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jueves, 28 de febrero de 2008

Correr: una actividad que agrega vida extra

Salud cardiovascular
Cada hora corrida suma dos horas
NUEVA YORK.- El año pasado, un hombre aparentemente sano, de más de 40 años de edad, murió de un ataque cardíaco durante una maratón en Long Island. Cuando se escucha que alguien sufrió un ataque al corazón mientras corría, de inmediato se asume que es posible que correr sea peligroso para el corazón. Pero, ¿lo es?
La respuesta es algo paradógica. Al correr, una persona, especialmente alguien con una enfermedad cardíaca oculta, es más probable que muera que si esa misma persona estuviera caminando o descansando. Durante la ejercitación vigorosa el corazón puede desarrollar un latido irregular, la presión sanguínea puede subir a niveles peligrosos o una placa de una arteria parcialmente obstruida puede desprenderse e impedir la circulación.
Pero, y éste es un gran pero, fundamentalmente, la gente que corre, incluso la que sufre de factores de riesgo importantes, está menos predispuesta a tener un ataque cardíaco a largo plazo que si no realizara esa actividad física.
Reducir el riesgo
Hace siglos se pensaba que el corazón estaba limitado a un cierto número de latidos y que los que acostumbraban a acelerarlo morían jóvenes. Hoy sabemos que el corazón es un músculo y que al ejercitarlo se lo fortalece. Pero no hay que trabajar demasiado duro para lograrlo. Esto es lo que significa "acondicionar" al corazón mediante la actividad física moderada.
El acondicionamiento se produce al ejercitarse en niveles que hacen que el ritmo cardíaco se ubique dentro de un determinado rango adecuado para cada edad (reste su edad a 220, luego tome el 50 y el 75% de ese número para determinar su ritmo cardíaco adecuado).
Un corazón bien acondicionado puede bombear con 50 latidos la misma cantidad de sangre que el de una persona sedentaria bombearía con 75 latidos. Además, durante el descanso, el latido de un corazón bien entrenado es más lento.
Entre los principales factores que aumentan la posibilidad de desarrollar enfermedad coronaria -causa latente de la mayoría de los ataques al corazón- se encuentran el colesterol alto en sangre, la presión arterial alta, la obesidad, la diabetes y el exceso de estrés.
Lo bueno de realizar ejercicio físico en forma regular es que permite contrarrestar todos estos factores de riesgo. El ejercicio también eleva los niveles de sangre del colesterol HDL (el llamado "colesterol bueno") lo que ayuda a limpiar las arterias de depósitos de grasa. Los únicos factores de riesgo importantes que el ejercicio no puede cambiar son la historia familiar y la edad. Estos dos factores pueden servir de alerta.
Si se tiene una historia familiar de muertes prematuras por enfermedades cardíaca (ataques en familiares directos que ocurrieron antes de los 65 años) o si se está en la mediana edad o más y se ha llevado una vida bastante sedentaria durante años sería oportuno realizarse exámenes médicos antes de comenzar a correr.
Mi padre no sabía esto en 1967 cuando intentó correr por primera vez. Su padre y su tío habían tenido ataques cardíacos cuando tenían alrededor de 55 años. Y aunque mi padre siempre había estado físicamente activo (caminatas enérgicas y natación eran sus actividades en la mitad de su vida) tuvo un ataque al corazón alrededor de una hora después de su primera carrera.
Alguien que hubiera debido saber más, sin embargo, fue James F. Fixx, que murió de un ataque al corazón cuando corría el 20 de julio de 1984. Como autor de "El libro completo para correr", Fixx era un símbolo internacional de la revolución del jogging. Pero también tenía una historia familiar de enfermedad cardíaca, su padre había muerto de un ataque a los 43 años. El mismo había experimentado síntomas cardíacos semanas antes de su muerte, síntomas de uno o más ataques menores que él ignoró.
La autopsia reveló que a pesar de estar físicamente activo Fixx tenía una avanzada enfermedad coronaria, una arteria bloqueada en un 99%, otra un 80% obstruida y una tercera en un 70%; en suma, un ataque al corazón que esperaba el momento en que debía ocurrir.
Para tomar en cuenta
En el transcurso de casi todas las maratones uno o más corredores se desploman con un ataque cardíaco y algunos mueren. El calor y la deshidratación a menudo son factores desencadenantes.
En 1987, un estudio de ataques cardíacos y muertes súbitas en los corredores mostró que el 81% de las víctimas había ignorado síntomas de aviso.
La lección en estos casos es que hay que tomar precauciones razonables contra la muerte súbita:
  • Asegúrese no tener factores de riesgo aunque estén bajo control, especialmente fumar.
  • Si se ha sido sedentario por muchos años o se tienen dudas sobre el bienestar cardíaco, realícese un chequeo previo. Pero recuerde que pasar un test de fuerza no es garantía de salud cardíaca.
  • Establezca un programa de entrenamiento razonable especialmente con mucha anticipación antes de un acontecimiento. Todos sus músculos, no sólo su corazón, necesitan estar en forma para el esfuerzo.
  • Corra o camine a su ritmo (las maratones son carreras sólo para unos pocos atletas jóvenes).
  • Permanezca bien hidratado primero con agua, luego con una bebida para deportistas si transpira mucho o si se ejercita dos o más horas.
  • Preste atención a los signos de advertencia. Si siente molestias en el tórax o dolor que pudiera ser un síntoma de insuficiencia coronaria durante la actividad, deténgase inmediatamente y busque atención médica.

