lo hacen carentes de ese interés, todo lo demás será inútil.
Por eso, la tarea que hoy enfrentamos es titánica, pues consiste nada menos que en recrear en los jóvenes ese interés por el trabajo de educarse, en transmitirles la dimensión de su responsabilidad para con ellos mismos y para con la sociedad que integran.
Padres y maestros deberían renovar su alianza para emprender la reconstrucción del interés de sus hijos y sus alumnos por el conocimiento y así emprender la tarea de hacerse humanos. Si esto no se logra, si a las escuelas no asisten alumnos sino clientes o espectadores en busca de entretenimiento, los planes de estudio, las aulas, las computadoras, los libros, carecerán de toda significación. Los niños y los jóvenes dejarán las escuelas habiendo desaprovechado la oportunidad única que les brinda la educación para descubrir y desarrollar sus capacidades. Además, la sociedad en la que vivirán, integrada por ignorantes, jamás llegará a ser la tan declamada pero aún tan lejana "sociedad del conocimiento".

FUENTE: Diario "La Nación". Por Guillermo Jaim Etcheverry