Los síntomas que no deben ser ignorados incluyen palpitaciones, dolor, presión o molestia en el pecho, mareos, falta de aliento y náusea. Además, si durante la ejercitación normal encuentra que se fatiga y le falta el aire sin razón aparente, eso es señal de que debe ser examinado.

Ganar años de vida

La gente con enfermedad cardíaca avanzada está en riesgo de morir repentinamente ya sea que se ejercite o no. Pero mientras el ejercicio vigoroso puede precipitar un ataque cardíaco durante la realización del mismo y hasta una hora después, la actividad física regular es importante para prevenir la muerte súbita.

Un estudio realizado en Seattle sobre personas que murieron repentinamente mostró que las que no tenían diagnosticada una enfermedad al corazón estaban más predispuestas a morir durante la ejercitación, pero que disminuía el riesgo general de muerte súbita si se ejercitaba regularmetne. En otras palabras, si los que tenían enfermedad cardíaca evitaban el ejercicio su riesgo toal de muerte súbita aumentaría en lugar de disminuir.

A partir de un estudio sobre 7620 corredores de Rhode Island se calculó que un corredor de edad media sin enfermedad cardíaca conocida que hubiera corrido durante más de un año tenía menos posibilidades de morir repentinamente que otro no corredor que había manejado duratne ese año.

A largo plazo, varios estudios encontraron que correr agrega años de vida. Sobre todo cada hora que se pasa ejercitando (hasta 30 horas por semana) agrega alrededor de dos horas a las expectativas de vida de una persona, según un estudio de Harvard que estudió las muertes de 17.000 hombres durante más de dos décadas.

Aún aquellos que comenzaron a realizar actividad física hacia la mitad de sus vidas tenían un 23% de riesgo más bajo de muerte en lo siguientes 20 años. Las actividades de resistencia como correr, andar en bicicleta, nadar, caminar enérgicamente, realizar cross-country, ski, aportaban los mayores beneficios y agregaban seis años de expectativa de vida comparados con aquellos que prefieren tirarse en un sillón.

Por Jane E. Brody

De The New York Times

Traducción: María Elena Rey

martes, 26 de febrero de 2008

¿Sirena o Ballena?

Hace un tiempo, se vio por las calles de San Pablo un afiche de una de las cadenas de gimnasios más renombradas del Brasil, con la foto de una chica escultural y la siguiente frase:
“¿Este verano qué querés ser: sirena o ballena?”
Una mujer de San Pablo (cuyas características físicas nunca trascendieron) le envió este mail a la empresa como respuesta:
“Las ballenas están siempre rodeadas de amigos. Tienen una vida sexual activa, se embarazan y tienen ballenitas de lo más tiernas. Las ballenas amamantan. Son amigas de los delfines y se lo pasan comiendo camarones. También juegan en el agua y nadan por ahí, surcan los mares, conocen lugares maravillosos, como los hielos de la Antártida y los arrecifes de coral de la Polinesia. Las ballenas cantan muy bien y hasta tienen CD grabados. Son enormes y casi no tienen predadores naturales. Las ballenas tienen una vida bien resuelta, son amadas y hasta tienen organizaciones internacionales que se ocupan de sus problemas.
Las sirenas no existen. Si existieran, vivirían en permanente crisis existencial. “¿Soy un pez o soy un ser humano?”, se preguntarían. No tienen hijos, pues matan a los hombres que se encantan con su belleza. Y no tienen por dónde hacer el amor. ¡Por Dios!. Son bonitas sí, pero tristes y siempre solitarias.
¡Prefiero ser ballena!; si me quedaba alguna duda, ya quedó desterrada.
En estos tiempos de mujeres anoréxicas y bulímicas, en que la prensa, las revistas, el cine y la tele nos meten a la fuerza en la cabeza que sólo las flacas son bellas, este mensaje trae nuevas esperanzas a las ballenitas y, ¿por qué no?, a las sirenitas que no descansan un segundo pensando en su apariencia exterior.
Yo prefiero disfrutar un helado junto a la sonrisa cómplice de quien me acompaña, una copa de vino con un hombre que me haga vibrar y una pizza exquisita con amigos que me quieren por lo que soy, no por cómo luzco”.

jueves, 21 de febrero de 2008

Los riesgos de la lucha

En la vivencia real de nuestros vínculos, solemos elegir la opción “lucha” o “competencia” contra otro. Todo parece ser lucha para o luchar por. No se advierte que esa es la base del sufrimiento. Vivir con otros, entre otros, es el arte de armonizar las diferencias. En consecuencia, debemos crear campos de comprensión en vez de campos de lucha. Campos de juego, confraternidad y competencia con uno mismo para ser mejor; mucho más que campos de competencia desalmada y chauvinista. En ese sentido, el fútbol, nuestra gran pasión nacional, en vez de darnos, como suponemos, nos quita.
Los desafíos se llaman aceptación y comprensión de las diferencias de género, armonizar lo diverso de cada uno en el marco de la compartida humanidad, la solidaridad con el diferente o con aquel que, en un determinado aspecto, tiene menos posibilidades. Difíciles desafíos, por cierto, en una sociedad de consumidores, que enaltece el culto del yo y en la cual el otro puede ser el rival a vencer.
Mariano Giraldes

Para los hombres, vivir más de 90 tiene sus secretos

Según un estudio en Boston

Hay cinco claves para tener en cuenta

NUEVA YORK (The New York Times).- Vivir más de 90 años, y vivir bien, no se debería solamente a tener buenos genes y buena suerte. Cinco comportamientos observados en hombres mayores están asociados no sólo con llegar a una vejez extrema, según descubrió un nuevo estudio, sino también con una buena salud y un funcionamiento independiente.
Estos comportamientos son abstenerse de fumar, controlar el peso y la presión sanguínea, ejercitarse regularmente y evitar la diabetes. El estudio muestra que todos ellos están significativamente relacionados con la supervivencia saludable más allá de los 90 años.
Aunque no sorprende que elecciones tales como no fumar estén asociados con una vida más larga, es significativo que estos comportamientos en los años de la madurez precoz –todos ellos modificables- permitan predecir tan fuertemente la supervivencia hasta la vejez extrema.
“El mensaje –dijo el doctor Laurel B. Yates, geriatra del Brigham and Women’s Hospital, de Boston, autor principal del estudio- es que un individuo tiene algún control sobre su destino en relación con lo que puede hacer para mejorar la probabilidad no sólo de vivir una larga vida, sino también con buena salud y un buen funcionamiento en los días de la vejez.”
El estudio siguió a más de 2300 hombres saludables durante un cuarto de siglo. Cuando comenzó, en 1981, el promedio de edad de los sujetos estudiados era de 72 años.
Los hombres respondieron a cuestionarios anuales acerca de cambios en su salud y estilo de vida, y los investigadores les tomaban pruebas de sus funciones físicas y mentales. Al final del estudio, publicado en la revista Archives of Internal Medicine, 970 hombres habían llegado a los 90 años.
No había menos enfermedades crónicas entre los sobrevivientes que entre aquellos que murieron antes de los 90 años. Pero después de controlar las variables, los fumadores habían tenido el doble de riesgo de muerte antes de los 90 comparados con los no fumadores; los que tenían diabetes habían incrementado su riesgo de muerte en un 86%; los obesos, en un 44%, y los que tenían hipertensión, en un 28%.
Comparados con hombres que nunca hacían actividad física, los que se ejercitaban habían reducido su riesgo de muerte en un 20 a 30%, dependiendo de la frecuencia y el vigor con que lo hacían.
Un segundo estudio también publicado en la misma revista sugiere que algunos de los más añosos sobreviven no porque eviten enfermarse, sino porque viven bien a pesar de la enfermedad. El estudio, del que participaron 523 mujeres y 217 hombres de entre 97 y 119 años de edad, mostró que una gran proporción de aquellos que vivieron tantos años sin asistencia o con asistencia mínima lo hizo aun padeciendo enfermedades crónicas durante muchos años. En otras palabras, en vez de demorar la enfermedad, demoraron la discapacidad.
Dellara Terry, autora principal de este estudio, dijo que sus resultados muestran que la edad avanzada y las enfermedades crónicas no son una razón para dejar de brindar tratamiento.
FUENTE: Diario La Nación 20/02/08

viernes, 15 de febrero de 2008

¿Clientes, alumnos o usuarios?

Desde hace muchos años una parte de mis actividades profesionales las cumplo en un gimnasio. Frecuentemente me he planteado el siguiente interrogante: ¿Son los asistentes a un gimnasio privado alumnos, usuarios o clientes?. No es una pregunta de fácil respuesta porque seguramente algunos de ellos pueden ser ubicados en cualquiera de esas categorías. Y otros, quizás, tengan algo de todas ellas. De cualquier manera es frecuente que el Día del Maestro y también a la semana siguiente, en el Día del Profesor, los “asistentes” saluden a aquellos que les dan sus clases. El texto que sigue fue colocado en cartelera, en último mes de octubre, con el objetivo de poner sobre el tapete el interrogante del título.
“El día del maestro puede servir como disparador de reflexiones sobre el aprender y el enseñar. Aprende aquel capaz de vencer su narcisismo y maravillarse ante la aventura del conocimiento. Enseña y es un maestro, aquel capaz de facilitar a otros ese camino del descubrimiento. Por ejemplo el descubrimiento de su propio cuerpo como aspecto distintivo de su identidad y como motor de salud, vínculo y aprendizaje.
No es, por cierto lo mismo, aunque se confunda frecuentemente, enseñar que trasmitir. Se puede enseñar muy bien una técnica, pero sólo trasmite un saber el que al hacerlo traslada su mundo de valores, su interpretación de la realidad, la sociedad y la cultura. Aquel capaz de resaltar lo trascendente del respeto por el otro, por su subjetividad y por su mundo de significaciones y de sentidos. Puede enseñar brillantemente un profesor pero sólo trasmite un maestro. Ese que al enseñar trasmite su propio ser.
Si aprender se comprende de esta manera, podemos sacar, al menos, dos conclusiones:
1. El primero que debe seguir maravillándose ante todo lo inmenso del conocimiento es el mismo maestro.
2. Que para que el maestro aparezca debe aparecer el alumno. Esto significa que, el que enseña, en muchas situaciones, puede preguntarse...¿ Qué hago cuando el que tengo enfrente no quiere aprender y menos que le trasmitan algo? ¿ Cuando lo que quiere es un buen servicio o consumir un producto?
Bien, así llegamos al núcleo central de lo que quiero compartir con ustedes. Los maestros tenemos una lógica pedagógica grabada a fuego en nuestros genes, que nos lleva a querer enseñarle y trasmitirles saberes del cuerpo a todo lo que se nos ponga por delante. Y a predicar que el esfuerzo autoelegido es de inmenso valor en la formación de una persona. Lógica ésta que se da muchas veces de patadas con la lógica de los consumidores. Que no quieren que les trasmitan nada, sino que se satisfagan sus deseos lo más rápidamente posible. Inclusive no suelen querer la verdad, quieren que se les diga aquello que quieren escuchar.
¿Esto significa que los consumidores, usuarios o clientes, aquellos que suponen que no hace falta otra cosa más que una buena clase de gimnasia, no tienen cabida entre nosotros, al no pertenecer al grupo de aquellos que cada noche solo se alegran si ese día han aprendido algo? ¿Que son sapo de otro pozo o que están equivocados?

NADA MÁS ALEJADO DE LO QUE PIENSO
Mariano Giraldes

Un mito a derrotar

El ejercicio no contrarresta los efectos de fumar
Con la fuerza de los mitos, suele suponerse que si se va dos veces por semana al gimnasio o se trota en la plaza, se controlan los daños que produce el cigarrillo. Es un craso error. Tabaquismo y actividad física, reunidos, lo único que consiguen es poner en riesgo el corazón y los pulmones.
La lista de problemas de rápida aparición que provocan, durante el ejercicio, los residuos del monóxido de carbono incluye desde broncoespasmos y falta de oxigenación suficiente de los tejidos, hasta la aceleración exagerada y peligrosa de los latidos cardíacos y la respiración para la actividad que se realiza. Sucede que entre los efectos del monóxido de carbono se encuentra el restarles a los glóbulos rojos el 15 % de su capacidad de transportar oxígeno por el organismo.
Esto puede lesionar el corazón y afectar el sistema circulatorio. Y es un factor causal del aumento del riesgo de enfermedad coronaria en los fumadores.
Para el doctor César Di Gaiano, presidente de la Unión Antitabáquica Argentina, la utilidad del ejercicio para reducir los efectos nocivos del tabaquismo es uno de los “falsos conceptos” que se instalan en la sociedad, “porque carecemos de normas claras de salud pública que la preserven”. La Argentina no ratificó aún el Convenio Marco de la Organización Mundial de la Salud para el control del tabaco.
“Fumar es uno de los diez factores de riesgo cardiovascular, pero hacer ejercicio no hará que disminuyan sus efectos sobre la salud. Hay que dejar de fumar y hacerse los estudios indicados. Precisó Di Giano-. Este tipo de falsas asociaciones no hacen más que confundir a la población y reforzar la adicción”.

Fuente: Diario La Nación 14/02/08

martes, 12 de febrero de 2008

El cerebro de la anorexia

MADRID.- Su mente no funciona como la de los demás. Sus respuestas ante el placer y la recompensa están alteradas y se preocupan más de lo normal por las consecuencias de sus acciones. Según un trabajo, las personas que poseen estas peculiaridades son más propensas a desarrollar comportamientos obsesivos que desemboquen, por ejemplo, en la anorexia.
"Este temperamento tiene algunos rasgos positivos. Ser detallista y perfeccionista son aspectos constructivos en carreras como la medicina o la ingeniería. Pero llevado al extremo, este pensamiento obsesivo puede ser dañino, que es lo que ocurre en la anorexia", explica el director del estudio, Walter Kaye, especialista en psiquiatría de la Universidad de Pittsburg (Estados Unidos).
El sistema de recompensa del cerebro está formado por varias estructuras que regulan y controlan el comportamiento. Su función es estimular la práctica de determinados hábitos necesarios para la supervivencia, como comer. Ante las acciones de un sujeto, este sistema produce una respuesta positiva o negativa, un refuerzo para que se repita o no ese acto.
En el trabajo dirigido por Kaye, que aparece en el último número de 'The American Journal of Psychiatry', 13 mujeres que habían superado la anorexia nerviosa y 13 que nunca la habían padecido realizaron un sencillo experimento para detectar posibles diferencias en la actividad cerebral.
El ejercicio consistía en adivinar si un número oculto era mayor o menor de cinco. Por cada respuesta correcta recibían dos dólares, por cada fallo perdían uno y si superaban el tiempo de respuesta sin contestar se les quitaba medio dólar. Una vez 'hecha la apuesta' aparecía en la pantalla la suerte que habían tenido. Mientras tanto, se analizaban sus cerebros por medio de un escáner.

Sistema de recompensa alterado

Las participantes sanas mostraron un patrón normal de activación del sistema de recompensa, con diferencias marcadas entre una respuesta buena y una mala. Sin embargo, el de las que habían tenido anorexia no distinguía entre ganar y perder. Esta anomalía podría explicar la incapacidad para experimentar el placer y el ascetismo que a menudo presentan estos pacientes.
"Esto influye en el disfrute de la comida –explica Kaye-. Para los anoréxicos es posible que sea difícil valorar el placer inmediato si no se distingue demasiado de una experiencia negativa". Además, indica que las personas que sufren esta enfermedad "no son capaces de identificar el significado emocional de un estímulo, algo importante para comprender por qué es tan difícil que se adhieran a un tratamiento", señala el estudio.Por el contrario, la actividad en otra región cerebral, el núcleo caudado, era exagerada. Esta estructura se activa cuando el individuo precisa de una estrategia para lograr un objetivo, cosa innecesaria en este experimento dada la intervención del azar. Este fenómeno refleja una preocupación excesiva por cometer errores, por las consecuencias de sus actos.
Los resultados señalan que "los cerebros de las personas con anorexia son distintos" y estas diferencias "persisten durante toda la vida". "Es posible, con mucho trabajo, hacer que vuelvan a comer pero en el fondo de sus mentes parece haber diferencias biológicas que no desaparecen", concluye Kaye.
Dado el diseño del estudio, y que las participantes no padecían en ese momento la enfermedad sino que la habían superado, los autores no pueden asegurar a ciencia cierta que las anomalías observadas contribuyan a la aparición de la anorexia o sean simplemente sus 'cicatrices'. No obstante, existen datos procedentes de otras investigaciones que apuestan más por la primera.
FUENTE: El Mundo - España 25/12/2007

jueves, 7 de febrero de 2008

"Los argentinos estamos condenados al éxito"

La idea de que estamos condenados al éxito ha dejado de ser verdad hace mucho tiempo. Por lo menos desde el momento en que se comprendió que la posesión de recursos naturales era insuficiente en el marco de una sociedad incapaz de trabajar en equipo, respetar reglas o firmar contratos basados en la confianza mutua. Suena duro, pero nuestro país es uno de los fracasos más estentóreos de la historia de las sociedades actuales.
Mariano Giraldes

La violencia y las artes marciales

Se puede vencer peleando,
se puede vencer antes de pelear,
pero lo mejor de todo es vencer sin pelear
Que la violencia ha ido ganando espacio en nuestras vidas no es algo que pueda pasar desapercibido. Existe en muchas formas.
La verbal, se advierte en la mayoría de los medios de comunicación, tanto radiales como televisivos, donde muchos locutores han perdido las normas básicas de la comunicación y parecería ser que si no insultan y agreden tanto al entrevistado como a la persona que está del otro lado del receptor, no están haciendo periodismo. Lamentablemente, en casi toda la población sin importar el nivel social, la agresión verbal es cotidiana.
Desde los centros de poder se ejerce la mentira como algo natural, e instauran la violencia en la población como parte ineludible de hacer política.

La forma más directa de violencia: la física.

Es significativo como han ido cambiando las motivaciones de las personas que se acercan a los institutos donde se enseñan artes marciales. Hasta hace algunos años, los intereses eran bastante variados, bajar de peso, hacer algo de gimnasia, pertenecer a un grupo deportivo, y fundamentalmente aprender las técnicas y filosofía del arte marcial y a defenderse. Este último punto era el más solicitado tanto por los padres de los futuros alumnos infantiles, como por los adolescentes y adultos que iban por su propio interés. Pero, siempre hay un pero que ayuda a confundir las cosas que uno tenía medianamente en claro. Hoy en día y desde hace algunos años, tanto los padres como muchos de los propios interesados cuando se acercan al gimnasio (dojan o dojo*) para averiguar sobre la práctica de un arte marcial, su mayor preocupación es saber en cuanto tiempo van a aprender a pelear y pegar. Sin lastimar...se.
Ayudadas por las malas series de T.V. y peores películas, por un lado, y por la realidad violenta que nos rodea por otro, parecería ser que los últimos argumentos son los válidos. No estarían equivocados estos códigos si no fuese que una de las mayores diferencias que tienen las artes marciales con otros deportes consiste en reales y profundos códigos morales que las sustentan. Sin importar sus diferencias de técnicas y procedencia, todas ellas hacen hincapié en ese aspecto . Casualmente, a los mismos códigos se les da importancia en los deportes donde la agresión y la violencia son parte del juego. Hasta cierto límite puede decirse que es necesaria. Tomemos como ejemplo el rugby o la lucha greco romana. Parecería ser que en las actividades donde la violencia está aceptada y controlada por las reglas del juego, sus practicantes son respetuosos de sus rivales. Si tomamos el rugby como ejemplo vemos que una vez finalizado el partido en muchas ocasiones los perdedores aplauden al equipo victorioso. Sin olvidar el famoso tercer tiempo.
En todas las artes marciales uno de sus principales enunciados es que se debe practicar el auto control. Para entrenar en el combate se debe emplear cierta cuota de violencia, ya que de lo que se trata es de aprender a combatir... para no pelearse ni dentro ni fuera del dojan.
Visto desde afuera y sin conocer de los fundamentos de un arte marcial, parecería que los practicantes se agreden sin clemencia, pero difícilmente los alumnos se lastimen, ya que al practicar el combate se requiere velocidad, precisión y, fundamentalmente, control al efectuar los ataques.
Y creo que aquí es donde reside otra importancia de la práctica de un arte marcial: lo que constantemente se practica, más que los ataques y defensas, es el autocontrol. Cuando un alumno avanzado practica con un principiante éste es cuidado por el compañero más avezado. Además de las distintas técnicas de ataques y defensas lo que el alumno novato practica al saberse cuidado, es también cuidar a su compañero, y de a poco sin que sea una práctica consciente, logramos incorporar a nuestros hábitos cotidianos el auto control. Necesario dominio que comienza a través del cuerpo y que permite no lastimar al compañero de prácticas. Cuidarlo y comprometerse con ese otro. Que no es poco.
Creo que respetando las edades de maduración motriz, las artes marciales pueden ser un elemento muy valioso en la ayuda de la formación del carácter de los niños y adolescentes, no sólo por los ya mencionados efectos sobre la violencia y la agresión o por el autocontrol que requieren. Sino que las artes marciales exaltan en sus prácticas valores tales como cortesía, integridad, perseverancia y espíritu indomable. Estos cinco puntos son las bases filosóficas del taekwon-do. En otras disciplinas los objetivos son similares.
En todas las artes marciales además, está presente el respeto al que más sabe y también al que tiene menor nivel técnico. No hay que confundir el respeto con el temor ni suponer que solamente se respeta al cinturón negro (experto). Siempre tenemos cosas que aprender y que con el tiempo, vamos a poder enseñar.
En definitiva de lo que se trata el entrenamiento de un arte marcial es de poder transferir a la vida cotidiana hábitos de la práctica, más allá de la calidad del golpe que uno haya desarrollado. Si logramos que los alumnos respeten a las otras personas por lo que son y no por lo que nos puedan llegar a hacer, creo que habremos dado un gran paso en erradicar la violencia que nos rodea.
Roberto Sánchez Cardama
7° Dan de taekwon-do

(*) Dojan o dojo es el lugar de práctica y la denominación depende del país de origen del arte marcial. La primera es de origen coreano y la segunda de origen japonés.

martes, 5 de febrero de 2008

Blogs o el espectáculo del yo

Este artículo aparecido en el diario Clarín plantea distintos puntos de vista sobre el valor aparente y real de los blogs.
Es interesante para todos aquellos que nos estamos comenzando a familiarizar con esta herramienta.
Blogs o el espectáculo del yo
Los hombres que daban forma a una generación literaria podían ser encontrados, en otros tiempos, sentados en cafés estratégicos y sacando filo o espoleta a un manifiesto más o menos tremebundo, cuanto menos quejoso e invariablemente urgente.
Si algún destino existía para ellos, se resumía en fama u olvido. Las revistas culturales solían ser portavoces, o altavoces, de las intenciones grupales, es decir engranajes esenciales de su cadena de distribución. Hoy, además, hay blogs en Internet, cuyos precursores fueron las secciones concedidas por los diarios a las letras y las bellas artes, “espacios” luego confirmados por la televisión.
El blog “de ideas” ya es una institución de la cultura y los debates actuales en torno a su consistencia ontológica y técnica suponen una trifulca altisonante acerca de sus incumbencias, no menos que por la porción de prestigio e influencia que otros medios ya consagrados o habituales necesariamente han de ceder. No obstante, se sabe que de tales grupos literarios o intelectuales la posteridad picotea, a lo sumo, algún autor, algún título, si es que lo hace.
La causa de la preferencia por ciertos “soportes” de ideas, sea en papel o en pantalla, difícilmente será encontrada en el contenido, siempre perecedero, sino en la potencia articuladora y amplificadora de su forma técnica, que es mayor, incluso inmensa, a las posibilitadas por una revista o un libro.
A juzgar por las “visitas”, los lectores se multiplican como peces, en el supuesto de que los números computados por el “contador” del sitio informático signifiquen algo. En todo caso, los números altos de tirada de edición siempre han significado éxito, y no valor.
De Internet se dice que es una “revolución”, palabra que ha demostrado ser un concepto productivo, además de coartada y consigna. En su momento, también la invención del automóvil modificó “el soporte” y la celeridad de la circulación de la carga humana sin cambiar por ello el lugar de destino ni el motivo de la cita: fábricas, oficinas, ventanillas para trámites, complejos turísticos. Lo importante era la circulación en sí misma, y la novedad. Por debajo, sosteniéndolas, una enorme trama de intereses económicos y políticos.
En fin, que no faltó el exaltado que calificó al zapping de manivela libertaria de la audiencia. Ahora, al igual que cien años atrás, se cree que el desinterés o el escepticismo por los símbolos del “progreso” es una actitud poco menos que bárbara, parecida a la de esa gente que afea el paisaje urbano por no respetar los dictados de la moda. Es inevitable que cada época se ilusione con sus juguetes nuevos.
Nada a objetar: los sitios informáticos de ideas son tan útiles y significativos como lo eran las revistas y las bibliotecas. Pero suponerlos un trastrocamiento revolucionario en el orden de la cultura es el tipo de exageración enfática que suele acompañar a los discursos de sobremesa. Lo cierto es que el contenido raramente confirma otra cosa que no sea la apoteosis y el espectáculo del “yo”, esa antigua muletilla de la vanidad y el narcisismo. Internet podrá parecerse a una galería de espejos deformantes, pero la retórica circulante se remite a un pronombre personal.
Ya es bastante difícil escribir dos o tres buenos ensayos o ficciones al año. La sola idea de publicarlos tres veces al día da vértigo, salvo que la opinión, por sí misma, haya devenido en género literario hegemónico, no menos que el carneo, el vómito y la maledicencia, juicios soeces que abundan en ese módico circo romano aunque sin el gracejo que el ingenio popular suele dejar en las paredes de los mingitorios públicos.
Esta época espera que cada hombre y cada mujer, cada niño y cada anciano, sean ricos o pobres, se transformen en “emisores”. ¿De qué? Eso carece de relevancia, puesto que la experiencia inmediata del mundo se ha vuelto tan fugaz como una primera plana de periódico. Y por cierto, que los matutinos debatan la naturaleza de estos sitios informáticos es algo muy natural, puesto que nada hay más parecido a un diario que un blog con pretensiones culturales. Ambos han de ser llenados todos los días.
El blog, al igual que antes la revista de cenáculo, es menos una herramienta generacional que una tradición moderna: hay que hacer algo de ruido allí abajo para que los de arriba hagan lugar a las nuevas generaciones, si es que éstas mismas no son otra cosa que un abuso académico de fechas de nacimiento concordantes. El barullo ha de ser lo más sonoro posible, pues hay gente aún más joven en las gateras exigiendo inclusión social. Quizás por eso la edad de los pregones más entusiasmados por la novedad técnica suele estar más cercana al nicho del cementerio que a la sala de partos del hospital.

Christian Ferrer
Sociólogo, Docente UBA
FUENTE: Clarín, 30 de enero de 2008. Edición impresa. Suplemento Opinión.